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Política

Podemos deja su lado radical por temor a ser expulsado del Gobierno

El vicepresidente Pablo Iglesias en el Congreso

Pablo Iglesias ha entrado en modalidad superviviente. El vicepresidente social, que en las últimas semanas ha intentado presionar a Pedro Sánchez para que comprendiera que tenía que dar a la ciudadanía un mensaje de máxima cercanía ante la crisis del coronavirus, va encajando una serie de derrotas en el ámbito económico que, sin embargo, no le han llevado a dar el portazo esperado por algunos sectores de la derecha. “La prioridad es seguir en el Ejecutivo”, revelan fuentes de los morados.

La señal de alarma en el cuartel morado se activó hace diez días, cuando Sánchez empezó a abrir la puerta al PP. Los populares respaldaron la prórroga del confinamiento, e Iglesias empezó a preocuparse. El rechazo de los independentistas catalanes (así como la postura de Íñigo Errejón) generó, en cambio, mucho malestar. Lo mismo ocurrió en el entorno de Sánchez, que se está mostrando frágil e incapaz en afrontar la crisis.

Sánchez decidió que la gestión de la lucha contra la Covid-19 se trabaje en La Moncloa. Pero sus asistentes, con muchos publicistas al mando, han cometido errores de bultos. Las Comunidades Autónomas, incluso las socialistas, se han quejado con Sánchez por su gestión. Entre ellas, el País Vasco, gobernada por el PNV, que ha informado a la Moncloa que de momento no cuenten con su apoyo para los presupuestos. Con las elecciones autonómicas a la vista, el lehendakari no quiere que se le asocie con Sánchez.

La fragmentación en el Congreso es máxima. Y sin ERC y el PNV, Sánchez puede dar por perdida su mayoría de gobierno. Solo sumaría 155 diputados con el apoyo de Podemos: cifra insuficiente para gobernar. Los ataques de las asociaciones de empresarios obligan a Podemos a comprender que el Ejecutivo está bajo ataque. La mayoría Frankenstein, tal y como la definía Alfredo Rubalbaca, se va rompiendo, con el coronavirus como detonante. 

"Ha traicionado a todo el mundo"

Así que Podemos teme que Sánchez pueda dar un giro de 180 grados. Saben que “Sánchez no es de fiar”. “Traiciona y ha traicionado a todo el mundo, es imposible negociar con él porque sabes que no cumplirá su palabra”, reiteran entre las filas moradas. Por ello, en el delicado juego de Podemos de búsqueda de visibilidad, Iglesias ha ordenado bajar la intensidad de sus reivindicaciones.

En la rueda de prensa tras el consejo de ministros, Iglesias ha intentado adelantarse a los acontecimientos. Ha reivindicado la Constitución y alabado al propio Sánchez por su discurso sobre la Unión Europea del sábado. “Fue un discurso histórico. Quiero agradecer su visión y firmeza a la hora de defender la solidaridad como base del proyecto europeo. El egoísmo jamás será un valor vertebrador del proyecto europeo”, dijo.

Hasta buscó la conciliación con la oposición: "Es un deber para nuestro Gobierno tender una vez más la mano a la oposición, con toda la humildad, para que aporte ideas de forma constructiva".

El líder del PP, Pablo Casado

Sospechas sobre el PP

Iglesias duda sobre los movimientos del PP. No sabe si los populares pueden acabar por respaldar a Sánchez, a cambio de pedir la salida de Podemos y elecciones anticipadas. En la sede de Génova se baraja esa opción. Aunque de momento Pablo Casado no está por la labor. Pero los morados temen que el impacto de la crisis podría forzarle a modificar su postura.

Pablo ni pincha ni corta, pero necesita visibilidad”, reconocen fuentes de Podemos. A nivel económico ha encajado una serie de derrotas (hipotecas, alquileres, renta a los colectivos vulnerables), y una sola victoria (adelantar el parón total de la economía), que, sin embargo, se ha convertido en un bumerán. Iglesias, que mira mucho a Italia, propuso adelantar las restricciones reforzadas, y Calviño, que se había negado, se ha reforzado tras el profundo malestar generado en varios sectores productivos.

Los ministros socialistas han manifestado a Sánchez su cansancio por el papel desempeñado por los morados. Calviño, Calvo, Ábalos, e incluso Illa han desgranado sus reticencias. Es difícil saber el grado de intensidad de la protesta, aunque todas las fuentes consultadas del gobierno aseguran que hay malestar. Y señalan que también a niveles menores del Gobierno, los técnicos critican a los morados por buscar más la propaganda que la gestión. Estas voces sumergidas pueden adquirir más fuerza si los números de la mayoría parlamentaria empiezan a fallar.    

Es por ello que Iglesias busca un armisticio con Calviño, y asumir como propias las imposiciones de Ábalos. Ha mostrado su “satisfacción” por un plan sobre los alquileres que ha tirado por los aires su propuesta para que el Estado no diera dinero a los fondos de inversión. El Gobierno se ha decantado por ofrecer microcréditos a las familias más pobres, que tendrán que devolverlos acabada la crisis. Lo que hace una semana era inaceptable, ahora se ha convertido en un éxito para un Podemos que empieza a mirarse de reojo.

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