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País Vasco

Las opciones de que Mendia imite a Chivite para derrocar a Urkullu con apoyo de Otegi

Andoni Ortuzar, Íñigo Urkullu e Idoia Mendia cuando sellaron su coalición, en 2016.

El Partido Socialista de Euskadi (PSE) decidirá quién lidera el Gobierno vasco después de las elecciones autonómicas del 12 de julio. Si los sondeos no fallan, la formación dirigida por Idoia Mendia tendrá que elegir. O apuesta por la continuidad de su coalición de gobierno junto al PNV y con Íñigo Urkullu como lehendakari o cambia de socios y apuesta por un tripartito junto a Bildu y Podemos en el que hasta la propia secretaria general de los socialistas vascos podría acabar en la Lehendakaritza. Por ahora, la apuesta más segura es la primera, pero en las últimas horas el acuerdo del Gobierno de PSOE y Podemos con Bildu en el Congreso para derogar la reforma laboral alienta la segunda posibilidad

A nadie se le escapa que ese sorpresivo (y problemático) acuerdo a tres bandas en el Congreso de los Diputados es un auténtico regalo del PSOE a Bildu a pocas semanas de los comicios autonómicos. Nadie lo esperaba en la política vasca. Pero donde más ha dolido es en Sabin Etxea, sede del PNV. En el partido presidido por Andoni Ortuzar se enteraban por la prensa de que el PSOE, que es su socio de gobierno en el País Vasco y su socio prioritario a nivel estatal tras el acuerdo de investidura que firmaron, pactaba con Bildu a sus espaldas. Este jueves guardaban un estruendoso silencio mientras los firmantes del acuerdo discrepaban sobre su alcance. 

El tripartito entre Bildu, PSE y Podemos se antoja poco probable porque los socialistas vascos no parecen dispuestos a embarcarse en esa aventura. "Imposible" o "inviable" son sus respuestas desde hace meses cuando se les pregunta en privado por dicha posibilidad. Además, en público la propia Mendia marcaba como estrategia salir reforzados en las urnas para ganar peso en el Ejecutivo junto a sus compañeros peneuvistas.

Un cargo del PSE lo expresa así: "Yo no veo posible el tripartito, pero también pensaba que Chivite no gobernaría en Navarra y hasta perdí una comida"

El principal argumento del PSE para continuar con su apuesta es que gracias al "acuerdo entre distintos" que conforman, el PNV se modera y no se vuelca en la causa independentista. Además, ambos gobiernan juntos en numerosas administraciones del País Vasco. No obstante, el movimiento de este miércoles en el Parlamento nacional descolocó a casi todos. En conversación con este periódico, un cargo del PSE lo expresa así: "Yo no veo posible el tripartito, pero también pensaba que Chivite no gobernaría en Navarra y hasta perdí una comida". ¿Puede Mendia imitar a su compañera de filas y presidenta del Gobierno navarro para hacerse con el poder?

¿Dan los números?

Lo primero es ver qué dicen los números de las encuestas. ¿Qué combinaciones son posibles para formar gobierno? Antes de que la pandemia obligase a posponer las elecciones vascas, la gran duda era saber si el PNV y el PSE lograrían juntos llegar a la mayoría absoluta de la que no disfrutaron en la pasada legislatura. En los últimos cuatro años sumaban 37 escaños (28 del PNV y 9 del PSE) cuando se necesitan 38 de los 75 asientos del Parlamento de Vitoria

Todas las encuestas publicadas en febrero y marzo de cara al 5-A señalaban que en efecto peneuvistas y socialistas alcanzarán una holgada mayoría porque ambos ganarían escaños. Pero, al mismo tiempo, los sondeos apuntaban a que el PSE también sumaría para gobernar en ese hipotético tripartito junto a Bildu y Podemos. Ya en la pasada legislatura estas tres formaciones sumaban precisamente esos 38 escaños que se necesitan y ahora los vaticinios decían que alcanzarían esa misma cifra.

