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Política

La DUI se atasca: Puigdemont prepara una "independencia Frankenstein"

El presidente catalán, Carles Puigdemont, junto al vicepresidente Oriol Junqueras y el conseller de Presidencia, Jordi Turull.

La DUI se retrasa. Los independentistas se reúnen este fin de semana para acordar un texto de declaración de independencia sobre el que no hay acuerdo. Tras el referéndum y la huelga general, el siguiente paso del proceso es la proclamación de la independencia. No hay fecha, ni texto, ni acuerdo sobre cómo pretenden los secesionistas llevar a cabo el golpe definitivo de su proceso.

Emergen dudas y disensiones. De momento, tenues. Nadie se atreve a exponer claramente su opinión en un ambiente prerrevolucionario, como es el que se ha instalado en la dirección de la revuelta. hay dudas sobre los tiempos y los modos.

Puigdemont y Junqueras están decididos a consumar el golpe. Cuentan con el respaldo ciego de gran parte de ERC y, por supuesto, de la CUP, cada vez más encendida. El calendario se ha retrasado. Se anunció la consumación de la asonada para el viernes 6. Será ahora este lunes cuando se reúna el Parlament para decidir la fórmula de la declaración.

Nadie ha visto el texto que maneja el presidente de la Generalitat. Las dudas, a estas horas, estriban en si la proclamación ha de ser sin anestesia o con matizaciones incluidas. Como una puerta abierta a la negociación, no se sabe de qué, o incluir una sugerencia de mediación, opción defendida por los exconvergentes y por sectores de la sociedad civil separatista. "Saldrá un híbrido extraño", dicen estas fuentes, una especie de 'proclamación Frankenstein', con piezas de un lado y añadidos de otro. Hay que contentar a todas las familias rebeldes, añaden.

Nadie ha visto el texto que maneja el presidente de la Generalitat. Las dudas, a estas horas, estriban en si la proclamación ha de ser sin anestesia o con matizaciones incluidas"

Hay sectores del separatismo recelosos y hasta acobardados ante el precipicio. No trasladan a la cúpula golpista sus dudas por miedo a ser laminados. Pero en privado aseguran que se ha llegado demasiado lejos y sin paracaídas. Por eso confían en ganar tiempo. En que el lunes se dé por bueno el resultado de la consulta. Se pasaría luego a aplicar lo que señala la propia ley de transitoriedad, que abre el periodo constituyente. Primero se abriría una etapa participativa, al estilo bolivariano, a través de entidades asociaciativas, es decir, los activistas del golpe, ANC y Òmnium. Se formaría luego la Asamblea constituyente que finalmente elaboraría una propuesta de Constitución, que se sometería a otro referéndum antes de su consagración definitiva.

Es un trámite que debería quedar solventado en seis meses. "En este tiempo puede pasar de todo", señalan esta fuentes. En especial, la aplicación del artículo 155 por parte del Gobierno, una decisión que Rajoy no está aún decidido a adoptar si no cuenta con el respaldo del PSOE.

El ambiente en Barcelona es de enorme tensión social. Bajo una epidermis de aparente serenidad, se vive una falsa calma a la espera de acontecimientos. Los secesionistas siguen alimentando la falsa mitología de la violencia policial del 1-0. Pretenden mantener el clima de movilización hasta que se declare la independencia. El domingo saldrá a la calle una representación de la mayoría silenciosa, esos catalanes que rechazan frontalmente la delirante deriva de Puigdemont. Crecen las dudas entre el secesionismo, pero Puigdemont y la CUP no parecen dispuestos a ceder. El barómetro de la situación se comprobará al conocerse el texto de la proclama que se presentará el lunes en la Cámara catalana, ajena ya a todos los autos y disposiciones que viene emitiendo el TC.

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