MJ Montero desplazó a Trump. No se habló de Ucrania, ni de Putin, ni de la guerra que viene. Ni siquiera del incandescente presupuesto de Defensa. De hecho, no hubo preguntas para Margarita Robles (dicen que está en Turquía). La mecánica de las sesiones de control están tan oxidadas como el verbo de madame Francina. El ministro Albares tuvo la oportunidad de ilustrar al Hemiciclo sobre el único tema que interesa en el planeta, pero optó por defender la gallarda figura de Rodríguez Zapatero sin cuya concurrencia España no sería una democracia colosal que lidera la política exterior europea, vino a explicar, con esa expresión de comadreja fanfarrona que desprecia la crueldad del espejo.
Era la reaparición de la titular de Hacienda, luego de su comentadísima ausencia de la semana última por una indisposición, tras la encendida zapatiesta con su homóloga de Trabajo a cuenta del salario mínimo. Allí estaban ambas, sentaditas codo con codo, objetivo unanime de las cámaras, comentarios, bromas, chistes y memes. Muchos. Más que Musk. Montero, con el gesto retorcido, agrio, tan enfurruñada como cuando pierdes las gafas, o la razón, deambuló en la incómoda mañana con ese talante airado del perdedor. Yolanda Díaz disfrutaba en sus adentros, ¿women secret's?, gesticulaba sin parar, ponía boquitas, guiñaba ojitos, se frotaba las manos como de frío, y luego los hombros, y luego le decía al bedel que si subía la calefacción. Poco a poco entró en calor y hasta se dignó aplaudir levemente a su colega. Montero ni la miraba. De su desprolijo peinado emergían relámpagos incendiarios como en los tebeos. O víboras como en la medusa.
La clave del debate la tuvo Feijóo al abrir su turno. Sus treinta primeros segundos suelen ser imbatibles: “¿Mintió Yolanda cuando dijo que se enteró de lo del IRPF por la prensa?”. Bueno, esa debería de haber sido la línea del interrogatorio de todo el PP. Nunca lo hacen
Sánchez, de nuevo, se escapó a los veinte minutos. Le quema el escaño en las posaderas. “Un terrorista ha pasado más tiempo en el Congreso que el presidente del Gobierno”, ironizó Belén Hoyo, del PP, en relación a la comparecencia de un yihadista carcelario con ‘anuencia’ (diría la otra) de quien preside la Cámara. Hizo el presidente una bromita con la cripto de Milei contra Feijóo, regurgitó un comentario contra Ayuso y su jefe de Gabinete, se remontó incluso a Bárcenas y luego balbuceó acarameladas lisonjas a Miriam Nogueras y Oscar Matute, en respuesta a sus respectivos parloteos contra los impuestos y contra España. La vocera de Junts no defraudó: ¿A qué un IRPF común al salario mínimo en todo el Estado si en Cataluña las cosas están más caras? ¿Eh? ¡Ya está bien de seguir ordeñando a los catalanes! Risitas de reprobación entre el auditorio, como es tradicional en esta representación de cartón piedra.
La clave del debate la tuvo Feijóo al abrir su turno: “¿Mintió Yolanda cuando dijo que se enteró de lo del IRPF por la prensa?”. Bueno, esa debería de haber sido la línea del interrogatorio de todo el PP. Nunca lo hacen. Prefieren soltar cada cual su discursito, en ocasiones vibrante como Ester Muñoz (“ratonera de corrupción”) o sarcástico como Miguel Tellado (“no ha visto las caras de su colega Díaz cuando usted hablaba, señora Montero, qué poco les duró la reconciliación, este es un Gobierno rotísimo”).
La performance parlamentaria, huérfana de talento, se convirtió en una especie de descomunal bufonada con María Jesús Montero como única protagonista. Embargada de furor, llegó incluso a llamar Gamarra a Belarra, porque riman en arra. Ya es desbarrar. La ministra de Hacienda se transformó en la Taxman (sería taxwoman) de George Harrison, un homenaje inesperado a los Beatles. ya saben:
Uno, dos, tres, cuatro / déjame decirte cómo será / uno para tí, diecinueve para mí / porque soy el recaudador de impuestos / si conduces un auto, voy a cobrarte la calle / si te sientas, voy a cobrarte el banco / si tienes frío, voy a cobrarte el calor / si sales de paseo, voy a cobrarte los pies.
