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Opinión

'Mirarte sin pena' (José Hierro)

Santiago Abascal

Desde 2015, la política española, como bien sabe el presidente-prescriptor del “no es no”, ha entrado en un bloqueo insostenible. El PSOE es un partido personal e intransferible, de Sánchez y su sanchismo. El PP con su electorado fragmentado en varios pedazos, sometido a los errores y desastres del pasado, atraviesa a paso lento un largo calvario. Casado juega con desventaja porque Sánchez se ha instalado en el poder a largo plazo y con esa vocación colonizadora del Estado tan indisimulada como desacomplejada. Suele ocurrir que cuando las cosas van bien, en cuanto al bolsillo, se vota de una manera muy distinta a cuando se tuercen.

La nueva política, con los partidos emergentes que ya se han hecho viejos, nació cuando la crisis del euro empezaba a dar sus últimas señales de vida y asomaban los verdaderos brotes verdes. Los nuevos actores han jugado a la política como si fuera un baile con el azar. Por eso, en el camino, se quedó Rivera. Se perdió en el rincón de los tiempos por su obsesión con el castillo de naipes. De repente, como en el poema de José Hierro: “Después de todo, todo ha sido nada/ a pesar de que un día lo fue todo/ Después de nada, o después de todo/supe que todo no era más que nada”.

Las jugadas se repiten como si la política fuera fruto de la suerte en una apuesta. El hoy vicepresidente Iglesias le presentó una moción de censura a Rajoy, pero en realidad era a Sánchez a quien tenía a tiro de piedra en 2017. La jugada de Abascal es igual de inútil. No es Sánchez sino Casado el censurado por la escisión del PP. Vox presenta una imposible moción de censura que solo sirve para agitar la realidad paralela de las redes sociales. Más Madrid o lo que es lo mismo el Errejón despechado por Iglesias, promueve una operación similar contra la presidenta de la Comunidad de Madrid por si suena la flauta y alguien de Ciudadanos va y pica. Tres votos naranjas bastan para repartir nuevas cartas.

Errejón se fue de Podemos porque el voto se pesca entre todas las causas pendientes, sea cual sea y no únicamente en la izquierda

La política española es como la adolescencia, depende de cómo se levante cada mañana. Vox y Errejón se miran, pero no se tocan. Ha escrito el profesor Jorge del Palacio hace unos días en El Mundo, que Errejón, por su formación populista, sabe que el partido de Abascal es competencia al disputarle la misma 'clientela'. Errejón se fue de Podemos porque el voto se pesca entre todas las causas pendientes, sea cual sea y no únicamente en la extrema izquierda. A Vox le pasa lo mismo y se demuestra con la creación de un sindicato de clase que propugna, como UGT Y Comisiones Obreras, la subida del salario mínimo, demostrando así que no es un partido liberal, sino que todo vale, un 'atrapalotodo' ideológico. Da lo mismo so que arre, lo importante es que sume como bien sabe Errejón, doctorado en populismo.

Vox tiene en Sánchez un frontón al que por muy fuerte que pegas siempre devuelve la pelota botando para volverle a arrear. Ambas partes se buscan las vueltas porque se necesitan. La censura, todavía no se ha presentado la moción, será un teatro de los años 30 del siglo pasado. Una escena donde los moderados, tanto liberal-conservadores como socialdemócratas, no están invitados. La llamada “Ley de Memoria Democrática” revienta las calderas de la Transición, enmienda al propio PSOE y saca del armario el falangismo en el que algunos dirigentes de VOX han militado.

Mientras miles de personas han muerto y millones han visto zarandeada su vida con la crisis económica provocada por la pandemia, los nuevos políticos españoles demuestran que la historia rima, aunque ignoren a Mark Twain, más veces de lo que ellos mismo creen. A diferencia de otras desgraciadas etapas de la historia, España pertenece a la Unión Europea, tiene una moneda y un sistema financiero común que es solo el principio de una integración en otras materias como por ejemplo la sanidad, tal y como acaba de proponer la presidenta de la Comisión. En esta ocasión, menos mal, nos queda el consuelo de mirar hacia fuera para que nos ayuden a salir de ésta, con el 'Canto a España' de José Hierro en la memoria : “Oh España qué vieja y qué se seca te veo/Quisiera asistir a tu sueño completo,/mirarte sin pena, lo mismo que luna remota/hachazo de luz que no hiende los troncos ni pone la llaga en la piedra.”·

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