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Opinión

Ver los toros desde Waterloo

Puigdemont (c), Quim Torra (i) y Toni Comín (d) aplauden el izado de la senyera en Waterloo

El chisgarabís Comín, experto en rabietas de criatura ante los periodistas cuando fue Conseller de Sanidad – menudo petardo -, cobarde gallina capitán de la sardina a la hora de la verdad y enchufado del separatismo de chimenea, sofá y vida muelle, pide a los suyos que sean héroes, que monten un paro general y que se jueguen cosas. Ole tú, chavalote. Ahí se ve el valor que tenéis quienes habéis engañado a los que creían que la independencia iba en serio, sin pararse a calibrar la calaña moral de quienes estaban al frente de la martingala.

Comín manifestaba en RAC 1, que, si se exiliaron él, Puigdemont y la colla del pañal ensuciado, fue para evitar sangre, porque si se quedaban y detenían a todo el Govern “Se podía desatar la rabia ciudadana”. Sic y con un par. O sea, huyeron con el rabo y la estelada entre las piernas porque las masas iracundas habrían ido a guillotinar a todos los que no fueran del rollo. Dos cosas: primera, tenéis en poca cosa a vuestra gente, si las equiparáis a una turba violenta, ¿no?, además ¿esto no iba de sonrisas y aquí todo era pacífico? Me lo explique, por favor; dos, actuar previendo el mal mayor lo hacían en el Tercer Reich con la “custodia preventiva”, que no era más que detener a alguien argumentando que, al recluirlo en Dachau, se le evitaba caer en manos de la sana ira popular. Qué cosas se te ocurren, nene, en esas Bruselas de vida fácil, gandula y acomodada.

Da la impresión que quienes tienen una plataforma para decir algo en la cosa separata han decidido hacer un concurso de burradas, a ver quien la dice más gorda. Ejemplos varios: Comín, tocándose el papo a dos manos en el extranjero, pide héroes en Cataluña y proclama que están mejor ahora que un año; el ex Conseller de Esquerra Xavier Vendrell, un pajarito de cuidado, anuncia manifestaciones monstruo   en Europa “Como solo sabemos hacer los catalanes, cosas que nade más en todo el mundo es capaz de hacer”; más, la suma sacerdotisa del separatismo de casa bien, Pilar Rahola, proclama orgullosa que el separatismo ha vencido a la justicia española; Agustí Colomines declara al rotativo Clarín que hay que amenazar a Europa. Digno del viejo Nuncio de Toledo, el asilo para locos tantas veces citado en obras de nuestro Siglo de Oro por diversos autores, entre ellos Tirso de Molina que en “Los tres maridos burlados” amenaza a uno de los protagonistas con ir a dar con sus huesos en tal institución si persiste en su conducta.

En Cataluña tenemos como referencia clásica el manicomio de Sant Boi, pero da un poco igual, lo que hablan estos personajes da juego tanto para ambas instituciones. Sus declaraciones no son políticas, ni tan solo ideológicas, se circunscriben al terreno de los delirios paranoicos, unas fantasías de mentes que padecen severas alteraciones en la percepción de la realidad, con divagaciones más propias de un severo trastorno médico que de otra cosa. Caso de no ser así, sería mucho más grave, pues la enfermedad admite siempre una disculpa piadosa, una empatía, un interés humanitario en buscar la cura de quien la sufre, mientras que la mentira, el interés egoísta, la estafa, solo son dignas del oprobio, de la condena, de la repulsa.

Con lo sencillo que sería decir, señores, somos los mismos que cuando Convergencia, con los mismos odios y el mismo sectarismo, es decir, unos dos millones más o menos, y damos de sí lo que damos de sí

Además, si vamos a lo práctico, ¿con quién cuentan para movilizar Europa? ¿Con la extrema derecha, quizás? ¿Qué triunfos ante la justicia española dice Pilar si en enero comienza un juicio que, aunque Sánchez intente aguarlo por los medios que sean, ahí está? ¿Qué huelga “de país” pretenden montar, si la gente no ha hecho ni puñetero caso en las dos que convocaron en su día y tuvieron que cambiarle piadosamente el nombre al invento, pasándolo a denominar “paros intermitentes de país?

Con lo sencillo que sería decir, señores, somos los mismos que cuando Convergencia, con los mismos odios y el mismo sectarismo, es decir, unos dos millones más o menos, y damos de sí lo que damos de sí. Tenemos más condenas por corrupción y más casos en los juzgados que ningún otro partido en Europa, nos acaban de expulsar del ALDE justamente por eso, por poner el cazo, no tenemos ni valor ni coraje para exigir a nuestros líderes que vuelvan aquí y den la cara, este tinglado lo montamos pensando que serviría de cortina de humo para taparlo todo y para tener mayoría absoluta y ya ven, andamos más divididos que la leche. Nos quedan entre trescientos y quinientos CDR en Cataluña, aproximadamente, los fanáticos de siempre, el control en las comarcas del interior y los pueblecitos, además de unos cuantos hooligans en el Parlament y en el Congreso. Esto es lo que hay.

Con todo eso se pueden organizar numerosos pollos, cierto, pero a nadie se le escapa que no alcanza para huelgas históricas, toreos a la justicia, movilizaciones gigantescas en el mundo mundial o épicas a todo pasto. Deberían empezar a dejar de pensar de qué viven – los citados tienen que ver con sueldecitos que un autónomo jamás ganará con su propio esfuerzo – para decidir cómo piensan vivir. Porque la vida sigue, y a ese heroísmo de guardarropía, de barrera de toros, de vivir la historia con el mando a distancia en la mano, le queda muy poquito. Llegará la encrucijada en la que habrán de optar entre ser héroes o reconocer que son funcionarios del agitprop, eso sí, muy bien pagado con el dinero de todos.

Se acabó ver los toros desde la barrera.

Miquel Giménez

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