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Opinión

¡Esto hay que trabajarlo más, bonito!

El presidente del Gobierno en funciones, Pedro Sánchez

Escuché ayer la entrevista que Pedro Sánchez se hizo en la SER. Y digo que se la hizo porque el tufo de que fue él el que la pidió era más que evidente. Y conste que el comentario no desmerece para nada el trabajo de Aimar Bretos, que preguntó lo que tuvo que preguntar. Sucede que la entrevista sólo tenía un destinatario: la militancia de Podemos que estos días vota las zafias preguntas de un Pablo Iglesias que ya no esconde su impronta leninista, y en la que la manipulación es sólo una herramienta que no hace falta esconder y por la que nunca hay que pedir disculpas.

Tras la entrevista leí titulares, referencias y algunos comentarios de arriesgados compañeros que buscan en la atribulada actuación de Sánchez argumentos para defenderle y hasta para animarlo. Hice todo esto, pero he de decir que lo más lúcido y brillante lo encontré en el comentario de un lector, Boyevik, que, tras leer la columna de Álvaro Nieto, El hartazgo de Felipe VI o como los problemas de España tienen nombre de varón, escribió lo siguiente: “Estoy en la calle haciendo autostop por si pasa un OVNI y me lleva. Esto ya es un sinvivir”. Boyevik firma así las veinte palabras que mejor describen el momento que vivimos, haciendo gala de una capacidad para sintetizar la situación que para mí la querría.

La verdad es que es más fácil entender a quien saca al aire el dedo gordo de la mano derecha a ver si le para un OVNI que a Pedro Sánchez, envuelto en circunloquios y mentiras. Que a día de hoy alguien con las ínfulas del presidente en funciones, autor de un libro que no ha escrito pero que ha titulado Manual de resistencia, no tenga más apoyo que los 123 suyos y el diputado cántabro de Revilla, da idea de quien  quiere gobernarnos los próximos cuatro años. Sánchez es fiel epítome de una de las muchas tonterías que dejo dichas Cela, que el que resiste gana. No es verdad. Y en todo caso la otra vida está llena de aquellos que lo intentaron y perdieron. Resistir cuando no has hecho tu trabajo es una situación incómoda que te lleva directo al ridículo.

¿Dos meses y medio y Sánchez no sabe quién le puede apoyar? Su responsabilidad es indivisible, y desde esa óptica resulta ser un verdadero irresponsable político

Podemos cebarnos en Pablo Iglesias y creer, como si fuéramos criaturas de chupete, que él es el único responsable de la situación. Y tras él Casado y Rivera. Podemos pensar que ¡pobre presidente del Gobierno en funciones que nadie le ayuda a conseguir su investidura! Y podemos ver la situación desde la indolencia del presidente y el tiempo que ha perdido desde que hablaron las urnas: 12 semanas en las que no hay una sola idea de cómo pretender dirigir este país. Ni una sola.

¿Dos meses y medio y no sabe quién le puede apoyar? ¿A qué ha dedicado el tiempo libre? Su responsabilidad es indivisible, y desde esa óptica resulta ser un verdadero irresponsable político. Iglesias no le ha engañado, ha hecho su papel, lo que se espera de alguien instalado en diletantismo y la ocurrencia. Y en la agonía. A él le dio marchamo de aliado preferente. Que tome nota.

Más de dos meses después, el de La Moncloa llora en una radio y señala a todos como los malos de una película sin director cuyo único guion es la perversidad política de los demás. Ahora avisa de que o es él o el caos, y yo me acuerdo de aquello de que si hay que ir al infierno se va, pero haga usted el favor de no meter miedo. Que Pablo Iglesias haya convocado una consulta entre sus bases pastueñas para que le den la razón, tal y como se la dieron con el chalecito en cuestión, no deja de ser más que la ocurrencia de un dirigente que ya no es un líder y no controla su partido. Que saque a Echenique, un sobrero del mapa político podemita para avisar de que aún no hay nada perdido y de que si aceptan ministros con Iglesias a la cabeza en 15 de minutos se ponen a hablar, da idea de la visión de unos y de otros. Que Iglesias califique las propuestas de Sánchez de idiotez, ya no tiene ninguna importancia. Entre otras cosas porque puede que lo sean. Juegan a las canicas encima de la piel de toro. No tienen más urgencias que el poder.

Al de Podemos le da igual que el de La Moncloa se sienta sorprendido y frustrado. Tiene su estrategia preparada, consistente en que si hay que ir a elecciones se va, pero señalando siempre al culpable, que no es otro que el que cree que con 123 diputados se puede gobernar España sin ceder poder. Está a punto de conseguir un récord político sin precedentes en su investidura: lograr que sólo lo voten sus diputados (y el de Revilla). Y como esto demanda mucha vergüenza torera e ir por la vida sin sentido del ridículo, es por lo que insiste en que si no sale el 23, y tampoco el 25, él ya no será candidato y entraremos en un periodo desconocido.  ¡Qué miedo Pedro, qué miedo! Parafraseando a su vicepresidenta, esto hay que trabajárselo más, bonito

Lo dicho: Pedro Sánchez, si hay que ir al infierno se va, pero por favor no meta miedo. Lo que pueda venir tras la investidura  no será peor que lo conocido en el último año. Estaremos en la calle haciendo autoestop por si pasa un OVNI y nos lleva. El día 25 es la festividad de Santiago. Si eso, Santiago y cierra España. Un sin vivir, o sea.      

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