Opinión

La gran tractorada contra la dictadura verde

Manifestación de tractores en Berlín efe

¿Del Gobierno del Reino de España y de su presidente? ... también, pero no toca hoy hablar de eso, sino del hartazgo cada día más patente del sector primario europeo. Estos días son los agricultores alemanes los que han evidenciado su hartazgo con su gobierno, que pretende retirarles las subvenciones al diésel, lo que implicaría un 'roto' de magnitud descomunal. Los agricultores han reaccionado en forma muy airada, ya los hemos visto con sus tractores atravesando el eje de Berlín, así como otras grandes ciudades del país, colapsando el tráfico en un pulso frontal al gobierno. al que acusan de estar a las órdenes de los 'verdes', que pretenden demoler el sistema tradicional de la economía nacional.

El Ejecutivo que dirige con rumbo incierto y pulso débil el socialdemócrata Olaf Scholz, tiene un agujero en sus presupuestos del orden de 30.000 millones de euros y ha decidido empezar los recortes por el combustible del agro alemán, ese diésel que apenas significa el chocolate del loro ya que representa algo menos de 900 millones. Nada arreglará esta medida el enorme déficit presupuestario y, sin embargo, se lleva por delante al sector agrario y con él, a la Alemania rural.

Hace apenas unos meses, fueron los agricultores de los Países Bajos que, hartos del maltrato de su Gobierno, que pretendía que el sector agrícola redujese un 40% sus emisiones de óxido de nitrógeno para 2030, con el engaño del acompañamiento de unas subvenciones insuficientes que abocarían a muchos de ellos al cese de su actividad. Esa situación propició una reacción de autodefensa, un pulso del agro a un Ejecutivo inepto. Los afectados por el recorte montaron su propio partido y lograron un espléndido resultado en las elecciones al Senado.

En España también se escuchan las voces de protesta, aunque quizás en un tono menor, que claman por la situación de desamparo que padecen nuestros agricultores y ganaderos, que se siente olvidados, y hasta depreciados, por el Gobierno, ante las agresiones continuas de las directivas de la UE.

Que se lo pregunten, por ejemplo, a los agricultores andaluces a los que el ministro Planas, merced a su malhadado plan estratégico, de la PAC, ha esquilmado más de 500 millones de euros. O a los arroceros extremeños que, por la estúpida política medioambiental europea, pueden cultivar arroz, pero no pueden regarlo. ¿Perdón? Pues tal cual. O cómo ese ministro es incapaz de poner freno a que sean los tomates marroquíes los que manden en nuestras ensaladas con lo que arruinan a los productores canarios y almeriense. O por qué los agricultores de Huelva van a retomar sus protestas en demanda de que, se acometen de una vez las obras hidráulicas que aliviarían la situación de necesidad imperiosa que ha producido la sequía. O a los ganaderos gallegos -sí, que ahora van a votar- que tenían 30.000 granjas y ya solo quedan 5.000

La presidencia europea y Lula Silva

El Gobierno de Pedro Sánchez es tan inepto -dicho sea con todos los respetos del mundo- que ni tan siquiera ha sabido aprovechar el semestre de su presidencia del Consejo de la UE para intentar favorecer a nuestro sector primario. Eso sí, ha hecho hincapié en que había que apoyar el acuerdo con Mercosur, nefasto donde los haya, porque según el ministro de Exteriores, otro dechado de virtudes, había que apoyar al gobierno de Lula da Silva porque era similar al español. En Puebla se ven, se compinchean, se hacen bromas. Populismo bolivariano que arrasa al subcontinente y que se torna crecientemente en pesadilla por aquí.

La situación penosa por la que atraviesa el sector primario europeo podría propiciar la aparición de nuevas formaciones que competirían en las elecciones al Parlamento Europeo, siguiendo el camino abierto por los holandeses, como única vía de defensa frente a las tropelías de la UE, agenda 2030 mediante.

¿Saben lo que decían las pancartas de los tractoristas alemanes? “Si no hay más agricultores, sus platos estarán vacíos?