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País Vasco

Los imposibles de Urkullu: convencer a Bildu sobre ETA y aprobar sus presupuestos

El lehendakari, Iñigo Urkullu.

El lehendakari, Íñigo Urkullu, presenta sus planes de gobierno este viernes en el Parlamento vasco. Allí se celebra el "debate de política general", algo así como el inicio del curso político, que llega marcado por la convocatoria de elecciones generales el 10-N y por su posible influencia en un adelanto electoral en Euskadi, donde en teoría las autonómicas se tienen que celebrar en otoño de 2020. La hoja de ruta de Urkullu contiene dos tareas que se antojan imposibles: convencer a Bildu para que condene la historia de ETA y lograr apoyos para sus presupuestos. 

Las elecciones del 10-N también van a influir en el País Vasco, pero no se sabe en qué sentido. Los comicios autonómicos vascos tendrían que celebrarse justo dentro de un año, en septiembre de 2020, pero el clima electoral existente apunta a que quizás Urkullu tenga que adelantarlas al menos a la primavera del próximo año. Desde el Gobierno vasco, no obstante, aseguran que su intención es llegar hasta el final de la legislatura.   

Debate de política general

Para empezar el curso político, Urkullu lleva este viernes su hoja de ruta al Parlamento vasco. El propio ejecutivo vasco ya ha adelantado los caminos por donde irá la intervención del lehendakari. Y la realidad es que, a tenor de las líneas maestras de ese discurso, pretende dos tareas que parecen imposibles

La primera es convencer a Bildu para que condene sin ambages ni eufemismos la historia de ETA. Según el ejecutivo de PNV y PSOE, el lehendakari va a reclamar una condena "explícita" que sea "compartida por todas las fuerzas políticas". Todas menos Bildu comparten ya dicha condena, por lo que está claro a quién va dirigida dicha petición. No parece nada sencillo alcanzar un consenso en este punto. 

La segunda de esas tareas, menos simbólica y más decisiva para su propio futuro, es lograr apoyos para aprobar los presupuestos vascos de 2020. Para ello, necesita que Bildu, Podemos o el PP respalden al gobierno de PNV y PSOE. Ambas cuestiones marcarán lo que diga el lehendakari, primero, y las posiciones del resto de grupos políticos, después.

Hacia un adelanto electoral

Discursos aparte, la legislatura vasca parece agotada precisamente por la cuestión presupuestaria. El ejecutivo bicolor ya prorrogó para este 2019 las cuentas de 2018 al no lograr los apoyos necesarios. Ahora, en un clima electoral, ya en precampaña del 10-N y pensando en las propias elecciones autonómicas, parece complicado que PNV y PSOE puedan conseguir el respaldo de algunos de los grupos de la oposición.

Ni a unos ni a otros les apetecen alianzas para las cuentas que luego marquen sus posiciones de cara a las elecciones autonómicas. Y, para colmo, en los posibles acuerdos sobre presupuestos, que tendrían que cerrarse en diciembre, influirán dos cuestiones: la gobernabilidad en el país tras el 10-N y el debate sobre el nuevo estatus del País Vasco, que PNV y Bildu acordaron en un primer lugar para después discrepar

En todo caso, Urkullu goza de una posición cómoda. Porque un adelanto electoral en Euskadi no sería ningún drama, sino que incluso puede beneficiar los intereses de los peneuvistas, que en las últimas citas electorales han alcanzado una hegemonía caso incontestable. Además del Gobierno vasco, controlan las tres diputaciones y las tres capitales de la comunidad. Nadie duda de su victoria en las autonómicas, sean cuando sean. Lo más complicado será buscar socios. 

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