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Opinión

El barco de la libertad

El pasado viernes 18 de diciembre, durante su tradicional discurso navideño a los empleados de Vozpópuli, Jesús Cacho anunció mi nombramiento como director del periódico que él fundó en el otoño de 2011. Por este motivo, me van a permitir que esta vez escriba unas palabras sobre nosotros.

En primer lugar debo ser agradecido. Gracias a Cacho por la confianza depositada en mí y por considerarme digno de sucederle al frente del periódico. Él es probablemente el mejor periodista que he conocido en mis 23 años de carrera profesional y, sin ningún género de dudas, el más inteligente de todos nosotros. También el más valiente. Pasó por las redacciones de ‘El País’, ‘Abc’ y ‘El Mundo’, y tuvo problemas en las tres porque su insobornable libertad casaba mal con una gran empresa con intereses variados. Supo ver antes que nadie las posibilidades que ofrecía Internet para ejercer el periodismo sin cortapisas y fundó ‘El Confidencial’, levantando un emporio y, de paso, creando un modelo de negocio que posteriormente mejoró al montar Vozpópuli.

España y los periodistas españoles le debemos mucho a Cacho. Ahora, en pleno siglo XXI, es muy fácil criticar al rey emérito o arremeter contra el Ibex-35. Eso no tiene ya ningún valor. Lo heroico es lo que hizo él hace treinta años, escribir antes que nadie de lo que todo el mundo hablaba en Madrid pero que nadie se atrevía a publicar… y ahí están sus libros para quien quiera comprobarlo.

Jesús dijo en su alocución navideña que me nombraba director por haber sido "el principal responsable del gran salto adelante de Vozpópuli”. Sin embargo, como el propio Cacho sabe mejor que nadie, eso es simplificar demasiado porque un periódico es una obra colectiva: sin buenos músicos da igual el talento que tenga el director de la orquesta.

Por eso mi segundo agradecimiento va destinado a todos mis compañeros, que son los auténticos protagonistas de la revolución Vozpópuli. Inmensos profesionales, muy jóvenes muchos de ellos y con una ilusión y una capacidad de trabajo a prueba de bombas. Ellos demuestran cada día que con apenas 45 personas se puede plantar cara a mastodontes que superan ampliamente los cien empleados.

El secreto de Vozpópuli

¿Cuál es el secreto de nuestro éxito? Pues muy sencillo: una feliz combinación de talento y libertad. Contamos con muchos de los mejores periodistas que hay hoy en España, y los tenemos trabajando con absoluta libertad, sin líneas rojas ni trabas. Y cuando a un periodista le das libertad, la ejerce y crece gracias a ella. Y disfruta muchísimo, porque no hay cosa que guste más a un periodista que esa inmensa satisfacción que siente cuando puede escribir sobre cualquier cosa, siempre que esté debidamente contrastada, sin tener que pedir permiso por ello o esperar el plácet de las altas esferas. Esa es la gran ventaja competitiva de Vozpópuli. Ni se especula ni se trafica con la información: se publica.

Esa libertad ya existía en el periódico desde que se fundó, porque eso es marca de la casa Cacho. Lo único que ha cambiado en estos dos últimos años es que hemos reforzado el periódico incorporando más talento y, en paralelo, se nos ha presentado una ocasión pintiparada para enseñarle al mundo lo que hacemos. Sí, la pandemia, porque el coronavirus ha acentuado la crisis en la que ya se encontraba buena parte del sector y nosotros, en vez de replegarnos, decidimos dar un paso adelante.

A los pocos días de comenzar el confinamiento, cuando ya se veía con claridad todo el desastre que vendría después, Cacho me dijo: "Los grandes periodistas y los grandes periódicos despuntan en crisis como esta, tenemos que aprovechar la oportunidad. Ahora o nunca". Y eso hicimos. Informar. Con rigor, pero sin pelos en la lengua. Poniendo de manifiesto las contradicciones de los gobernantes y destapando todas sus miserias. Muchos ya nos conocían de antes, porque en enero dimos el campanazo del 'Delcygate', pero varios millones nos fueron encontrando después gracias al incremento del consumo de Internet como consecuencia de la reclusión forzosa en los hogares. Por eso en este 2020 nos hemos convertido en el periódico de moda en España, creciendo un 88% en audiencia durante los últimos doce meses.

Sin sectarismos

De ahí que mi única guía en el tiempo que esté al frente de Vozpópuli no va a ser otra más que perseverar en esa fórmula que se ha demostrado exitosa: ejercer el periodismo sin muros, sin complejos y sin sectarismos. Contarle a la gente lo que no sabe. Moleste a quien moleste. E intentar poner nuestro granito de arena para hacer de España un país mejor, más habitable, más moderno, más tolerante, más abierto, más libre y más democrático.

Y todo con el objetivo de ser el mejor periódico. No necesariamente el más leído, pero sí el que tenga la mejor información, el más influyente y el más respetado. Todavía nos queda mucho que mejorar. Cometeremos decenas de errores a diario, pero intentaremos que cada vez sean menos y pediremos perdón por los más sangrantes todas las veces que haga falta. De hecho, les dejo aquí mi dirección de correo electrónico ([email protected]) para que se dirijan a mí personalmente siempre que detecten un error en nuestras páginas. Ustedes son lo más preciado que tenemos, así que intentaré no defraudarles. Gracias de antemano por estar ahí.

En definitiva, el barco de Vozpópuli va a seguir el rumbo fijado por nuestro capitán. Iremos poco a poco, paso a paso, sin prisa pero sin pausa, para no perder los valores por el camino. Pero no cejaremos en nuestro empeño porque sabemos que detrás de la pantalla hay ya millones de personas que nos siguen a diario y que nos van a exigir que continuemos defendiendo la verdad y la libertad. 

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