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Política

A Sánchez se le ha visto el plumero

El Gobierno se ha visto obligado a rectificar su política hacia Cataluña después de varios días de fuertes críticas, desde fuera y desde dentro de su propio partido. Sin embargo, lejos de romper las negociaciones con los independentistas, el Ejecutivo ha decidido aparcarlas "de momento" y no mezclarlas con la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado, cuya admisión a trámite se vota en el Congreso de los Diputados la próxima semana.

Esta rectificación llega tras su propuesta de buscar un "relator" que facilite el diálogo con los independentistas. Pero, ojo, eso no significa que el Gobierno abandone su idea de crear esa figura: simplemente ha decidido dejar para otro momento las cuestiones políticas y centrarse por ahora en las económicas.

Y ahí está precisamente la clave del asunto. Lo grave de todo lo que ha pasado esta semana no ha sido que el Gobierno se inventara una figura absurda para encauzar el diálogo con los soberanistas, sino que ha quedado demostrado que en su negociación con ERC y el PDeCAT se estaban debatiendo todos los temas a la vez, poniendo los Presupuestos del Estado a la misma altura que la soberanía nacional y mezclando temas económicos con políticos.

La prueba de ello es que la idea del relator fue improvisada por la vicepresidenta Carmen Calvo el pasado martes tras anunciar el lunes los 'indepes' que presentarían una enmienda a la totalidad de las Cuentas públicas. El Ejecutivo cayó en la trampa y cedió al chantaje, vinculando así la aprobación de los Presupuestos al avance de una mesa política sobre la relación de Cataluña con el resto de España.

Los Presupuestos, en duda

Tras las críticas recibidas, el Gobierno ha decidido aparcar las cuestiones políticas y ha anunciado que estos días se centrará sólo en la aprobación de los Presupuestos. Se ha dado cuenta de que no se deben mezclar ambos temas, aunque con ello corra el enorme riesgo de que los independentistas no le permitan admitir a trámite las Cuentas.

En resumen. Ni el Gobierno ha roto el diálogo con los independentistas, ni abandona su idea de que haya un relator en las conversaciones. Simplemente se paraliza el plan previsto porque media España ha pillado el truco, sobre todo pesos tan pesados en el PSOE como Felipe González o Alfonso Guerra.

Y mención aparte merece la vicepresidenta Calvo, encargada de las conversaciones con los independentistas y principal artífice del desaguisado de esta semana. En una nueva y surrealista rueda de prensa, Calvo ha intentado este viernes sacar los pies del tiesto, pero sin mucho éxito. No se sabe si ha sido por un deliberado deseo de ambigüedad o si es que ella es incapaz de hablar más claro, pero el caso es que nadie sabe muy bien qué es lo que ha querido decir.

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