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Opinión

Una tumba para el sheriff

Quim Torra

No se preocupen si no recuerdan el espagueti western de 1966 que da título a este artículo. Yo lo ví de pequeño, en aquellos inolvidables programas dobles del Cine Capitol, apodado popularmente Can Pistoles por el género de films que proyectaban. La cosa va de un facineroso apodado Lupe El Rojo, que tiene fritos a los habitantes de un pueblecito del Far West, hartos de saqueos, robos y disturbios. El problema se solucionará cuando aparece un misterioso ángel vengador, Texas Joe, que viene a saldar cuentas con el tal Lupe. La peli no es de Palma de Oro, pero servía para echar la tarde de sábado, comerse unas pipas y beberse una gaseosa entre risas y, por qué no decirlo, gritos tipo “¡Pégale más fuerte, que no es tu novia!” o “¡Fuera el malo!”. En mi Poble-Sec infantil teníamos claro que, con los malos, ni a por agua.

Todo esto me ha venido a la cabeza al ver la tumba política tan bonica que sus compañeros están disponiendo para el actual president. Los de Junts per Catalunya, de la manita de Esquerra, han dicho basta ante los excesos verbales del citado, de sus provocaciones, de su espíritu incendiario y de su total incapacidad para estar al frente de nada que no sea una algarada. Así las cosas, Sánchez I el Desenterrador – ustedes ya me entienden – dejaba caer el otro día como el que no quiere la cosa que los socialistas se entienden mucho mejor con Esquerra que con Torra; Joan Tardà salía después a la palestra para asegurar que solo con Esquerra mandando en la Generalitat el procés llegaría a buen puerto; Aragonés y Sabrià, cada uno por su lado, han ido lanzando cargas de profundidad estos días contra Torra y su bunquerización.

Lo peor ha sido cuando los neoconvergentes, que ya se ven como cuarto partido en una futura Cámara catalana al paso que van las cosas, filtraron una serie de nombres para sustituir al ex editor, con lo que se ahorrarían elecciones y podrían estirar el chiclé es decir, los sueldazos y las subvenciones a su amiguetes, un poco más. Entre los destinados a ocupar la silla de president figura con muchos números la ínclita señora Laura Borrás, the woman in Yellow, seguida de Àngels Chacón, consellera de empresa y ojito derecho de Artur Mas, pasando por extravagancias como Pep Guardiola o el hombre del patinete, Eduard Pujol. Este demuestra que en JxC saben que la vía de que Torra solo conduce a la cárcel o a compartir mejillones con patatas con Puigdemont.

A Torra todo esto le da igual. Vive en un mundo imaginario en el que siempre es república y el es la encarnación de Macià, Companys y el rector de Vallfogona, todo en uno

En Esquerra, conocedores de que el tiempo juega a su favor, proponen al vicepresidente Aragonés o al presidente del parlament Roger Torrent. Todo dependerá de si el partido de Junqueras quiere, que parece que ahora quiere, forzar a JxC a un cambio en el timón, so pena de dejar caer el Govern, forzando unos comicios que los de Puigdemont temen más que a un nublado. A Torra todo esto le da igual. Vive en un mundo imaginario en el que siempre es república y el es la encarnación de Macià, Companys y el rector de Vallfogona, todo en uno.

Pero el pueblito es demasiado pequeño, agobiantemente pequeño, y el comité cívico de comerciantes -siempre hay uno en estas localidades del salvaje oeste – se ha reunido en la iglesia para exigir un cambio de sheriff, porque para el negoci eso de las barricadas y el fuego es nefasto, diga lo que diga desde la dictadura cubana una tal Cristina Morales a la que parece que le han dado un premio.

Y así están las cosas, esperando que desde La Ponderosa, finca de los amos del territorio, la familia Cartwrigth Pujol, manden a un nuevo encargado para poner orden en esta Medicine Bow sin ley ni orden. Que el mapa se está quemando. Sepa usted, Torra, que le esperan en el OK Corral, lo que yo le diga. Ah, y yo que usted no me sentaría de espaldas a la puerta en el salón cuando esté jugando una partida de butifarra con los CDR, créame.

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