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País Vasco

Puntos débiles y puntos fuertes de los candidatos en las elecciones vascas

Las claves de las elecciones vascas

Tres mujeres y dos hombres son los rostros más célebres en el País Vasco durante estas dos semanas de campaña electoral. Encabezan las listas de los cinco partidos con representación en el Parlamento de Vitoria. Los cinco se juegan su futuro político en estas atípicas elecciones autonómicas del 12 de julio. Los 1,7 millones de electores vascos decidirán en qué puesto colocan a cada aspirante. De la experiencia de algunos al carisma de otros, estas son sus principales debilidades y sus fortalezas más acusadas. 

Íñigo Urkullu (Baracaldo, 1961). El candidato del PNV es el mejor valorado según todas las encuestas, incluida la del CIS, y, además, tiene bastantes papeletas para ser reelegido como lehendakari tras la cita con las urnas. Su larga experiencia política, incluidos sus ocho años al frente del Gobierno vasco, es su principal ventaja, a lo que hay que sumar su moderación en las formas y el discurso, así como su facilidad para llegar a acuerdos con diferentes partidos. Y su desventaja más acusada es su legendaria falta de carisma. No es el aspirante más cercano ni divertido ni campechano de los que concurren a estos comicios autonómicos. 

Maddalen Iriarte (San Sebastián, 1963). La cabeza de lista de EH Bildu repite en su puesto al frente de la candidatura. Aspira a seguir siendo la principal alternativa al PNV y, si los sondeos no se equivocan, tras el 12-J será otra vez el principal rostro de la oposición en el Parlamento vasco. Su formación como periodista hace que el manejo de la comunicación sea uno de sus puntos fuertes. Los bildutarras volvieron a elegirla en detrimento del propio Arnaldo Otegi porque su perfil es más moderado. Carece de experiencia al frente de una administración y quizás el principal defecto para aglutinar votos es que carece de carisma suficiente. 

La candidata del PSE tampoco es el rostro más carismático de la política vasca. Aún así, es la segunda más valorada junto a Iriarte

Idoia Mendia (Bilbao, 1965). La candidata del PSE tampoco es el rostro más carismático de la política vasca. Aún así, es la segunda más valorada junto a Iriarte, ambas con un 5 según el último sondeo del CIS. Para estas elecciones cuenta de su parte con el llamado efecto Sánchez; esto es, que la posición gobernante del PSOE pueda propulsar sus expectativas de voto. Su carácter dialogante, su inflexibilidad frente a los ataques sufridos y su experiencia política también cuentan de su parte. Quizás la principal debilidad es que en algunos sectores del propio PSE todavía no convence pese al paso del tiempo.  

Miren Gorrotxategi (Abadiano, 1967). La número uno de la lista de Podemos tiene como principal hándicap el desconocimiento. Aunque lleva años en Podemos y ya ha sido senadora y diputada, esta profesora universitaria de Derecho venció en las primarias para ser candidata solo hace unos meses, de manera que muchos de los electores apenas tienen referencias sobre ella. Pablista convencida, con un discurso de corte más izquierdista y cercana de trato según quienes la conocen, su candidatura es la más novedosa, porque es la única de los cinco que se estrena en estas lides. 

La palabra que define al aspirante de la coalición que forman PP y Ciudadanos es veteranía. Su inesperada llegada como candidato fue una solución de urgencia tras la lucha entre la dirección nacional del PP y Alfonso Alonso

Carlos Iturgaiz (Santurce, 1965). La palabra que define al aspirante de la coalición que forman PP y Ciudadanos es veteranía. Su inesperada llegada como candidato fue una solución de urgencia tras la lucha entre la dirección nacional del PP y Alfonso Alonso. Este es seguramente el reto más difícil de su dilatada trayectoria. Aunque era muy joven, ya fue candidato a lehendakari en 1998, de manera que las comparaciones son obligatorias y es seguro que ahora sus resultados serán peores que entonces. Esa veteranía es lo mejor y lo peor para él. Porque su punto fuerte es que es un símbolo de la resistencia frente a ETA. Y porque su punto más débil es que puede ser percibido por los electores como un candidato del pasado. 

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