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Opinión

Tiranía venezolana, tiranía abertzale

Uxue Barkos, presidenta del Gobierno de Navarra.

Hace poco, en un programa radiofónico se dio entrada a un oyente que ponía de manifiesto que Sánchez había demonizado a Maduro por ser un tirano al responder a las protestas populares con balas, olvidando que él mismo está en el poder gracias a los votos de los proetarras y que había pactado y recibido los votos de un grupo que “históricamente” había apoyado a la banda porque los necesitaba para conseguir el Gobierno.

Si el conductor del programa radiofónico viviera en Navarra, comprobaría cómo Bildu sigue siendo el brazo político de ETA, aunque formalmente esta se haya disuelto. Hay zonas de Navarra cuyos ayuntamientos están controlados por los proetarras, donde la libertad brilla por su ausencia y quien está en desacuerdo o se calla o se marcha. Estos supuestos neófitos de la democracia no han condenado los crímenes de la banda de asesinos y no dudan en organizar actos de exaltación de los terroristas excarcelados.

Quien no ha tenido ningún escrúpulo en contar con los votos de los proetarras –que jamás han condenado la violencia de ETA– ha sido el PNV que sustenta a la señora Uxue Barcos, quien ha asumido el triste papel de ser instrumento del nacionalismo vasco para desde la Presidencia de nuestra Comunidad Foral tratar de alterar la histórica trayectoria del pueblo navarro mediante la forzosa imposición del euskera, la implantación de una versión adulterada de la historia dirigida al adoctrinamiento político de las nuevas generaciones y el intento de debilitar la vocación española de este viejo reino. Ya no hay balas, pero persiste un acoso constante hacia cuantos tienen el valor de enfrentarse a ellos o sencillamente no piensan como ellos.

Hay zonas de la comunidad foral controladas por los proetarras donde la libertad brilla por su ausencia y quien está en desacuerdo o se calla o se marcha

No hace mucho, en Echarri-Aranaz, los que “históricamente” han sido soporte político de ETA han visitado casa por casa para recaudar fondos para la causa de apoyo a los presos de la banda originarios del pueblo. De esta forma, si alguien se niega pasa a engrosar la lista de enemigos del pueblo vasco. Y han llegado a la indignidad de arrancar y pisotear unas flores colocadas en casa de Jesús Ulayar, bellísima persona y benefactor del pueblo, en el cuarenta aniversario de su asesinato por un grupo de criminales de ETA vecinos de la localidad, entre ellos un miembro de su propia familia.

La secretaria general del PSOE navarro acaba de anunciar en Pamplona que sus “líneas rojas” a la hora de conformar un futuro Gobierno de coalición en Navarra eran Bildu, el PP y Vox. Desde el inicio de la democracia, primero UCD y después UPN y el PP, han compartido mesas de concertación con los socialistas. En la Transición logramos convencer al socialismo navarro de que la integración de Navarra en Euskadi era torcer el brazo a la sociedad navarra para que renunciara a su foralidad histórica y aceptara diluirse por las bravas en el conjunto vasco poniendo fin a su identidad como pueblo y diluyendo su personalidad política. Lo conseguimos, porque asumieron nuestra propuesta los representantes de la mayoría del pueblo navarro.

Meta alcanzada de todos los demócratas fue el Amejoramiento del Fuero. Por lo visto, a juicio de la señora Chivite, los militantes del PP –legítimos depositarios del legado constitucional de UCD, partido al que todo el arco parlamentario aberzale quiere ver políticamente muerto– somos peligrosos “fascistas”, palabra que a la extrema izquierda y la sanchista les gusta utilizar a todas horas. Pero la señora Chivite, al equipararnos con los liberticidas y enemigos de la democracia, tuvo un grave lapsus de memoria, pues olvidó que su secretario general, Pedro Sánchez, está en el poder gracias al voto de los proetarras totalitarios y antidemócratas que quieren hacer pedazos la Constitución española.

En Echarri-Aranaz se recaudan fondos, casa por casa, para apoyar a los presos de la banda y si alguien se niega aparece en la lista de enemigos del pueblo vasco

Podría decirse, en descargo del presidente errante, que él se limitó a presentar una moción de censura sin ningún compromiso ni ideológico ni programático, y con una finalidad estrictamente instrumental, pues tan sólo trataba de conseguir el cese de Mariano Rajoy para convocar de forma inmediata elecciones generales. Pero pronto vimos que todo era un engaño. Para formar su Gobierno de progreso, expresión que le sirve para edulcorar su pacto con la extrema izquierda comunista y bolivariana, Sánchez no ha dudado en darse la mano con el nacionalismo más rancio y además más radical, que nació para destruir la unidad de España y que ha constituido el soporte fundamental, ideológico y logístico de la banda terrorista.

La legitimidad democrática de Pedro Sánchez está seriamente comprometida por el apoyo que recibió y recibe de quienes durante cincuenta años han tratado de imponer a sangre y fuego su ensoñación independentista y marxista en el País Vasco y en Navarra. La vorágine de los sucesos que día tras día nos invaden, hacen que muchas veces olvidemos lo que no hace tanto tiempo sucedió. Haríamos bien en recordar que una banda terrorista, cuyos colaboradores y partidarios se sientan en nuestros parlamentos y ocupan el poder en numerosos municipios del País Vasco y también en Navarra, durante medio siglo asesinó en España a cerca de mil personas, provocó miles de heridos, obligó al exilio forzoso a unos doscientos mil vascos, secuestró, extorsionó, amenazó, calumnió e injurió a gran número de ciudadanos, amén de causar daños de valor incalculable en bienes y haciendas, públicos y privados.

Por eso resulta tan poco edificable apoyarse en quienes tantas veces gritaron “Gora ETA” con tal de llegar y mantenerse en el poder en España con tan solo 84 diputados.

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