Para que el tripartito fuera realidad es indispensable que entre las tres formaciones lleguen a la mayoría absoluta, porque si no, ni lo intentarán

Para que el citado tripartito fuera realidad es indispensable que entre las tres formaciones lleguen a la mayoría absoluta, porque si no, ni lo intentarán. Porque no tendría sentido. Entre otras cosas está claro que el PP votaría al PNV con tal de impedir que Bildu estuviera en el Gobierno. En todo caso, las encuestas del pasado quizás no sirvan demasiado, porque es una incógnita saber cómo afectará en las urnas el posible desgaste de unos y otros por la gestión de la pandemia. Además, el previsible crecimiento de la abstención dificulta cualquier pronóstico.   

La única opción es Borgen

Tan claro está que el PNV ganará los comicios con holgura como que Bildu será la segunda fuerza. Esto dificulta el pacto a tres bandas porque la candidata de la coalición abertzale, Maddalen Iriarte, pediría liderar ese gobierno tripartito. De hecho, ya lo dijo públicamente semanas atrás. Es harto improbable, por no decir imposible, que el PSE haga lehendakari a la candidata bildutarra que impulsan Arnaldo Otegi y los suyos. Si tienen que elegir entre apoyar a una de las dos formaciones nacionalistas, a Mendia y su partido les interesa mucho más quedarse con el PNV que adentrarse en una aventura con dos nuevos socios. Por múltiples motivos.  

En la serie danesa con ese nombre, la candidata Nyborg acaba como primera ministra tras quedar tercera en las elecciones. Que Mendia sea la tercera el 12-J es justo lo que dicen las encuestas anteriores a la pandemia

Así las cosas, parece evidente que la única opción de que ese hipotético tripartito se materialice es que esté presidido por la propia Mendia. Es el modelo Borgen. En la serie danesa con ese nombre, la candidata Nyborg acaba como primera ministra tras quedar tercera en las elecciones. Que Mendia sea la tercera el 12-J es justo lo que dicen las encuestas anteriores a la pandemia: el PSE subiría de 9 a 11 escaños y Podemos bajaría de 11 a 9. Pero para que la fórmula sea posible Bildu tendría que renunciar a la presidencia de un tripartito donde sería la formación más votada de los tres socios. 

Difícil, casi inviable. Pero existe un precedente de Borgen en la política vasca que es reciente y que tiene a parecidos protagonistas pero situados en diferentes posiciones. En 2015, el PNV se hizo con la alcaldía de Vitoria pese a ser la tercera lista más votada. Bildu era la segunda fuerza y reclamaba la alcaldía, pero finalmente regaló sus votos a los peneuvistas para desalojar al PP de Javier Maroto, que fue el más votado en aquellos comicios. En aquella operación también se necesitaron los votos del cuarto clasificado, el PSE. 

Bildu y Podemos, dispuestos

Si los números cuadran tal y como apuntan las encuestas, todo dependerá del PSE. Porque la disposición de los otros dos partidos es total. La candidata de Podemos a la Lehendakaritza, Miren Gorrotxategi, ha dicho unas cuentas veces que su plan es conformar "un tripartito de izquierdas" junto a Bildu y PSE. Este mismo jueves, 21 de mayo, Pilar Garrido, del sector pablista, presentaba su candidatura a las primarias para dirigir Podemos Euskadi con el mismo mensaje: el objetivo de los morados es "confluir" en un tripartito de izquierdas" junto a Bildu y PSE.

Sabedora de que ese acuerdo se antoja complicado, la más que probable nueva líder del partido de los círculos en el País Vasco se ofrecía a ser el "puente" que facilite el acuerdo. Los bildutarras no esconden su preferencia por ese tripartito aunque, como se ha dicho, reclamarían la presidencia que el PSE no parece dispuesto a darles.  

Así las cosas, las opciones de tripartito son remotas. Pero en política, y más en la actual, todo parece posible.

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