Opinión

Rocío Monasterio, una señora bien

Decir que se está a favor de la vida y no presentar ni una medida, como hace Rocío Monasterio y su pandilla, es partirse la cara por el no nacido

Rueda de prensa de la portavoz de Vox en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio.
Rueda de prensa de la portavoz de Vox en la Asamblea de Madrid, Rocío Monasterio. Ricardo Rubio / Europa Press.

Rocío Monasterio es lo que consideramos «una señora bien, una señora fetén», que cantábamos los modernos. Sin arriesgar demasiado, es la Irene Montero de la otra punta del espectro político: muy bien casada con un compañero de partido, madre de cuatro, con chalet (en El Viso, no en Galapagar), experta en dar lecciones de moral y con una visión del mundo partida en dos sin el castigo del término medio. Es la candidata del Vox a la Comunidad de Madrid. Otra vez. Sí, hijo, sí. Esa misma que recuerda a aquella profesora del colegio que te castigaba "por tu bien".

Si consigue el escaño, habrá que escuchar otros cuatro años sus impertinentes lecciones a los madrileños sobre cómo tienen que vivir, educar a sus hijos y con quién puede uno dormir. Sonaba fuerte en las quinielas el ex del PP Íñigo Henríquez de Luna, pero ya se sabe que, ante la señora de Espinosa, un caballero poco puede hacer. Eso es defender la familia. Y si no, que pregunten al desaparecido Ortega Smith.

En las últimas semanas me he vuelto una ferviente admiradora de la dama. Acude a entrevistas y no habla de lo que preocupa a los españoles, como el paro y el precio de la energía y de los alimentos. La candidata de Vox va a lo importante: que las madres escuchen el latido de sus hijos y las ecografías 4D para que no aborten. Lo del latido fetal ya lo defendió Jérôme Lejeune hace 50 años y estas grandes mentes pensantes de la formación más a la derecha están con las mismas novedades en 2023.

Todos sabemos que los bebés son baratos y apenas hacen gasto. Les falta imaginación para ofrecer un futuro a esas madres que han abortado o que se plantean abortar

En el mundo fantástico de Rocío Monasterio y los chicos de Vox la decisión de abortar se toma de la misma manera que cuando compramos chicles o gominolas en la cola del Alcampo. No ofrecen soluciones reales, económicas y sociales, para las familias porque todos sabemos que los bebés son baratos y apenas hacen gasto. Les falta imaginación para ofrecer un futuro a esas madres que han abortado o que se plantean abortar. No hay que estudiar para saber que «una célula es vida». Para eso están los patrocinios de HazteOír (los de la secta el Yunque) durante aquella estrafalaria campaña con sus autobuses.

Textual de su programa electoral: «Proteger a las madres y a las familias. Combatir la brecha maternal con ayudas directas a la natalidad, además de un plan de deducciones fiscales». Ya, reina, pero ¿de qué hablas? ¿De ayudas directas? ¿De rebaja, y de cuánto, en el tramo autonómico del IRPF? ¿Creando guarderías? ¿Bonificaciones en la cuota de autónomos? En 2021 presentaron una batería de diez medidas. «Apoyo emocional» lo llamaron. Una ronda de abrazos gratis, fundamental para dar de comer y sacar adelante una familia.

Ambas desparraman un verbo agresivo, ambas exhiben las mismas ganas, que son ningunas, de entenderse con el adversario político

¿Qué propone Vox? ¿Qué propone Monasterio? Nada. Lo único que la diferencia de Irene Montero es que sus decisiones, al no ser ministro del Gobierno, carece de efectos sobre la atribulada realidad española. Ambas desparraman un verbo agresivo, ambas exhiben las mismas ganas, que son ningunas, de entenderse con el adversario político. Soberbia, polarización y alimentar su nicho (entiéndase que de mercado.)

«La derechita cobarde», a la que se refiere la señora fetén Rocío Monasterio, es «el PP que tiene miedo». Ejemplifican en Isabel Díaz Ayuso a ese PP "que se quiere mover hacia la izquierda". Nada menos. La señora de Espinosa de los Monteros no ha querido pactar los presupuestos con el PP porque llevaba en su programa que se reconozca al no nacido como miembro de la unidad familiar y en la Comunidad de Madrid existe una estrategia de fomento de natalidad. Por más señas, en el Hospital la Paz hay una unidad puntera de Medicina Fetal. ¡Ay! Esto lo permite el PP que acaba con los niños antes de nacer…

Saber cuál es el número de familias que hay en la región, el número de menores que hay en cada hogar, los ingresos, el tipo de centro educativo al que van los niños,… eso requiere tiempo, esfuerzo y capacidad. Eso es hacer que las mujeres tengan razones para no abortar. Es lo que hace la «derechita cobarde, el PP de izquierdas». Sin embargo, decir que se está a favor de la vida y no presentar ni una medida, como hace Rocío Monasterio y su pandilla, es partirse la cara por el no nacido. A otro perro con ese hueso, que este está demasiado roído.

Adenda: Hace unas pocas semanas me contaron que en la iglesia de San Ramon Nonato, en Puente de Vallecas, se acoge a madres con hijos, a madres que han abortado, a madres que se plantean abortar,… les ofrecen un futuro, no solo consejos y pañales. Y no excluyen a nadie Y además, hacen un trabajo social de flipar con personas en riesgo social, sin techo, inmigrantes,.. En el Centro Pastoral San Carlos Borromeo, en Entrevías, Madrid, del que se encarga el padre Javier Baeza, también admiten a todo el mundo. Estoy segura de que cualquier ayuda de tiempo o económica la agradecerán. Esto sí que es defender y estar a favor de la vida.