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Política

Reforma del sistema electoral: estas son las alternativas

Rajoy, Sánchez, Rivera e Iglesias momentos antes de empezar un debate electoral.

La Constitución Española de 1977 establece que todas las provincias españolas tendrán representación en el Congreso de los Diputados. Una exigencia constitucional que hoy parece cuestionada por los nuevos partidos Podemos y Ciudadanos, quienes se quejan de que el actual sistema electoral carece de la suficiente proporcionalidad, algo en lo que los expertos, con matices, coinciden.

El experto electoral Jaime Miquel, que no centra la cuestión en la regla D’Hont en la repartición de escaños, considera que la falta de proporcionalidad reside fundamentalmente en el uso de las provincias como circunscripción y propone que la unidad de referencia sean las comunidades, algo que el propio Miquel ve poco factible entre otras cosas por las reticencias que han mostrado en este sentido los partidos nacionalistas, al igual que lo que harían si el sistema fuera de doble vuelta como en Francia.

En cualquier caso, este experto considera que la actual Ley Electoral (Loreg), que asigna un mínimo de dos escaños a cada circunscripción provincial, deriva en una sobrerepresentación de las comunidades menos pobladas con más circunscripciones.

Según sus cálculos, las circunscripciones menos pobladas tienen en total aproximadamente 30 escaños más de lo que deberían, siendo palmario el caso de Castilla y León, comunidad a la que, atendiendo a este experto, se le han asignado un total de 12 escaños más de los que corresponderían a su peso poblacional. “La sobrerepresentación de Castilla y León y de la Andalucía interior han favorecido históricamente a los dos grandes partidos, PP (antes UCD) y PSOE”, afirma. En una línea similar, el profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Barcelona, Josep María Reniú, ha apuntado que el sistema actual fue el elegido en su momento para garantizar gobiernos fuertes en la entonces joven democracia española pero ahora, subraya, no es el adecuado.

Sustituir la circunscripcion provincial por otra autonómica precisaría en todo caso una reforma constitucional y el apoyo, por tanto, del PP y PSOE, algo que a día de hoy resulta poco factible. A la vista de ello han surgido las últimas propuestas de Podemos y Cs, en la línea de modificar la ley electoral sin precisar un cambio constitucional: reducir de dos a uno el mínimo de escaños por provincias, elevar del número de diputados de 350 a 400 y cambiar el sistema D’Hont por uno más "proporcional" como el sistema Sainte-Laguë (a diferencia del D’Hont, que utiliza como divisores de los votos el 1,2,3,4, el Sainte-League utiliza los impares, 1, 3, 5, lo que ‘abarata’ el segundo escaño para los partidos minoritarios), que según defienden, ofrece mayor proporcionalidad. Estos cambios, que aún precisarían del apoyo del PSOE para salir adelante, no supondrían 'el gran cambio' según Miquel pero mejorarían la proporcionalidad del sistema.

Comparativa de los métodos de repartición de escaños: D'Hont y Sainte-Lague

Avanzar en la proporcionalidad, sin embargo, tiene sus riesgos para el profesor de sistemas políticos en la Universidad de Navarra, Jordi Rodríguez Virgili. Sin negar que en la actualidad existe una sobrerepresentación de las circunscripciones pequeñas y proponiendo incluso un sistema de listas abiertas que incremente la conexión del representado con su representante (con las listas abiertas, el votante influye en el orden de los candidatos que presenta un partido), Virgili recuerda que un aumento ‘excesivo’ de la proporcionalidad puede derivar en gobiernos inestables (como sucedió en Italia entre 1946 y 1993, con una media de un gobierno cada 10 meses), máxime si se considera que España es un país “con muchas minorías”, por lo que el sistema electoral debe procurar representarlas de un modo que limite lo menos posible la estabilidad de los gobiernos.

En esa línea, Virgili apuesta por tomar el ejemplo 'intermedio' del modelo alemán (donde se utiliza el Sainte-League), en el que cada ciudadano emite dos votos: uno en el que elige al diputado que quiere de su circunscripción o distrito local, y otro con el que elige al partido que quiere que le represente a nivel estatal.

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