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País Vasco

PNV y Bildu tensionan su relación con la vista puesta en las elecciones municipales

El presidente del Euskadi Buru Batzar (ejecutiva) del PNV, Andoni Ortuzar.

El PNV sube el tono contra Bildu. Porque Bildu ha subido el tono contra el PNV. Las dos fuerzas nacionalistas vascas están tensionando sus siempre tirantes relaciones a pasos agigantados. Sin duda, el escenario electoral, con el 28-A y el 26-M a la vuelta de la esquina, aviva el fuego de esa tensión que habrá que ver si es meramente táctica o estratégica, solo coyuntural o definitiva. Otra vuelta de tuerca en la lucha por la hegemonía del nacionalismo vasco.

Este mismo martes, sin ir más lejos, el portavoz del PNV en el Congreso de los Diputados, Aitor Esteban, aprovechaba un acto en Álava para tildar a Bildu como “el bulldozer de la política” porque no tiene capacidad “para construir nada”. Solo unos días antes el todopoderoso presidente del PNV, Andoni Ortuzar, llegaba a afirmar que “hay una estrategia planificada por Bildu y PP para hostigar al Gobierno” porque, a su juicio, unos y otros “vienen a por un lehendakari -Íñigo Urkullu- que tiene éxito social”.

Los presupuestos y el consejero dimisionario

La realidad, palabras gruesas aparte, es que el vínculo entre PNV y Bildu ha sufrido una transformación en los últimos meses. Tras aprobar conjuntamente un borrador de nuevo estatuto vasco, con la reclamación de un referéndum de autodeterminación incluida, los dos partidos parecen haber entrado en permanente discusión. El fracaso de las negociaciones para que Bildu apoyase los Presupuestos del Ejecutivo vasco supuso un punto de inflexión.

Una vez perdido el apoyo del PP en la Cámara de Vitoria a cambio del apoyo de PNV en el Congreso, los peneuvistas intentaron acercar posturas con Bildu. Pero la realidad es que en cosa de cuentas públicas, de políticas sociales y gastos del dinero público, existe un abismo entre ambos. Y la negociación se fue al garete. Por ello, Urkullu tuvo que prorrogar las cuentas de 2018

El pasado fin de semana el diario ‘Deia’ publicaba, citando a fuentes gubernamentales, que el PNV considera que ha habido una “quiebra” en su relación con Bildu. ¿Por qué? Porque en las últimas semanas Bildu ha mantenido e incluso incrementado la presión contra el Gobierno autonómico a cuenta del escándalo de los exámenes filtrados de Osakidetza. Ese escándalo que se llevó por delante al consejero dimisionario Jon Darpón.

La coalición que lidera la izquierda 'abertzale' no va aflojar en este caso y, de hecho, esta semana reclamará la apertura de una comisión de investigación que depure responsabilidades. Al PNV no le hace gracia alguna que esta iniciativa pueda salir adelante, porque Urkullu y los suyos consideran que entregar la cabeza de Darpón debía poner fin a las hostilidades.

El 28-A y el 26-M en la cabeza... ¿y las vascas?

Abona esta crisis entre nacionalistas, claro está, el endiablado escenario electoral. Las elecciones generales del 28-A y, sobre todo, las municipales y forales del 26-M están en la cabeza de unos y otros. Hay que escenificar división, hay que diferenciarse, porque llegan las citas con las urnas y se necesita movilizar a los votantes. Como ya ha informado Vozpópuli, las encuestas sonríen al PNV y el plan de Urkullu es aguantar la legislatura.

Si las tensiones aumentan más de lo soportable y si el PNV no es decisivo en Madrid tras las generales -por ejemplo, si los partidos de centroderecha logran la mayoría absoluta-, el tranquilo escenario vasco puede cambiar. Un Urkullu que gobierna en minoría parlamentaria y que puede salir reforzado en las elecciones municipales y forales tal vez se atreva a adelantar aún más de lo que parece los comicios vascos. Por ahora, no es el plan. Pero los planes, en política, siempre cambian.  

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