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Política

"En el triunfo de Bolsonaro hay 'fake news', pero también hartazgo con la corrupción"

Ramón Jáuregui copresidente de la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana (EuroLat) del PE.

La victoria de Jair Bolsonaro en las elecciones brasileñas suma una incógnita más a las relaciones entre Europa y América Latina. No asumirá el poder hasta el próximo 1 de enero, pero el futuro mandatario del gigante sudamericano ya ha empezado a hacer sus primeros anuncios.

La reducción del número de ministerios, la reforma del sistema de pensiones, el traslado de la Embajada de Brasil en Israel a Jerusalén y el 'fichaje' del juez que puso entre rejas al ex presidente Lula da Silva como ministro de Justicia son algunos de ellos, pero poco se sabe de las políticas económicas concretas que llevará a cabo.

Seguir la estela de los Chicago Boys en Brasil y optar por un neoliberalismo a ultranza podría provocar una gran protesta social"

"Seguir la estela de los Chicago Boys y optar por un neoliberalismo a ultranza podría provocar una gran protesta social, ya que las clases medias que se han creado en los últimos diez años no van a facilitar la destrucción de un universo de políticas públicas potentes", advierte el eurodiputado Ramón Jáuregui, actual copresidente de la Asamblea Parlamentaria Euro-Latinoamericana (EuroLat), órgano de debate, seguimiento y control de los asuntos relativos a las relaciones entre ambas regiones.

Referente del socialismo vasco, Jáuregui dirá adiós a la política en mayo de 2019, cuando concluya la legislatura europea. "Para combatir a los partidos neonacionalistas, que posiblemente cuenten con unos 100 o 150 escaños en la Eurocámara se requiere una Europa fuerte e integrada", considera.

¿Cuáles son las principales preocupaciones sobre América Latina que se debaten en EuroLat?

Por urgencia e importancia la mayor preocupación es el problema migratorio. Las columnas humanas que se están generando con destino a EEUU evidencian que estamos ante un fenómeno social que requiere intervención internacional y aplicación del Derecho Internacional. Además, después de una década de consolidaciones democráticas fuertes desde finales del siglo pasado, hay una situación de crisis de la democracia y de los Derechos Humanos muy grande, como en el caso de Venezuela.

La paz en Colombia también es un proceso de extraordinaria sensibilidad. Otro debate es el de los acuerdos comerciales de Europa con América Latina y, en particular, el agujero negro que supone la ausencia de un acuerdo de libre comercio entre Europa y Mercosur. Europa también tiene que jugar un papel más activo en el desarrollo en la evolución democrática y económica de Cuba.

¿Y la victoria de Jair Bolsonaro? ¿Es un riesgo real para la democracia?

La democracia brasileña tiene una sólida estructura nacional y no parece, a primera vista, que los fundamentos del Estado de Derecho vayan a quebrar. Ahora bien, sus políticas concretas son una incógnita y, a la vista de sus manifestaciones, no sabemos si va a aplicar medidas policiales  o militares que pongan patas arriba el entramado de las libertades.

Por otro lado, está el tema de los valores. La ciudadanía se maneja, en gran parte, en función de las modas intelectuales, y, lamentablemente, la devaluación de los Derechos Humanos y de los principios igualitarios está bastante extendida y Bolsonaro es uno de los capitanes de esa devaluación.

La devaluación de los Derechos Humanos y de los principios igualitarios está bastante extendida y Bolsonaro es uno de los capitanes de esa devaluación"

¿Cuáles son las causas de este triunfo? Muchos dirigentes de la izquierda española lo atribuyen a a las temidas 'fake news'

 

Las redes sociales y las fake news han jugado un papel muy importante en la campaña brasileña porque, a raíz del atentado, casi no ha habido presencia física. Las redes son el caldo de cultivo de los populismos y de la exaltación de los sentimientos más primarios y es en ese terreno donde el nacionalimo populista se mueve mejor.

Pero tenemos que ser mas amplios en el análisis y reconocer que en Brasil ha habido cansancio y hartazgo con la corrupción que desgraciadamente se ha aplicado casi de manera unívoca a la formación que durante las cuatro últimas legislaturas había ganado las elecciones: el Partido de los Trabajadores. De manera que la mitad del país odia al PT. Otro de los factores que ha influido es el fracaso de Venezula, que lesiona a la izquierda y es extendido al conjunto de las revoluciones bolivarianas.

