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Política

Discrepancias entre Puigdemont y Torra en la 'república de Waterloo'

Carles Puigdemont y Quim Torra ofrecen unas declaraciones a la prensa.

"Hablo casi todos los días con Puigdemont. Yo tengo autonomía como 'president' de Cataluña pero es indudable que el consejo de Puigdemont y de los consellers que están en el exilio para mí es importantísimo". Quim Torra quiso dejar bien claro, en su visita a Waterloo, donde Carles Puigdemont se esconde de la Justicia española, que el presidente de la Generalitat es él, en tanto que su anfitrión circunstancial es una persona que le ofrece consejos. Torra es quien manda, señalan en su círculo próximo, y Puigdemont, en la distancia, pretende ejercer un protagonismo que languidece.

El encuentro en Bélgica, en el que ambos dirigentes catalanes estudiaron el calendario para el próximo curso, que se divisa rebosante de "nubes negras", según palabras del expresidente, se desarrolló en un ambiente algo más frío de lo habitual. Apenas se prolongó un par de horas. No fue un mano a mano. El fugitivo acudió en compañía de los exconsejeros 'exiliados' en tanto que Torra estuvo acompañado por sus asesores amen de Elsa Artadi, la consejera de Presidencia de la Generalitat y antigua mano derecha de Puigdemont.

La charla, curiosamente, no se celebró en la residencia de Waterloo, supuesta sede de la presidencia de la república 'en el exilio', sino en un hotel de Bruselas. Poco interés mediático ante el encuentro, en contra de lo que sucedía meses atrás, cuando cualquier movimiento del antiguo 'president' despertaba enorme interés en medios internacionales. 

Las declaraciones de uno y otro fueron menos contundentes que en ocasiones previas. El expresidente mostró su extrañeza por el supuesto apoyo ofrecido por el Gobierno de Pedro Sánchez al juez Llarena en la demanda interpuesta por los prófugos ante un tribunal belga. Torra, por su parte, aludió a la agresión de una mujer por retirar lazos amarillos y reprochó al Gobierno el hecho de que el fiscal de Cataluña haya abierto una investigación sobre los Mossos. Pocas novedades de cara a un bimestre que se anuncia 'explosivo', según los separatistas.

Las relaciones entre Puigdemont y Torra no atraviesan por el mejor de los momentos, según confirman fuentes de ambas partes. El expresident de la Generalitat se sintió traicionado en su momento por el aval del PDeCat a la moción de censura del PSOE, un paso político que no coincidía con su estrategia de confrontación con el PP. Puigdemont necesitaba a Rajoy, dicen en el otro bando. 

Puntos de desencuentro

Tampoco evitó sus reproches privados al poco entusiasmo mostrado por su 'heréu' ante la decisión del ministro Marlaska de retirarle los escoltas por considerar que un prófugo de la Justicia española no puede ser objeto de un tratamiento de seguridad como si se tratara de una autoridad. Fuentes nacionalistas cuentan que Puigdemont se subía por las paredes al comprobar la escasa defensa que Torra hizo de sus intereses en ese trance. "Desde el supuesto exilio las cosas se analizan con más dramatismo", explican en estos círculos.

Las discrepancias no se reducen a estos episodios concretos. También hay diferencias sobre la estrategia a seguir en el futuro. Puigdemont pretende convocar elecciones después del 1-O, aprovechando la celebración del juicio a los cabecillas del 'procés' en tanto que Torra es más prudente y trabaja para llegar a las elecciones municipales del año próximo y mantenerse así en la Generalitat. 

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