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Política

Baño de realidad para Sánchez: Rivera dice no y el Gobierno le espera con el déficit 2018

Sánchez habla en el Congreso ante el Grupo Socialista

No va a tener fácil Pedro Sánchez hacerse hueco en su vuelta a la primera linea política porque han pasado nueve meses desde que se fue y lo que hace un año ya fue una fórmula fallida para su investidura, el acuerdo a tres con Podemos y Ciudadanos, hoy se antoja más inviable todavía. De hecho, Albert Rivera le espetó ayer con desdén: "déjenos trabajar".

A eso se une que el Gobierno espera al líder socialista a la vuelta de una semana para instarle a negociar y apoyar el objetivo de déficit en el Presupuesto 2018.

Lo hará bajo la atenta mirada de sus barones y del comisario europeo Pierre Moscovici, quien, en la reunión que mantendrá este viernes 22 con Sánchez en Madrid, le va a instar, "de socialista a socialista", a dar su "sí" al techo de gasto o, por lo menos, la abstención para garantizar la estabilidad de un país todavía amenazado por el Eurogrupo con incoarle un procedimiento excesivo de déficit.

Y a los barones socialistas les interesa apoyar lo que van a ser unas cuentas más expansivas aún que las de 2018. Mariano Rajoy lo sabe y por eso ni siquiera les está adelantando a cuenta las mejoras financieras que contiene el presupuesto de 2017 que va a estar aprobado a 30 de junio; no deja de ser un instrumento de presión sobre los presidentes autonómicos para que estos, a su vez, insten a Sánchez a sumarse al acuerdo.  

Ambas cuestiones, el no de C's y el apoyo al techo de gasto del gobierno del PP, pueden ser letales para el relato "social" y de izquierdas que quiere construir Sánchez en sus primeros pasos. Podemos ya se ha dado cuenta. Según su portavoz parlamentaria, Irene Montero, es "importante" lo que vote el PSOE porque dará la medida de su izquierdismo.

El líder socialista telefoneará hoy a Rivera e Iglesias para poner en marcha su "mesa del cambio" a fin de desalojar a Rajoy de La Moncloa

A pesar de estos reveses, va a seguir adelante con su estrategia, según confirmaron por la tarde fuentes de su equipo en Ferraz. Se trata de demostrar que el "Somos la izquierda" no es solo el lema del 39 Congreso.

Hoy comunicará por telefono a Albert Rivera y a Pablo Iglesias que va a poner en marcha su "mesa para el cambio" a fin de que ambos "superen los vetos" mútuos y "definan los puntos de unión que nos ayuden a avanzar en el cambio político que necesita España". 

El problema es que el líder naranja de C's ya ha dicho por activa y por pasiva: "No voy a entrar en el bucle de Pedro Sánchez ni a volver al pasado" y, mucho menos, participar en "mociones espectáculo"; e Iglesias tampoco parece muy decidido a dejarse instrumentalizar ahora que con la moción de censura ha conseguido un papel protagonista a la izquierda en el Congreso precisamente porque no hay líder en la bancada socialista ni lo va a haber hasta las próximas elecciones.

Así las cosas, el Gobierno ve los primeros pasos de Pedro Sánchez como un dejá vu. Un alto cargo de La Moncloa señalaba anoche que está intentando abrir paso a codazos pero corre el riesgo de aburrir a los españoles intentando hacerles volver al 2016.

"Su problema es que no se ha dado cuenta de que, un año después, hay gobierno, presupuestos, en España se han creado 800.000 puestos de trabajo; los británicos han decidido Brexit y tienen una primera ministra nueva; y en El Eliseo ya no está el socialista Francois Hollande, está Macrón", enumeraba irónicamente esta fuente para ilustrar lo fuera de tiempo que está el líder del PSOE. 

 

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