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Política

Casado cede a Rivera el protagonismo para 'abatir' a Sánchez

Albert Rivera y Pablo Casado

Pablo Casado evita pugnar con Albert Rivera en la ofensiva contra Pedro Sánchez y su polémica tesis. El presidente del PP esquiva ese territorio inhóspito a la espera de que su propio 'máster' supere su tránsito por el Supremo. "No tengo tesis, ni tesina, ni trabajo fin de máster, ni máster", repite con insistencia cuando aparece el tema. "Si me piden los trabajos de cuatro asignaturas, que enseñe todo el mundo los trabajos de sus materias del bachillerato, porque hay algunos que ni siquiera han hecho estudios superiores", decía este viernes desde Canarias. 

Poco se adentra el presidente del PP en el asunto que ha sacudido la vida política nacional desde el pasado miércoles. Todo estalló cuando Rivera le preguntó al presidente del Gobierno por su famosa tesis secreta. La primera reacción de Casado produjo sorpresa incluso en los suyos. "Hablar de la tesis nos impide hablar del récord de desempleo de agosto, del reto separatista, de la inmigración, de Navantia..."

La teoría de la 'cortina de humo'. Una salida desconcertante. Sánchez había perdido los papeles al responoder a Rivera en el Hemiciclo. Estaba tocado, había acusado el golpe.  "Lo tenemos contra las cuerdas y Pablo se pone a tocar el violón", comentaba un veterano diputado popular. 

Estrategia defensiva

Adriana Lastra centró el debate al pedir la dimisión de Casado por su máster. Fue entonces cuando Dolors Montserrat, portavoz de la bancada popular, saltó a los pasillos del Congreso a exigir la comparecencia del presidente del Gobierno. Una declaración puramente verbal que pudo quedarse en nada de no ser porque Ciudadanos dio el paso al frente. "Las derechas", como decía la vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, fueron de la mano a la ventanilla del Congreso a presentar esa demanda. 

Sánchez no les dará el gusto. Así lo avanzó el viernes la ministra portavoz, Isabel Celaá. La iniciativa será frenada en la junta de Portavoces, merced al concurso de las fuerzas de la moción. Podemos, nacionalistas, Bildu... piensan echarle una mano al presidente en momentos tan azarosos. Casado tampoco va a empujar mucho.  Desarrolla una estrategia de perfil muy defensivo. Lo primero, dejar muy claro que su asunto nada tiene que ver ni con el de la reconocida plagiaria Carmen Montón, ya dimitida, ni con la brumosa tesis de Sánchez. 

Casado está inquieto y a la espera. Ates de fin de mes, la Fiscalía prevé presentar su dictámen ante la sala de Admisión del Supremo. No es vinculante pero sí orientativo. El 'master' de Casado ya está en danza en el alto Tribunal. "Estamos convencidos de que saldrá bien, pero hay que ser prudentes", dicen en Génova. No son momentos de lanzar duros ataques con la tesis como argumento, por más que la ministra Celáa se empeñe en denunciar un contubernio de la derecha para "abatir" al presidente, derribar al Gobierno y alguna que otra catástrofe más.  

Este fin de semana, Casado está en Portugal y el lunes tiene comparecencias en varios medios. Tendrá que hablar de la tesis y del máster. Repetirá la misma letanía. En noviembre, caso de estar ya liberado del yugo judicial, volverá a ser el Casado valiente y agresivo de siempre. Mientras tanto, será Rivera quien tire del carro de la oposición en el cenagal de los escándalos universitarios. 

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