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Opinión

Vox, una 'maravillosa' incongruencia

Macarena Olona e Iván Espinosa de los Monteros.

Iván Espinosa de los Monteros ha descubierto que en el Congreso, en el verano, sólo trabajan los ujieres. Enorme descubrimiento. Como el policía de Casablanca, "¡qué escándalo aquí se juega!". Espinosa, que acaba de acceder a la categoría de diputado, se queda estupefacto cada mañana cuando acude a la sede de la soberanía nacional y sólo encuentra pasillos vacíos, despachos vacíos, salones vacíos y un periodista de La Sexta. Hasta la cafetería, el corazón más vivo del edificio, está despoblada. "Todo el mundo está cobrando pero muy poquitos están trabajando", ha señalado sagazmente el portavoz de Vox. 

Tras detectar el mal, ha sugerido el remedio. Los de Vox son así. Congelar el sueldo de los diputados hasta que se haya formado Gobierno. Si sus señorías no encontraran su nómina a final de mes, seguro que espabilarían en la búsqueda de los necesarios acuerdos. E incluso, arrebatados en su afán por alcanzar soluciones, animarían a Sánchez a mover pieza para acabar con el estéril bloqueo. "El estímulo sería maravilloso", señala Espinosa de los Monteros, que se consagrará sin duda como uno de los más brillantes espadachines dialécticos de la Cámara en la próxima legislatura. Conjuga la épica y la lírica con una soltura casi esquizoide. 

Murcia

Bien le asiste la razón al diputado de Vox en su diagnóstico. Y hasta en su remedio. Con una salvedad. Su partido incurre en la misma falta que denuncia. Vox apenas ha colaborado en deshacer el entuerto del gobierno murciano. Es más, cuando ya estaba todo resuelto, incluso cuando hasta su jefe de filas, Santiago Abascal, había dado el 'nihil obstat' desde Madrid para que su grupo apoyara la investidura de López Miras, alguien emitió una contraorden y, sin motivo ni razón, Vox se pasó al bando de los votos en contra. Nadie ha explicado bien ese inesperado giro. El caso es que Murcia sigue sin gobierno. Y sus diputados siguen cobrando. Y Vox algo tiene que ver. 

Muy de agradecer en política es la congruencia. Es decir: "Consejos vendo que para mí no tengo". Que algunos se vayan aplicando el cuento.

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