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Política

Plasma, discurso delegado y charleta: Así será la investidura de Puigdemont

Carles Puigdemont, en rueda de prensa en Bruselas.

El martes 30 de enero, a las 15,00 horas, Roger Torrent abrirá la sesión del Parlament para investir a Carles Puigdemont nuevo presidente de la Generalitat. Ello significará que, o bien el TC no ha admitido a trámite el recurso del Gobierno o bien el titular de la Cámara lo ha ignorado.  

Llegados a ese punto, también pueden haber ocurrido dos cosas. Que el aspirante al primer puesto del escalafón político catalán se encuentre en el Hemiciclo, lo que produciría una conmoción nacional de dimensiones cataclísmicas o, como todo apunta, que permanezca en Bruselas desde donde seguirá el trámite parlamentario. Puede ocurrir de todo, señalan fuentes secesionistas, que subrayan, sin embargo, que el expresidente prófugo no planea sortear la ‘operación jaula’ dispuesta por el ministro de Interior, Juan Ignacio Zoido, y plantificarse en el viejo edificio del parque de la Ciudadela de Barcelona.

El equipo que colabora estrechamente con Puigdemont en su refugio de Flandes tiene previstas diversas alternativas para sacar adelante sus propósitos. La fórmula más aceptada es la denominada ‘vía telemática’ en la que el candidato pronuncie su discurso programático mediante videoconferencia. Los letrados de la Cámara han rechazo este formato, por considerar que el postulante ha de estar presente en el momento de pronunciar su mensaje programático. La Mesa de la Asamblea legislativa catalana tiene, en este aspecto, la última palabra.

Puigdemont, pues, según el borrador de trabajo del ‘sanedrín’ de Bruselas, leerá su plan. Quizás para entonces la bancada de la oposición, al igual que ocurriera en las tumultuosas jornadas del 6 y 7 de septiembre pasado, ya haya quedado vacía. En la ocasión precedente, el 10 de enero de 2016, el discurso del pretendiente, el propio Puigdemont, se extendió casi 50 minutos, incluida la consiguiente salva de aplausos.

Charla contra el socialismo

Se procederá luego a las preguntas de los diferentes grupos parlamentarios dirigidas al candidato, que serán respondidas, bien por el propio ‘holograma’, o bien por una persona interpuesta, un delegado que actuaría como el portavoz del ausente. Turull, Rull o Elsa Artadi asumirían esta función. Este procedimiento mixto no está contemplado hasta el momento como la opción más factible, pero se tendrá en consideración por si, en algún momento, las conexiones con la capital belga sufren algún tipo de interferencia o interrupción, según comentan las mencionadas fuentes.

El debate, así, concluiría con plena normalidad para dar paso a la votación. Uno a uno, cada diputado será preguntado nominalmente por el presidente de la Cámara y deberá responder, de viva voz, de pie y desde su escaño, con un ‘sí’ o un ‘no’. Concluido el trámite, Torrent procederá a dar por superada la prueba y a confirmar la investidura del representante de JxCat.   

A la caída de la tarde, Puigdemont ya habrá sido elegido jefe del Gobierno catalán. Se desconoce el lugar desde el que pretende seguir y participar en la sesión. No podrá hacerlo desde la oficina comercial de la Generalitat en Bruselas, que fue clausurada por el Ejecutivo central, vía 155, hace unos días, con motivo de la visita que le girara el propio Torrent. Quizás sus amigos del partido secesionista flamenco N-VA le cedan un local en sus dependencias parlamentarias.

El recién electo se trasladará luego a un centro deportivo en Lovaina, la ciudad donde pasa los fines de semana, para participar en un acto organizado por su amigo Lorin Parys, de esa misma formación, para disertar sobre cuestiones municipales. El tema central de la charla versará sobre su experiencia como alcalde de Gerona y cómo logró acabar allí con casi treinta años de gobiernos socialistas. No habrá prensa española, anuncian los convocantes. 

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