No hay dinero para los enfermos del ELA pero sí 2.000 millones para comprar Telefónica. No hay dinero para el tren a Extremadura pero sí 750 millones de equipos ferroviarios para Marruecos. Tiene usted más asesores que ningún presidente en la historia
Claro, no es un himno épico ni un mensaje estimulante. Más bien es una condena, una carga que ni siquiera hombros tan guerreros y desprovistos de principios elementales como los de la vice-uno son capaces de sobrellevar. Pudo elegir la discreta defensa pero optó por el sendero grotesco, el de la imposible reivindicación, el del fuego a discreción, con el tableteo de una ametralladora insatisfecha. En un Gobierno se suele triunfar con la cartera de Exteriores (no es el caso), con la de Interior (menos aun) o con la de Deportes (si la selección consigue un Mundial, que tampoco). Ningún ministro de Hacienda, como ningún fiscal general del Estado, pasa a la posteridad con buena nota. Más bien, todos terminan sus días abrasados.
Ni recurriendo a su verborrea más iracunda, a sus descalificaciones más desmedidas (“portavoz de un delincuente confeso” a Ester Muñoz), más pedestres (“machista y paternalista” a Bendodo) y a sus afirmaciones más bufas (“no es que recaudemos más, se trata de no recaudar menos) logró sobrevivir a su cometido. El combate quedó sentenciado con la frase clave de Feijóo: Este Gobierno ha subido 97 impuestos en seis años. No hay dinero para los enfermos del ELA pero sí 2.000 millones para comprar Telefónica. No hay dinero para el tren a Extremadura pero sí 750 millones de equipos ferroviarios para Marruecos. Tiene usted más asesores que ningún presidente en la historia.
Los cinco días enamorados
Defender el personaje de doña tacañona se convierte en un empeño tan estéril como buscar un centímetro de limpieza en la familia arbitral del fútbol español. Sólo a un espíritu descentrado se le ocurre reivindicar la táctica del impuestazo en un país en el que la cosecha del Fisco por el IRPF ha subido de 82.000 millones a 121.000 bajo el sanchismo. Quizás ya se sabe una pieza sin futuro, material de desecho, la han enviado a Andalucía porque Sánchez se hartó de ella. Hizo movimientos extraños durante el retiro de los cinco días enamorados del gran narciso y eso no se le perdona.
Mejor le habría ido a la recaudadora, en su reaparición parlamentaria haberse disfrazado de Carrie, haberse encaramado en lo alto de su escaño azul y entonar ese happy end de la alegre tonadilla de George Harrison: "Sí, yo soy la recaudadora, y entérate de que no trabajas para nadie más que para mí”. A Sánchez le habría gustado. Y ella se habría marchado dócilmente a sufrir su inevitable derrota en Andalucía.
Bambarlos
19/02/2025 16:48
Las erratas y alguna que otra falta de ortografía desacreditan a periodistas como vuesa merced, de reconocido prestigio aquende los mares. Se le nota periodista porque no revisa sus textos antes de publicar.
luzmasluz
19/02/2025 21:32
El PP pierde el tiempo tratando de controlar al Gobierno... Aun peor: cuando "interacciona" - intercambia ideas/ puntos de/vista - con el Gobierno, en realidad ayuda eficazmente a su sostenimiento, aunque parezca que lo está controlando...
vara
20/02/2025 06:22
Etimado Bambarlos: pues lo reviso, ciertamente.
vara
20/02/2025 06:23
luzmasluz: la sesiones de control son estériles.
cr40501
20/02/2025 10:20
Bambarlos, supongo que los textos no los "pega" el autor y que alguna falta de ortografía puede colarse, pero no es necesario hacer un drama usando palabras en desuso como "vuesa, aquende,...(se olvidó de allende, por alguna razón insospechada)
vara
20/02/2025 12:26
Hola cr40501 Grcias por el capote. Bambarlos puede tener una parte de razón. Pequeña. Mínima. Apenas perceptible. pero está en su derecho de reclamar la perfección. Falta de ortografía? Bueno, creo que no.
José Alejandro Vara
Muy esquemático argumento. En parte tiene razón. En parte.
Stephen Dedalus
¡bravo!
vara
20/02/2025 12:42
y muchas gracias, cr40501
vara
20/02/2025 14:38
Hola Stephen, gracias por su presencia por aquí.
José Alejandro Vara
El enemigo es feroz. Y hay que usar las armas adecuadas.
vara
20/02/2025 15:39
Hay un semoviente por aquí firmando indebidamente. Por favor.