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Opinión

Urgen explicaciones

El ministro de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana, José Luis Ábalos, en una rueda de prensa.

Cuando un ministro de un gobierno democrático mantiene una reunión de hora y media dentro de un avión y en plena madrugada con la mano derecha de un sátrapa, nada bueno puede estar pasando. Y eso es exactamente lo que ocurrió el pasado lunes con el titular de Transportes español, José Luis Ábalos, que acudió presto al aeropuerto de Barajas para verse con la vicepresidenta de Nicolás Maduro. Esta reunión se suma a la que también mantuvo esta semana Ábalos con el titular de Turismo de Venezuela, igualmente ocultada por el Gobierno y desvelada por Vozpópuli.

Dado que los dos encuentros han sido a escondidas, y que involucran no sólo a un ministro de España sino al número dos del PSOE, urge una explicación inmediata para que el Gobierno aclare qué se está hablando con el régimen de Venezuela.

Si tenemos en cuenta que en paralelo hay una investigación en curso sobre las comisiones ilegales cobradas por un exembajador español en Caracas y múltiples informaciones que relacionan a Podemos con la posible financiación irregular desde Venezuela y Bolivia, el margen para la especulación es bastante amplio.

De ahí que sea necesaria una pronta explicación de lo sucedido y que la oposición solicite la comparecencia inmediata del ministro Ábalos en el Congreso de los Diputados para aclarar a qué se deben estas reuniones.

Además, todo esto sucede en mitad de la polémica desatada por la negativa de Pedro Sánchez a recibir al presidente encargado de Venezuela, Juan Guaidó. Sánchez fue muy activo cuando los países de la Unión Europea se apresuraron a reconocer a Guaidó. Sin embargo, ahora que gobierna con Pablo Iglesias parece que ha cambiado de prioridades.

El Gobierno debería tener muy claro quiénes son sus aliados, y no pueden ser otros que los millones de ciudadanos venezolanos, miles de ellos exiliados ya en España, que han padecido y padecen los abusos y atropellos de un régimen con el que una democracia no puede trapichear de madrugada en un aeropuerto.

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