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Opinión

Lo que el votómetro esconde

Pablo Casado y Santiago Abascal en una imagen de archivo.

Si un lector poco avisado mirase los números del votómetro realizado por el departamento de análisis de Redlines en colaboración con Vozpópuli podría interpretar que el electorado español no se ha movido demasiado durante el mes de noviembre, y a pesar de que, atendiendo a los números publicados, no le faltase razón, los datos comienzan a contarnos historias más allá de su literalidad pitagórica.

1.- El Gobierno sigue perdiendo apoyos

A pesar de los titánicos esfuerzos de Moncloa por enredar y confundir, los dos partidos que forman el Gobierno de España habrían perdido ya más de un millón y medio de votos desde las pasadas elecciones.

Es muy poco, pensarán algunos, pero quienes nos dedicamos al negocio de analizar la realidad política y electoral no podemos confundirnos con este tipo de apreciaciones: 1.500.000 votos son una barbaridad de votos para un Ejecutivo que debería estar en plena luna de miel con su electorado tras 12 meses de gobierno. Una barbaridad que, además, no anuncia nada bueno cuando la legislatura avance y la propia realidad política y parlamentaria haga que las estrategias de PSOE y Podemos vean más réditos en la ruptura que en el acuerdo.

Y ese momento va a llegar.

2.- Casado se consolida

El PP que Pablo Casado recibió de las temblorosas manos de Mariano Rajoy ya no se parece en nada a aquel partido dividido y agujereado por la corrupción.

El trabajo sordo de García Egea y sus fontaneros comienza a dar sus frutos en los congresos territoriales que se están produciendo de forma constante y discreta con una característica común a todos ellos: las nuevas direcciones territoriales, formadas por militantes jóvenes y sin manchas del pasado ya responden a la nueva dirección nacional. Solo a la nueva dirección nacional.

En pocos meses, García Egea ha construido y ha puesto en manos de Casado un ejército jóven, sobrio y tremendamente disciplinado, y todo esto manteniéndose como el partido que más crece desde las pasadas elecciones.

3.- Vox se estanca

Lo miren como lo miren sus fans más ruidosos, Vox se ha estancado, no crece, y esto es gravísimo para un partido que debería haber rentabilizado de alguna forma tanto su moción de censura como una agenda política francamente favorable para sus intereses.

Con un Gobierno en manos de Bildu y ERC, con fotos y declaraciones que parecían construidas con el solo fin de hinchar sus velas, la indolencia parlamentaria de sus líderes y su nula visión estratégica han conseguido que Vox no solo no crezca en absoluto, sino que ya se sitúa por debajo de los resultados conseguidos en las pasadas elecciones.

4.- A Ciudadanos se le acaba el tiempo

A pesar de los esfuerzos de Inés Arrimadas, la ciudadanía sigue sin sintonizar “radio naranja”, y cuanto más nos acerquemos a las próximas elecciones, que serán un plebiscito sobre Sánchez, menos oyentes tendrán, de tal suerte que a Cs se le está acabando el tiempo para poder elegir en qué lado del río Recos quieren estar, porque estar en medio del río no es una opción si no quieres ahogarte.

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