Opinión

Del ridículo no se vuelve, señores socialistas

Dolores Delgado y Baltasar Garzón EP

Los últimos días del sanchismo nos están regalando una ópera bufa. Cuando parecía agotado el catálogo de cinco años de esperpentos, aún faltaba el de la repartijade puestos en las listas del 23-J. La entrada a codazos en las candidaturas de los fieles monclovitas significa, primero, las elecciones se dan por perdidas y, segundo, después de Pedro Sánchez, lo que quede del PSOE seguirá en manos de Pedro Sánchez. Sumisión absoluta en el Comité Federal del sábado, que recuperó a brillantes políticos como Carmen Calvo –“el dinero público no es de nadie”- o José Luis Ábalos –“un encuentro, un saludo, con Delcy Rodríguez”-.

Al sanchismo poco le importa el grave deterioro institucional de uno de los poderes del Estado provocado por un acto de pillaje, como el exhibido por el comando de activismo judicial

No es menos ridícula la escenificación de los “barones díscolos” socialistas que, como Page y Lambán, siguen rasgándose las vestiduras mientras son testigos de la destrucción del PSOE y, aún más grave, de la institucionalidad nacional. El pasado sábado, cuando tenían la ocasión de demostrar sentido de responsabilidad, optaron por no dar la cara en el cónclave federal del partido. Se evidenció que podrían haber parado el sanchismo hace tiempo, pero, en un acto de irresponsabilidad histórica, no lo hicieron. Ahora el centroizquierda seguirá existiendo, pero no podrá representarlo un partido que compatibiliza asociación con independentistas y constitucionalismo. Esa media aritmética es imposible.

Para bochorno, el que nos ha proporcionado el nombramiento de Dolores Delgado, la exministra y ex fiscal general “de Sánchez”, como fiscal de sala de memoria democrática, antes del cambio de gobierno. Al sanchismo poco le importa el grave deterioro institucional de uno de los poderes del Estado provocado por un acto de pillaje, como el exhibido por el comando de activismo judicial al servicio del gobierno en el que se han convertido las asociaciones denominadas “progresistas” (JJpD, UPF).

Es tan evidente el atraco que destacados fiscales de la asociación de Delgado, como Javier Zaragoza, se han dado de baja “por dignidad”. La ridícula escenificación del atropello evidencia cómo minorías en fiscalía y judicatura utilizan la simpatía política para lograr privilegios personales. Nada que ver con ideología, son negocios. Lo que ha denunciado la mayoría del Consejo Fiscal es la evidente incompatibilidad con actividades comerciales de la pareja de la fiscal, Baltasar Garzón, asociadas a memoria histórica, derechos humanos y justicia universal. Si se consultan los motivos por los que compinches del dictador Maduro -Alex Saab, el Pollo Carvajal- contrataron al exjuez, se entenderán las razones fundadas de denuncia de los fiscales.

Ernest Urtasun, elegido portavoz de campaña, es un diplomático asociado al golpista condenado Raül Romeva –ministro de exteriores de la República catalana-, que organizó y puso en marcha las “embajadas” independentistas

La opereta del combate entre Yolanda Díaz e Irene Montero no ha sido menos ridícula, además de servir para entender que, tras la sonrisa vacua de la candidata comunista, no hay nada nuevo. Más allá del intento burdo de eludir la responsabilidad directa en atropellos como el del sí es sí –“ha sido esa”-, habrá pocas dudas para identificar a qué escuela política corresponde el Movimiento Sumar. Desde que Stalin puso en marcha en 1934 su estrategia de Frente Popular, el invento solo ha variado en los nombres utilizados para despistar. ¡Camuflaje!

Sirvan como espejo los nombramientos de Yolanda Díaz. Ernest Urtasun, elegido portavoz de campaña, es un diplomático asociado al golpista condenado Raül Romevaministro de exteriores de la República catalana-, que organizó y puso en marcha las “embajadas” independentistas destinadas a desprestigiar la imagen de España en el exterior. En compañía de otros activos de Sumar, como Jaume Asens –“España tiene ocho naciones; Murcia, no”, contestó a Inés Arrimadas- o Josep Vendrell, que calificó el 1-O como “simple movilización”, definen este Movimiento al servicio de la  plurinacionalidad contra el artículo 2 de la Constitución. Todos ellos, obviamente, de trayectoria comunista (PCE y PSUC).

“Ah…pero la economía va como una moto”, ese es ahora el mantra preferido por el ejército sanchista, atrapado en sus propia red de mentiras. Ahí, el sentido del ridículo desapareció totalmente. Con cinco años de balance de gobierno, en los que varios países de la UE adelantaron a España en PIB per cápita, sin que nosotros hayamos superado a ninguno, ocupando el liderazgo en los peores indicadores, es Pedro Sánchez, el último de la clase, quien da lecciones a los otros. Como una moto, dicen, contra las evidencias que retrata Fedea frente a las matemáticas de Tezanos.

Democracia de confianza

Con la vergüenza ajena provocada por los actos desesperados del sanchismo, se comprueba de nuevo que, cuando la gente deja de fiarse del gobierno, éste pierde la autoridad. ¿Quién mantiene hoy su confianza en un ejecutivo cuya capacidad de degradación no conoce límites? Domingo Sarmiento, presidente argentino hace más de 200 años, autor de la frase que inspira el título, dejó escrito también “fui nombrado presidente de la República, no de mis amigos”.

De la epidemia populista, marcada por clientelismo y nepotismo que arruinan el país, solo se puede salir recuperando una “democracia de confianza” que rescate el respeto de los gobernados a los gobernantes. Esa es la propuesta de Pierre Rosanvallon para salir de un cáncer de demagogia como el que supone el sanchismo. Sugiere el sabio politólogo dos instrumentos prioritarios: la integridad moral de los políticos y el hablar verdadero, la parresia de la Grecia antigua. Aplíquese el consejo Alberto Núñez Feijóo, única opción realmente existente para liderar el cambio político que urge.