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Política

Sáenz de Santamaría cuenta con Maíllo y Arenas para doblarle el pulso a Casado

Soraya Sáenz de Santamaría muestra su voto.

Arranca la segunda fase de las primarias del PP sin voluntad de entendimiento entre los dos finalistas. Pablo Casado ha renunciado a todas las sugerencias que le envía su rival, desde la integración de su gente, la colocación de sus leales y el cargo de secretario general del PP si Soraya Sáenz de Santamaría consigue la presidencia.

No hay posibilidad de entendimiento ni armisticio. Casado confía en que el respaldo de Dolores de Cospedal. Ya apartada del combate, resultará decisivo a la hora de sumar compromisarios. Galicia, con 327 compromisarios, será decisiva en el Congreso del día 21. En la primera vuelta, se impuso Cospedal sin aspavientos, salvo Orense, donde ganó Sáenz de Santamaría. Una inclinación de Núñez Feijóo, hasta ahora medianamente neutral, hacia uno u otro lado, podría modificar el escenario.

En el cuartel general de Santamaría se cuenta con redondear la victoria en Andalucía, donde sustentó la mayor parte de su triunfo. Quedan por redondear las plazas de Almería, Córdoba y Jaén, labor encomendada a Javier Arenas, el referente del PP en la región durante años y enemigo de Cospedal, antaño fiel compañera.

Murcia es también asignatura pendiente. Casado dobló en votos a la exvicepresidenta. Trabajo para Fernando Martínez Maíllo, el coordinador general, valedor del actual líder del PP en la región, López Miras. Murcia puede dar un giro en el Congreso. Maíllo hace ostensible su papel de asepsia, alejado del pulso de las primarias pero en la tarde de la moción contra Rajoy, se alineó ostensiblemente con la entonces vicepresidenta. "Maíllo hará lo que le diga Rajoy. Si nada le dice, apoyará a Santamaría y hay muchos barones que le obedecerán sin pestañear", comentan en el entorno de la anterior secretaria general.

Zaragoza, Mallorca, Rioja, son zonas donde los estrategas de Santamaría confían también en arañar compromisarios. Quizás todo vaya de doscientos votos. De ahí la importancia de la labor del experimentado Arenas y el eficaz Maíllo, ambos expertos en moverse con sigilo, prudencia, a golpe de teléfono y sin que se les adivine la jugada.

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