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Política

El Rey y el Gobierno se dan un baño de masas con la bandera como protagonista

Un vehículo de guías caninos de la Policía Nacional participa en el desfile

Miles de personas han acudido este jueves al Paseo de la Castellana de Madrid para ondear banderas de España al paso del desfile militar por la Fiesta Nacional, en una jornada que se ha convertido en toda una reivindicación de la unidad en medio del desafío independentista. El Rey y el Gobierno se han dado así un baño de masas con la enseña nacional como protagonista, mientras planea la aplicación del artículo 155 de la Constitución en Cataluña. Y, en este contexto, no ha sido casualidad que los más aplaudidos hayan sido los guardias civiles y los polícias nacionales que han desfilado en una parada que después ha terminado con la tragedia del fallecimiento de un piloto que había participado en la exhibición y que se ha estrellado con su caza al regresar a Los Llanos (Albacete).

El público, que no ha sido consciente de este accidente que se ha conocido mientras las autoridades se marchaban de la Plaza de Lima, no ha parado de aplaudir en todo el desfile, pero, con diferencia, el recibimiento ha sido especial para los agentes de la Guardia Civil y el Cuerpo Nacional de Policía que lo han arrancado, a bordo de algunos de sus vehículos. Las tribunas de autoridades también se han puesto en pie a su paso.

Este año es la primera vez en treinta años que la Policía participa en este desfile, del que sí forma parte la Guardia Civil, por ser un cuerpo militar. Eso sí, una representación de su Grupo de Acción Rápida que iba a asistir, no ha podido acudir por encontrarse desplegado en Cataluña.

Esta crisis ha planeado sobre la mañana, en la que se han visto más banderas de España que nunca para celebrar la Fiesta Nacional. El Paseo de la Castellana estaba plagado de las mismas enseñas que cuelgan de muchos balcones de la capital desde hace días. En espera de que el presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont, responda al requerimiento de Moncloa para aclarar si ha declarado o no la independencia, y con la aplicación del artículo 155 como una espada de Damócles, el jefe del Ejecutivo y, especiamente, el Rey, que no aparecía en público desde que pronunció su discurso la semana pasada, han recibido muchos gritos de apoyo.

Sólo se han escuchado aplausos cuando la megafonía anunciaba la llegada del presidente del Gobierno e incluso se ha podido oír algún “viva Rajoy”, aunque este jueves ha sido sobre todo el día de los “viva el Rey” y “viva España”. Algún año, durante los últimos años del segundo gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, se trató de proteger a las autoridades de los pitidos del público, pero este año no había ese temor y sus vítores han llegado perfectamente a los oídos de las tribunas.

Felipe González vuelve al desfile

Desde el público, y antes de que arrancaran los actos, también se han escuchado gritos de “Puigdemont, a prisión”. Pero en la espera, y como otros años, los protagonistas han sido los corrillos entre las autoridades. Y este año, con una presencia muy especial: el expresidente Felipe González ha decidido asistir, después de muchos años al desfile, donde ha tenido un papel destacado en la tribuna principal, junto a los miembros del Gobierno.

Antes, ha formado parte de la línea de saludos a los Reyes. Y mientras llegaban, se le ha visto participar en una larga conversación con los presidentes de Asturias, Javier Fernández, Aragón, Javier Lambán, y Andalucía, Susana Díaz. A su lado, se repetían los corrillos entre miembros del Gobierno (al completo con la excepción del ministro de Economía, Luis de Guindos, de viaje internacional) y los representantes de las instituciones. Los presidentes del Congreso y el Senado, Ana Pastor y Pío García-Escudero, y el Tribunal Supremo, Lesmes, han saludado a todos.

Y antes de ocupar su lugar, Felipe González ha propiciado una de las fotografías de la jornada, cuando se ha dirigido expresamente a saludar al secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, que esperaba en su tribuna, junto al presidente de Ciudadanos, Albert Rivera. Sánchez, sin corbata, y Rivera han charlado animadamente durante la espera.

Después de la llegada de los Reyes, acompañados de la princesa Leonor y la infanta Sofía, y con todas las autoridades en sus lugares, ha arrancado el desfile, con el tradicional Homenaje a los Caídos, que este año ha tenido como protagonistas a las víctimas del terrorismo y, en particular, de los atentados yihadistas del pasado agosto en Cataluña. También se ha recordado a Ignacio Echevarría, muerto en los ataques de Londres.

E inmediatamente después ha comenzado el desfile, que ha contado con más de 3.900 efectivos, entre militares de los dos Ejércitos y la Armada, guardias civiles, policías y Guardia Real, y un total de 84 vehículos y 78 aeronaves.

Pero uno de estos aviones, un caza Eurofighter no ha llegado a su destino y se ha estrellado en Albacete, antes de regresar a la base de Los Llanos. El piloto ha muerto en el siniestro, que ha teñido de luto la Fiesta. Al conocer el fallecimiento, el presidente del Gobierno y la ministra de Defensa, María Dolores de Cospedal, decidieron ausentarse de la recepción del Palacio Real, después de saludar al Rey, para irse a Albacete. 

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