Opinión

La SEPI entra en Telefónica

Sede de Telefónica en Madrid
Sede de Telefónica en Madrid Europa Press

Algunas consideraciones de urgencia en torno a la entrada de la SEPI en Telefónica. Son las siguientes

-Carece de justificación todo intervencionismo del Estado en empresas privadas. Ante todo, debería primar el libre mercado y el fomento de la competencia, lo que se da de bruces con esta intromisión en uno de los operadores del sector. Una nacionalización parcial como esta es realmente absurda en un país desarrollado de la Unión Europea. Y no valen algunas comparaciones que se hacen con la propiedad estatal parcial de alguna gran empresa en otros países. No es lo mismo una herencia histórica que una entrada nueva en el capital. Lo que está haciendo Sánchez nos retrotrae a los tiempos de Franco.

-La empresa pública, o condicionada por el sector público, es menos eficiente que la privada como muestran incontables ejemplos en España y en otros países. No cabe descartar, por ejemplo, que el efecto de esta toma de participación acabe siendo, a medio plazo, que el gobierno presione para bajar los precios (para apuntarse un tanto político con el votante) y el resultado nos conduzca a una peor posición competitiva de TEF y un perjuicio para el accionista.

-Una inversión innecesaria y superior a 2.000 millones de euros en una empresa privada resulta especialmente inadecuada en un país con una elevadísima cifra de deuda pública. Va a suponer un aumento del endeudamiento del Estado, lo que resulta absurdo cuando se van a restablecer unas reglas fiscales europeas que buscan limitar el monto de la misma. Que eleve o no el déficit público dependerá de cómo compare el coste de los fondos con que se financie con los dividendos que se perciban de Telefónica. Si, eventualmente, estos últimos bajasen o fueran suprimidos en algún ejercicio, es obvio que se generaría déficit.

-En cualquier caso, se me ocurren muchos destinos para esos 2000 millones más interesantes para los españoles que invertirlos en una empresa privada. El Gobierno parece creer que el dinero es gratis y que tiene recursos inagotables. Pero son escasos y la mala gestión económica y presupuestaria es una de las características de este gobierno.

Deberían venderse

-La constitución de un núcleo duro nacional en el accionariado de TEF, junto con los ya importantes accionistas CBK, la Fundación Caixa y BBVA, para controlar la empresa, parece un deseo del gobierno. Pero, desde el punto de vista de las entidades financieras, no veo que tenga interés. De hecho, me parece que esas participaciones no tienen sentido en una entidad financiera (la Fundación es otro caso) y además consumen mucho capital. Es más, en mi opinión, esas participaciones no solo no son estratégicas, sino que deberían venderse. Quizás no se haya hecho aún por las fuertes minusvalías que arrastran que, actualmente, están cargadas contra el Patrimonio neto de las dos entidades financieras, pero que deberían pasar por la cuenta de resultados si se vendieran.

-La compra de ese 10% se podría hacer al por menor en el mercado, o mediante una OPA o mediante la adquisición de grandes paquetes a fondos accionistas, a las mencionadas entidades financieras o incluso a los saudíes. No me cabe duda de que Sánchez, Diaz o Montero saben muy poco de mercados y parece probable que hayan tomado decisiones sin medir todas sus implicaciones.

Hay quien especula con que toda la operación saudita podría ser conocida desde el principio por la propia compañía y/o por el Estado

-La compra en el mercado no se puede hacer irrumpiendo como elefante en cacharrería, sino que requiere mucho tiempo y discreción. Y anunciarlo por delante solo sirve para encarecer el precio. Desde luego, no parece una buena estrategia

-El lanzamiento de una OPA suena un poco raro y, en todo caso, debería haberse hecho por sorpresa, antes de ningún anuncio previo. No parece muy probable que esa vaya a ser la opción elegida.

-Quizás la compra de grandes paquetes forme parte de la operación diseñada. Hay quien especula con que toda la operación saudita podría ser conocida desde el principio por la propia compañía y/o por el Estado. Y que el desenlace podría incluir la adquisición de una parte del 9,9% anunciada por la empresa saudita. No podemos saberlo, porque no se trata de una información pública.

-Por último, no puede omitirse que todo este revuelo en torno a TEF se posibilita por la enorme caída de su precio desde hace años. Que se ha producido en la mayor parte de las telecos europeas y, desde luego, ha sido intensa en Telefónica. Cuya gestión ha dejado que desear. El actual presidente, quizás se alegre inicialmente de tener nuevos accionistas, pero existe el riesgo de que estos acaban imponiendo sus decisiones a medio plazo, incluido el cambio de presidente por alguien afín, aunque carezca de conocimientos y preparación…

-En cualquier caso, el juicio sobre esta operación anunciada solo puede ser negativo. No ayuda nada a la empresa tener al Estado en su accionariado, sino que probablemente, le acabará coartando. No supone un buen uso de los recursos públicos escasos por parte del Gobierno. Y no parece que el anuncio e instrumentación de la operación se haya hecho de una manera muy eficiente.

Desde luego, todo esto solo produce una enorme me desconfianza.