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Política

Los barones se rebelan contra Pedro Sánchez y Patxi López por torpedear los Presupuestos

Susana Díaz y Guillermo Fernández Vara

El Gobierno acabará necesitando al PNV para aprobar los Presupuestos de este año si quiere evitar su prórroga. Pedro Sánchez y Patxi López han introducido el debate en la carrera hacia las primarias, rechazando con firmeza cualquier posibilidad de que el PSOE dé su apoyo a las cuentas estatales en las que trabaja el Ministerio de Hacienda. La actitud de Susana Díaz, que todavía no ha formalizado su candidatura, es mucho más tibia, pues aunque ha dado por hecho que los socialistas presentarán una enmienda de totalidad al proyecto de ley si este llega finalmente a presentarse, añade siempre la coletilla de que no será respaldado por su partido…de momento. 

Pedro Sánchez y Patxi López han llevado los Presupuestos a la guerra de las primarias para escarnio de los barones

Fuentes socialistas explican estas diferencias por las dificultades que podría tener Andalucía para sanear sus arcas sin las transferencias estatales que dependerían de estos Presupuestos, con el Fondo de Liquidez y los planes de pago a proveedores pendientes todavía de actualizar. En parecida situación estaría el resto de las comunidades. El ministro Cristóbal Montoro ya les ha dado más de un aviso en esta dirección y ahora otros barones como el extremeño Guillermo Fernández Vara, el castellano manchego Emiliano García-Page o el asturiano Javier Fernández, presidente también de la gestora socialista, temen que la guerra interna de las primarias acabe perjudicando seriamente su gestión económica. La tesis de Rajoy de que prestar apoyo a los Presupuestos no comporta coste político alguno, es respaldada por la mayoría de los barones socialistas, que no pierden de vista que los presupuestos regionales de Extremadura y Asturias pudieron ser aprobados gracias, precisamente, a los votos del PP en las correspondientes asambleas autonómicas.

El Gobierno es consciente de que los Presupuestos han penetrado en la refriega interna del PSOE, pero no descarta que la presión de los barones que gobiernan en las tres comunidades citadas, más la valenciana, la aragonesa y la balear, lleven a la gestora socialista a exigir un precio alto, aunque asumible, para conseguir que prosperen los Presupuestos en la discusión parlamentaria prevista para primavera.

Ventajas de la prórroga

En el Gobierno hay opiniones para todos los gustos. Mariano Rajoy cree que, pese a las dificultades, el Ejecutivo debe apurar la negociación con el PSOE para explorar todas las posibilidades de que 2017 tenga sus propios Presupuestos. En cambio, hay miembros del equipo económico que restan importancia a la hipotética prórroga presupuestaria, aprobada de hecho a finales de diciembre, teniendo en cuenta que el acuerdo de no disponibilidad por importe superior a los 5.000 millones de euros, sumadas a las medidas tomadas en Sociedades y otros impuestos, garantizarían por sí solas el ajuste pendiente de 16.000 millones de euros necesarios para reducir el déficit este año hasta el 3,1%. Lo más práctico sería, en este escenario, afrontar directamente la negociación de las cuentas de 2018 con la aprobación de su techo de gasto el próximo junio.

Un cálculo meramente aritmético podría llevar al Gobierno a conformarse con el aval presupuestario de Ciudadanos, el PNV y los nacionalistas canarios, pues llegaría a los 175 votos necesarios para que el Congreso, empate mediante, tumbara todas las enmiendas de totalidad. Sin embargo, el riesgo de que el PSOE pacte más tarde con Podemos el apoyo a enmiendas parciales en el trámite de comisión es alto, por lo que el proyecto de ley quedaría probablemente desnaturalizado. Esta es la razón por la que Montoro ha querido dejar claro que o los Presupuestos se negocian preferiblemente con el PSOE antes de entrar en la Cámara Baja, con el fin de evitar luego sorpresas desagradables, o puede que ni siquiera lleguen a presentarse.

Montoro lidera en el Gobierno las opiniones de quienes ven fundamental la aprobación de los Presupuestos

Durante su última comparecencia en la comisión de Hacienda del Congreso, el pasado 25 de enero, el ministro se preguntaba: “¿qué futuro tendría esta legislatura si fracasan los Presupuestos? ¿Alguien entendería que empezáramos así? ¿Llamaríamos a eso estabilidad política?”. Y añadió que su rechazo sería una catástrofe, puesto que su aprobación es una “obligación política de primer orden” y “favorece el interés general de los ciudadanos”.

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