Señores, todas las alarmas han saltado: Don José Pablo López, a la sazón, el señor al que Sánchez le ha dicho “Mira, lleva esto de la tele y la radio públicas” ha dicho que el Ente tiene un agujero de más de treinta y cuatro millones de leuros y que ante tamaña desgracia no le queda otra que solicitar un rescate a la Sociedad Estatal de Participaciones Industriales y otras Cosas de Meter. Para que se sitúen ustedes he ahí unos datos recogidos a vuela pluma que nos harán entender la urgencia y razones de Don Pepe Pablo. “La Revuelta”, ya saben, lo de Broncano, cuesta veintiocho millones y pico de lereles a los españoles. Serán 320 programas – si Dios no lo remedia - y en cada uno el ajo nos sale por unos noventa mil euros de vellón, nada que decir porque no hay dinero mejor gastado que éste, dónde va a parar. Otrosí: la inefable, incombustible, imparcial donde las haya, respetuosa con la oposición y próximamente canonizada Silvia Intxaurrondo cobrará 547.514, eso sí, también en dos años.
El mismo Don Pepe Pablo se lleva anualmente entre 180.000 y 200.000 por ejercer su impecable magisterio al frente del asunto, que incluyen salario base y otros complementos porque en ese cargo se gasta una jartá solo en invitar a cafeses y vermuses a los amigos. “¡Que pague Pepe Pablo, coño, que pa eso es director general de RTVE!” le dicen en las tascas y figones a los que acude y claro, el chiquillo, avergonzao, no tiene más remedio que apoquinar la caponata. No hay derecho.
Otro sí: la inefable, incombustible, imparcial donde las haya, respetuosa con la oposición y próximamente canonizada Silvia Intxaurrondo cobrará 547.514, eso sí, también en dos años.
Luego está el tema de los cargos, carguitos y carguetes de la casa, unos ciento noventa y uno, que cobran de salario medio 144.889 per cápita. Brutos. No ellos, digo, sino la pasta. Ni que decir tiene que también cobran unos extras por lo de los complementos asociado a sus responsabilidades, unos 22.901 pavinis, y que si tal y que si cual y que si Maroto el de la moto. Añadamos que la plantilla de empleados es de unos siete mil – existen auténticas sagas familiares en esa casa – y comprenderán que es justo y necesario, y es nuestro deber y salvación rescatar a RTVE y darles lo que pidan porque está el champagne francés y el caviar a precio aceite y no podemos hacer ir por la vida a los dirigentes audiovisuales de los medios oficiales del régimen como unos zarrapastrosos por el mundo, para que sean la cuchufleta – dígase con la voz de López Vázquez – de los ejecutivos televisivos mundiales.
Dice don Pepe Pablo que el ya procura recortar, pero es que así no se puede, con tanto simpatizante y adicto que colocar. Bueno, eso lo digo yo, que el hombre es muy reservado. La culpa, están empezando a largar los directivos, la tienen los trabajadores que se llevaron en el pasado 2024 nada menos que 489,7 millones. Cómo son los obreros, ¿eh? Todos quieren cobrar a fin de mes. Yo me pongo en la piel de Don Pepe Pablo, aunque la verdad es que me viene muy estrecha, y lo compadezco. Ahora tiene que hacer un canal íntegramente en catalán por exigencia de Puigdemont, lo que hará que se le vaya el vino en catas porque barato no será, y todo eso lo tiene inquieto cual pavo escuchando una pandereta.
Para remate de penas, la USO, sindicato señero, ha dicho que en lugar de contratar a estrellitas y productoras de fuera, despilfarrando la pasta que es de todos los españoles veamos la Espantosa o no, lo que deberían hacer es dar servicio público. No pedís nada, compañeros. ¡Servicio público! Los únicos servicios que conocen estos directivos son los de caballeros y señoras. Por eso pasa lo que pasa y piden un rescate. Aunque tengo para mí que los que precisamos de un rescate urgente somos los espectadores en particular y los contribuyentes en general. Que invitar con el dinero de otro es un ejercicio de chulería impotable.
gavilan1960
06/02/2025 11:33
En los países nórdicos el primer tema de debate antes de las elecciones es "cómo y en qué se va a gastar el dinero de los ciudadanos". En los debates se expone claramente el modelo de gastos, en inversión, en funcionarios, en asistencia social, .... La forma de emplear el dinero de los ciudadanos es sagrado en esos países. Toda la organización y gestión pública gira en torno a los recursos que los ciudadanos aportan al Estado. Entienden que, en definitiva, eso es la política. En España y en otros países europeos, los políticos entienden que el dinero de los ciudadanos puesto a disposición del Estado es dinero público y lo pueden gastar como a ellos les apetezca. Pues no es así, al igual que la deuda, incorrectamente se denomina pública. La deuda es de los ciudadanos ¿quién la tiene que amortizar? Por eso no se entiende que se tengan que entregar dinero de los ciudadanos a los sindicatos (tema liberados, otra vergüenza más), partidos políticos y otro tipo de garitos o entidades inútiles para los intereses generales. Que se autofinancien con sus cuotas. Que no tengan tantos empleados como si fueran agencias de colocación. Los ciudadanos deberíamos ser más exigentes en este tema. Nos va la vida en ello.