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Política

Podemos cuestiona la apertura “tan rápida” de la economía no esencial el próximo lunes

Echenique e Iglesias en el Congreso

Otro debate interno amenaza con sacudir el Gobierno de Pedro Sánchez y Podemos. Esta vez atañe a la decisión de reabrir el próximo lunes la actividad de los sectores llamados no esenciales que Sánchez ha tomado esta semana ante las reticencias de algunos de sus ministros. El jefe del Ejecutivo teme que el hundimiento de la economía acabe con su legislatura en los próximos meses y ha decidido jugarse el todo por el todo. Podemos, el partido que cogobierna con Sánchez, sospecha que una desescalada “tan rápida” puede ser contraproducente.

El portavoz de Podemos en el Congreso, Pablo Echenique, así se lo advirtió a Sánchez el pasado jueves. “Creo que debemos tener cuidado con lo que se ha llamado el desescalamiento, para hacerlo de manera paulatina y de manera que garantice que la curva siga bajando. Le pido que el Gobierno siga actuando hasta ahora: si se puede proceder a una reanudación inmediata y absoluta de las actividades no esenciales y se consigue haciendo manteniendo la bajada de la curva, eso será bueno para la economía y para nuestro país, pero si detectamos señales de que ese desescalamiento tan rápido no es del todo positivo para la evolución de la curva estoy seguro de que nuestro gobierno va a tomar las medidas que ha tomado hasta ahora”, comentó Echenique a Sánchez.

La cuestión sobre anular ahora el parón total de la economía enfrenta a dos áreas del Ejecutivo desde hace varias semanas. Por un lado, se encuentra el ministerio de Economía de Nadia Calviño, respaldado por el de Hacienda de María Jesús Montero, entre otros, además de sectores empresariales que han empujado al presidente para volver a la situación anterior al frenazo generalizado de la actividad económica. Por el otro, se mantienen cautelosos ministros del PSOE y los de Unidas Podemos, que temen un efecto negativo en la curva del contagio y un desenlace más trágico para un Ejecutivo ya débil.

Una decisión de Sánchez

Calviño era contraria al parón de la economía desde el primer momento (entró en vigor el 30 de marzo). Consideró que la primera medida de confinamiento (en la que sectores como la construcción podían seguir su actividad) ya cumplía con todo lo necesario para evitar una recesión inmediata. En una de las reuniones del Eurogrupo de esta semana, Calviño manifestó así su preocupación ante sus homólogos: “El acuerdo (sobre el MEDE) no será perfecto, pero no nos paremos. Yo en una semana tengo un millón más de parados".

Las áreas del Gobierno que manejan datos económicos miran con preocupación los efectos en el sistema productivo. Prevén un escenario "demoledor" y son conscientes de que España deberá pedir un préstamo a la UE que, si bien no tendrá condiciones como en la época de la crisis financiera, sí deberá restituirse. O sea, que tienen por delante una bomba de relojería, que esperan estalle más tarde posible. 

Sánchez actúa por una necesidad política. Después de los errores y retrasos cometidos en comprender la magnitud del problema, ha decidido acelerar para intentar dar un vuelco a la situación

Por el otro lado, el Presidente del Gobierno recibe mensajes de prudencia por parte de Podemos, y, según algunas fuentes, del propio ministro de Sanidad, Salvador Illa. Sanidad analiza cada día la evolución de contagio y fallecidos y sus expertos creen que el ritmo de desaceleración es más bajo de lo esperado. La situación es tan delicada que en las intervenciones de Illa se percibe más alarmismo ahora que hace una semana, cuando fallecían 900 personas al día. 

Podemos titubea. Las declaraciones de Echenique, fiel escudero de Pablo Iglesias, revelan que el partido morado no tiene claro que la estrategia de la desescalada rápida pueda funcionar. Italia, que ha entrado en cuarentena antes de España (aunque Sánchez insiste en decir que él fue el primero en el mundo) sigue con el país bloqueado. El lunes tomará su primera medida de relajación con la apertura de las librerías y las tiendas de ropas para niños. Nada más.

Pedro Sánchez, este jueves, en el Congreso de los Diputados.

Estrategia del todo o nada

Iglesias mira mucho a Italia. Y con él, también el grupo de expertos elegido por Sánchez. Con esos técnicos existen discrepancias sobre la decisión de no prolongar el parón total de la economía. “¿Qué es mejor? ¿Quedarnos todos confinados hasta el mes de mayo o julio? Hay discrepancias cuando se habla con los epidemiólogos y cuando se habla con la ciencia, entre otras cuestiones porque en España no hay un contagio fuera de los hogares, sino dentro”, argumentó Sánchez el jueves.

La polémica subió de intensidad el pasado viernes, cuando el epidemiólogo Antoni Trillo, que forma parte del equipo de “expertos” seleccionados por Sánchez, lanzó su crítica en Twitter: “Un Comité Científico Asesor tiene la función de dar su opinión independiente y tratar de responder las preguntas o dudas que le pueden plantear tanto los responsables técnicos como los responsables políticos, que toman las decisiones. Así es como funciona y como ha de funcionar”.  

Sánchez actúa por una necesidad política. Después de los errores y retrasos cometidos en comprender la magnitud del problema, ha decidido acelerar para intentar dar un vuelco a la situación. Su estrategia se fundamenta en la llamada “transmisión controlada”, o sea, la esperanza de que, gracias a mascarillas, guantes y prevención, los ciudadanos puedan volver a una “nueva normalidad” sin que la enfermedad se expanda otra vez (y que incluso se pueda relajar el confinamiento para los niños).

Sánchez cree que si la economía no se recupera, el malestar ciudadano acabará con su Gobierno muy pronto

Es una estrategia arriesgada, que podría visibilizarse en metros y autobuses abarrotados de trabajadores. Incluso el The New York Times ha cuestionado la medida, a la vez que lo ha hecho el presidente de la Generalitat, Quim Torra. Pero Sánchez cree que si la economía no se recupera, el malestar ciudadano acabará con su Gobierno muy pronto. Las encuestas internas que circulan entre partidos revelan una caída de los apoyos hacia el Ejecutivo. En La Moncloa, de hecho, ya se baraja un escenario de nuevas elecciones para 2021.

Podemos es consciente de ello. Pero el partido morado, que había peleado (ganando su única batalla interna) por el confinamiento más duro como Italia, ahora duda de la decisión de Sánchez. Y advierte de que si en pocos días no se ven resultados satisfactorios, pedirá volver al parón total de la economía. De ser así, un gobierno que hasta ahora ha dado ya unos cuantos bandazos ante la Covid-19, podría sufrir un golpe mortal.

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