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Política

Sánchez mantendrá a Calvo de vicepresidenta para hacer de contrapeso a Iglesias

El presidente y la vicepresidenta del Gobierno en funciones Pedro Sánchez y Carmen Calvo, sentados en su escaño en el Congreso.

Pedro Sánchez necesita un "contrapeso" en el Gobierno a la potente figura simbólica del que va a ser vicepresidente social del Ejecutivo, Pablo Iglesias, y Nadia Calviño no lo es. La llamada a ser vicepresidenta económica es una figura muy respetada en la UE -fue directora general de Presupuestos- y entre el empresariado por su ortodoxia, pero "carece de perfil político suficiente" para medirse con el secretario general de Unidas Podemos, admiten a Vozpópuli fuentes socialistas.

Por eso, el presidente en funciones tiene intención de mantener a Carmen Calvo como vicepresidenta y, lo que es más importante, como ministra de la Presidencia, es decir, que es quien seguirá coordinando las reuniones de la poderosa Comisión de Subsecretarios los miércoles, donde se decide qué va y qué no en el orden del día de los Consejos de Ministros los viernes.

Llamó la atención este martes que Calvo, quien ha tenido sus más y sus menos con el director de gabinete del presidente, Iván Redondo, no estuviera en la foto del acuerdo PSOE-Podemos en el Congreso -tampoco el número tres del partido y ministro de Fomento, José Luis Ábalos-. Pero es verdad que tiene su explicación porque el mismo lunes, tan solo horas antes de que Sánchez e Iglesias se vieran en secreto en La Moncloa, la 'número dos' del gabinete socialista no se cortó a la hora de meter el dedo en el ojo de los morados:

En Podemos culpan a Carmen Calvo, en buena medida, del fracaso de las negociaciones para formar gobierno tras el 28 de abril por actitudes como esa en la fallida negociación con Pablo Echenique de julio, como "manipular" una propuesta morada para hacerla pasar como ultimátum.

La formación morada no quiere, en definitiva, que Calvo haga sombra a Iglesias, por lo que intentó, al parecer sin éxito, patrocinar entre bambalinas que Sánchez la colocara de presidenta del Congreso en la legislatura que va a comenzar, en sustitución de Meritxell Batet.

Los ministerios van a funcionar como "compartimentos estancos" para evitar los problemas de la negociación en julio

Pero el hecho de que en la propuesta de organigrama que los socialistas han remitido a Podemos haya tres vicepresidencias confirma la tesis de que Calvo va a seguir controlando el siempre todopoderoso Ministerio de la Presidencia en el complejo de La Moncloa. Ahora habrá que ver el reparto de competencias entre ministerios, la letra pequeña del pacto.

Porque eso fue lo que hizo descarrilar la negociación de investidura en julio. Entre otras razones, aseguran fuentes de Podemos, porque Calvo se movió in extremis para no perder la competencia en Igualdad dentro del gabinete. Ahora, la decisión es que los ministerios funcionen como "compartimentos estancos", esto es, que no haya un ministro del PSOE con secretarios de Estado y subsecretarios de Podemos, y viceversa.

Según algunas fuentes, esa fue la solución de compromiso pactada en la reunión del lunes por la tarde por Pedro Sánchez y Pablo Iglesias, previa a la negociación entre Iván Redondo, Adriana Lastra e Irene Montero que trajo como consecuencia el preacuerdo que luego firmaron los dos líderes con solemnidad en el Congreso de los Diputados.

Evitar 'dos gobiernos'

Algunas fuentes socialistas creen que esa decisión tiene riesgos de que en realidad haya 'dos gobiernos', evocando el fracaso en Galicia del ejecutivo de coalición de Emilio Pérez Touriño y el BNG de Anxo Quintana o el tripartito del PSC con ERC e Iniciativa per Catalunya en la Generalitat de Cataluña, primero con Pasqual Maragall y luego con José Montilla.

Precisamente, el mantenimiento de Calvo al frente de la maquinaria del Gobierno, esto es, en la Comisión de Subsecretarios de los miércoles, es interpretada por estos sectores como un intento de Sánchez de garantizarse el control férreo y "previo" de las decisiones para evitar precisamente esas dos situaciones, que acabaron llevando al PSdeG y al PSC a la situación de postración política que todavía hoy sufren en sus comunidades.

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