¿Cree que otros países podrán 'contagiarse' del auge de la ultraderecha?

Creo que no. Las clases medias que se han creado en los últimos veinte años ya no admiten una vulneración de los Derechos Humanos o de la democracia. Desde Chile a Panamá, incluyendo Costa Rica y, por supuesto México. No hay un caldo de cultivo para que se cuestionen las democracias.

Las empresas no tiene temores inmediatos, pero si Bolsonaro aplica una política neoliberal dura en el medio-largo plazo, puede haber conflictos

¿Qué consecuencias puede tener el gobierno de Bolsonaro para las empresas españolas en Brasil?

El problema está en qué hará este gobierno en el terreno económico. A primera vista, las empresas nacionales y transnacionales no tiene temores inmediatos, pero si aplica una política neoliberal dura en el medio-largo plazo para mejorar la productividad del país y para reducir el déficit, reduciendo las políticas públicas, la conflictividad y la protesta social pueden ser importantes.

Una política económica como la de los Chicago Boys, de neoliberalismo a ultranza, puede provocar una gran protesta social. No hay que olvidar que el país sigue estando muy necesitado de políticas públicas que sirvan para combatir la marginación y para luchar por la igualdad. En los últimos diez años con Lula se creó una cultura de protección social y se generaron unas clases medias que no van a admitir fácilmente una destrucción de ese universo.

El auge de la ultraderecha también se está dando en Europa. ¿Qué medidas van a tomar en la UE para frenar su acceso a la Eurocámara?

No hay que disminuir los riesgos, pero no hay que confundir a la opinión pública. Entre doce y quince países tienen expresiones de ultraderecha que se van a hacer presentes en el Parlamento Europeo. Entre 100 y 150 diputados pueden acabar respondiendo a lo que llamaríamos criterios nacionalistas anti-europeos. 

Hay un oxímoron en la idea de crear una internacional europea nacionalista porque el nacionalismo no es internacional, los intereses propios de cada fuerza no les permiten tejer una alianza común. Pero sí tienen un punto común, que es cuestionar la UE o debilitarla, y si se suman, posiblemente se conviertan en el elemento del debate político que suscite un mayor antagonismo respecto del proyecto de integración europea. Esto se combate votando partidos europeístas. Para vencerles se requiere una Europa fuerte e integrada.

Más allá de que haya tenido el éxito que él deseaba en Venezuela, la dedicación y buena intención de Zapatero son incuestionables"

EuroLat apuesta por un grupo de contacto para mediar entre gobierno y oposición en Venezuela. ¿Es mejor esta idea que la mediación que puedan ejercer los expresidentes españoles, como Zapatero?

Pienso que es una iniciativa interesante. En Venezuela la única solución es un diálogo entre Gobierno y oposición que dé lugar a un proceso de elección libre, sin presos políticos y con todos los partidos legalizados. Esta solución pacífica y democrática requiere de una mediación o una intervención entre las dos partes que podría conseguir un grupo de contacto de países de la región.

El problema es que esta idea no está madura y el Brasil de Bolsonaro es una incógnita, no sabemos a qué quiere jugar. Cualquier otra alternativa a ese grupo, especialmente las que pretenden intervenciones ajenas, incluidas las militares, son caminos de guerra.

¿Y cree que Zapatero debería retirarse de la mediación o su actividad suma a la que pueda realizar ese grupo de contacto?

Hay opiniones diversas entre los presidentes españoles sobre este tema. Quiero elevar mi voz en lo que se refiere al trabajo de Zapatero en Venezuela. Más allá de que haya tenido el éxito que él deseaba, su dedicación y buena intención son incuestionables. Ni siquiera la oposición venezolana lo pone en duda.

Sin embargo, no es momento de decir quién tiene que hacer mediaciones porque la oposición está dividida y el Gobierno no solo pasa de la oposición, sino que la desprecia y sigue manteniendo una política de vulneración sistemática de los Derechos Humanos.

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