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Opinión

Tres milagros que evitarían la debacle

Con la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado del año 2021, que todo hace indicar que se producirá en unas pocas semanas, Pedro Sánchez habrá conseguido carta blanca para seguir gobernando hasta finales de 2023.

Con tres años por delante y al menos seis meses de estado de alarma gracias al 'harakiri' del Congreso de los Diputados, muchos auguran que Sánchez acelerará su proyecto, que básicamente consiste en poner las bases para poder seguir gobernando hasta 2030, adaptando el modelo de Estado a las reclamaciones de los nacionalistas e independentistas, que en el fondo son los que le sostienen en La Moncloa.

Hay otra tesis más benévola, que es la que asegura que, una vez que Sánchez consiga aprobar los Presupuestos, el presidente del Gobierno, en un nuevo giro de guión, se pondrá el traje de constitucionalista y echará a Podemos del Consejo de Ministros.

Esta segunda opción alivia un poco la preocupación imperante, pero es harto complicado que se produzca porque ahora mismo el trío Sánchez-Iglesias-Redondo funciona a la perfección, aparte de que el hecho de que Podemos esté dentro del Gobierno garantiza la paz social. ¿Se imaginan lo que estaría ocurriendo en España si gobernase el Partido Popular? Notable ha sido, por ejemplo, el atronador silencio de toda la izquierda ante tres hechos ocurridos en los últimos diez días: devoluciones en caliente de inmigrantes ilegales a países africanos, renovación de la bases militares de Estados Unidos gratis et amore durante un año más y creación de un nuevo órgano que vigilará los medios de comunicación.

La conjunción de tres planetas

Si las inquietantes amenazas que estamos observando estas semanas se acaban cumpliendo y se confirma la deriva autoritaria del Gobierno, la democracia española sólo podría salvarse mediante una complicada conjunción astral que alinease a la vez tres planetas:

1.- Una oposición democrática e intachable. Para que el mundo se pueda llegar a creer que Sánchez es un peligro, es necesario que fuera de nuestras fronteras se perciba la existencia de una oposición modélica, intachable desde el punto de vista democrático. En este sentido, la estrategia de Pablo Casado de colocarse en el centro del tablero político parece un acierto. Esto ya no va de izquierda o derecha, esto va de salvar la democracia. De ahí que sea fundamental que Casado olvide los sectarismos y los aspectos más ideológicos de su programa electoral y levante un proyecto transversal y alternativo a Sánchez sobre unas bases muy sencillas: democracia, libertad, estado de derecho y Unión Europea. Eso incluye también no hacerle el caldo gordo al Gobierno: si de verdad piensas que es un peligro, no tendría sentido que pastelearas con él los nombres del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ), por poner un ejemplo.

2.- Una Unión Europea vigilante y exigente. Bruselas es, hoy por hoy, el principal salvavidas que tiene Sánchez para aguantar toda la legislatura. Sin los 140.000 millones de euros que llegarán gracias a la UE, el Gobierno no podría durar más que unos meses. Ese balón de oxígeno está condicionado, pero Sánchez está convencido de que podrá esquivar las consignas de la Comisión Europea. De hecho, el Ejecutivo español ya se pasó por el forro los objetivos de déficit en el año 2019 sin motivo justificado, y no ha pasado absolutamente nada. ¿Hasta cuándo podrá seguir engañando Sánchez a la UE? De momento, han comenzado a saltar algunas alarmas en Bruselas: ha habido dos toques de atención con motivo de la reforma del CGPJ y de la comisión que vigilará el "pluralismo" de los medios. Mientras haya pandemia y el continente esté hecho unos zorros, poca atención se va a poner en España. Pero el problema para Sánchez llegará cuando para el verano de 2021 los demás países hayan levantado cabeza y nosotros sigamos con una deuda de caballo y sin perspectiva de mejora. Cuanto antes perciba la UE que al Sur tiene un serio problema, menos dura será la caída.

El cabreo entre los socialistas es evidente, pero todavía falta que algún valiente dé el paso de crear un Partido Socialista Auténtico como alternativa al Partido Sanchista

3.- Un socialismo valiente y patriota. Los dos supuestos anteriores son bastante probables, pues tanto el PP como la UE están ya en guardia. Sin embargo, falta una tercera pata: que los socialistas cabreados se organicen. Es un hecho que hay muchos votantes del PSOE que se sienten engañados porque el presidente del Gobierno les prometió en campaña electoral justo lo contrario de lo que ha pasado (no iba a haber pacto con Podemos ni con los independentistas). El malestar es también evidente entre los militantes y cargos del partido, algunos de los cuales lo están expresando públicamente. Sin embargo, falta que alguien dé el paso adelante para crear un Partido Socialista Auténtico como alternativa al Partido Sanchista en el que se ha convertido el PSOE. Si eso sucediera, si un día los Felipe González, Alfonso Guerra, Josep Borrell, Eduardo Madina, Jordi Sevilla, Pedro Solbes... en vez de quejarse en privado se atrevieran a constituir una plataforma que plantase cara a Sánchez, España estaría salvada. No porque fueran a ganar las elecciones, sino porque le robarían al actual presidente los votos justos para impedirle seguir gobernando y se podría poner en marcha una alternativa de consenso. Por supuesto, todo eso ahora mismo es pura ciencia ficción, pero no conviene pasar por alto que dos históricos del socialismo como Francisco Vázquez y José Luis Corcuera ya están trabajando en un "movimiento cívico" contra el Gobierno. Algo es algo, aunque todavía falta que el equipo titular, los nombres más visibles y respetados, también salgan al terreno de juego a cara descubierta en defensa de España y de su democracia.

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