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Política

Casado, Rivera y Abascal: así fue la pugna por liderar el espíritu de Colón

Casado, Rivera y Abascal posaron juntos pero no revueltos

Pablo Casado reforzó su papel de eje vertebrador del pacto de las fuerzas del centroderecha nacional. Esta es la lectura de Génova tras la demostración de músculo que supuso el acto de Colón. El PP es el centro en el que confluyen Ciudadanos y Vox, tan distantes y enfrentados, para frenar al ejecutivo de Sánchez y desalojarlos de la Moncloa. Se recuerda en el PP que fueron ellos quienes impulsaron el acto , lo organizó, fletó autocares, llenó la plaza, desbordó el corazón de la ciudad. Casado se esforzó por aparecer de nuevo como el vértice entre dos fuerzas que siguen sin entenderse. Que ni siquiera se dirigen la palabra.

El propio manifiesto leído por los periodistas Cuesta, Claver y Castillón incluyó algunos puntos que evidenciaban discrepancias. El párrafo más polémico hacía referencia a que Sánchez "cedió al aceptar las 21 exigencias del secesionismo". O al trasladar a los políticos presos a la cárcel de Lledoners. Frases que, por ejemplo, no hacen suyas en Ciudadanos. El partido de Rivera incluyó las referencias más explícitas a la Constitución y su respaldo pleno a la labor de la Justicia. Fue un mensaje unívoco en defensa de la unidad de la Nación y en reclamo de la convocatoria de los españoles a las urnas. Ahí no hubo disputas ni malentendidos. Territorio común. 

La foto del final del gran encuentro también se vio alterada por esas disputas. El acuerdo era que apareciera un representante de cada partido convocante. Siete en total. PP, Cs, Vox, Foro, PAR, UPN y UPyD. Rivera acompañado de sus candidatos por Madrid, Aguado y Villacís. Y ahí se improvisó el ascenso de líderes de todas las formaciones. La foto pactada inicialmente, con Casado, Rivera y Abascal como protagonistas, "se convirtió en el orfeón donostiarra", según una fuente popular. Desde Cs se desmintió que existiera acuerdo alguno al respecto y recordaba que las quejas de Vox carecían de sentido porque el acto estaba organizado por PP y Cs. 

El bloque del cambio

Retener el liderazgo del sector del centroderecha, ese 'bloque del cambio', es la estrategia de Casado. Ciudadanos se vuelca lentamente hacia la izquierda, para distanciarse de Vox, formación a la que trata con cierto desprecio. Albert Rivera, en su breve intervención ante los medios en la concentración de Madrid, apareció flanqueado por banderas LGTBI y de la UE. Dos de los puntos que le alejan radicalmente del partido de Abascal, con quien apenas cruzó un frío saludo sin palabras. Evitó la foto de los tres líderes en el escenario y abandonó raudo la plaza.

Pablo Casado se mostró eufórico. Transmitió la imagen del referente de este primer gran encuentro público de las tres fuerzas del centroderecha. Apareció en el escenario en el centro de los comparecientes. Recorrió el recinto con calma, saludando a cientos de sus militantes desplazados a la capital. Se hizo fotos con todos, conversó, recibió aplausos y gritos de 'presidente'. Parecía su acto. Todos sus barones regionales le secundaban. Prietas las filas en torno al líder. Juanma Moreno y Núñez Feijóo, firmes y a las órdenes. 

El poso de rivalidad electoral entre los tres partidos es manifiesto, no se esfuma. Es más, crecerá según avance la precampaña del 26-D, de acuerdo con lo que se explica en las tres formaciones. PP, Cs y Vox son contrincantes directos, compiten en territorio común

La pugna electoral

Vox, sin afán protagónico, recibió las bendiciones públicas de su condición de fuerza constitucionalista y democrática. Ya había accedido al Parlamento andaluz. El domingo estaba junto a los partidos del centroderecha. El cordón sanitario quedó dinamitado. Vox ya es uno más en el tablero político. Incluso Manuel Valls tuvo que tragarse su rechazo y asistió a la cita. El pacto andaluz recibía así su confirmación en la calle, en un incuestionable baño de multitudes, y ahora toca reeditarlo en las próximas elecciones. 

El poso de rivalidad electoral entre los tres partidos es manifiesto, no se esfuma. Es más, crecerá según avance la precampaña del 26-D, de acuerdo con lo que se explica en las tres formaciones. PP, Cs y Vox son contrincantes directos, compiten en territorio común, en especial en el frente contra el secesionismo. Casado está decidido a mantenerse a la cabeza del terceto. Y atraerse votos de ambos. De no hacerlo, el PP estará muerto. Por eso en Génova consideran muy importante lo ocurrido en Madrid. Las encuestas amenazan con la resistencia naranja y el auge de Vox. En Colón, Casado se esforzó por transmitir su imagen de 'primus inter pares', de la piedra angular del acuerdo de Andalucía.

Un antes y un después

"Hay un antes y un después en la legislatura" tras esta concentración, consagró Rivera, que se mojó lo justo en la movilización. Fue lo mismo que dijo sobre Rajoy, en improvisada rueda de prensa, tras conocerse la sentencia de la Gürtel. Una frase que animó a Sánchez a presentar la moción de censura. No ocurrirá ahora tal cosa. No habrá moción. Ciudadanos no la quiere. Pero sí se constató que el pacto andaluz no ha sido una excepción. Al menos, de momento.

Casado lo ha mimado, lo ha engrasado en Colón y se ha mantenido, al menos visualmente, en el centro del triángulo. Los tres partidos se mostraron satisfechos tras la cita. "Era la primera vez y ha salido bien", comentan fuentes de los populares. "Ha habido codazos y alguna zancadilla, pero el esfuerzo ha merecido la pena", añaden. 

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