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Opinión

Echo en falta al Rey

La crisis con Marruecos pone en evidencia la utilidad que ha tenido para España la Corona. Con Don Juan Carlos esto no hubiese pasado

Echo en falta al Rey Felipe VI en la crisis de Ceuta con Marruecos
El Rey Felipe, en un acto en el Palacio de la Zarzuela. EUROPA PRESS

Y no hubiese pasado porque el monarca, con todos los defectos que se quiera, servía de puente con otras naciones estratégicamente imprescindibles para España. Se ha dicho, y mucho, que jamás se habría llegado a lo que hemos visto en la frontera del Tarajal en tiempos del padre de Don Felipe. Con levantar el teléfono y llamar a Hassan II o a su hijo Mohammed, ni siquiera se habría producido. Añado que, estando como están detrás de todo este lío los norteamericanos, las excelentes relaciones que siempre mantuvo la Casa Real antaño con la Casa Blanca habrían servido para limar asperezas con un socio capital para nuestro país. La Corona es utilísima como instrumento de mediación y el prestigio que siempre mantuvo era la clave de no poca de la política exterior que permitió a España estar entre las naciones de mayor peso y más respetadas de Occidente.

Con Felipe VI prácticamente relegado a presidir entregas de premios y, digámoslo abiertamente, secuestrado en Zarzuela, añadiendo a esto un gobierno torpe, sectario y con una política exterior errática llevada a término por becarios, esto tenía que pasar tarde o tempano. El CNI se ha hartado de decírselo a Sánchez, pero tiene el presidente un desprecio infinito hacia los profesionales. Es tan terrible como cierto. Cualquiera que conozca un poco cómo funciona la fontanería monclovita sabe que a Sánchez solo le interesa la propagada. Sumemos a esto su oceánica ignorancia de la política internacional. Si ya le cae lejos su propio país, imagínenselo en plan geoestratega. El ninguneo que ha practicado con el monarca alauita no siendo Marruecos el primer destino como presidente de la nación tenía que pagarse caro. Añadan la acogida –inspirada por el exvicepresidente Iglesias– del dirigente polisario Brahim Gali sobre el que pesan acusaciones de genocidio, asesinatos, matanzas y torturas por la matanza de Tinduf – o los tuits de Iglesias acerca de que el Sahara no es marroquí. Bastaba una chispa para encenderlo todo.

En lo que respecta al país vecino, que creo conocer un poco, no hay nada que desprecie más el árabe que la cobardía. Y Sánchez lo es. Mucho"

Y es que por más que nos duelan las palabras de la embajadora del país vecino Karima Benyaich, tiene razón. Los actos en política internacional tienen un coste que hay que asumir. Qué lejos quedan aquellas palabras de Don Juan Carlos dirigidas a un Chávez crecido, insultantes para con España, cuando el monarca le espetó aquel “¿Por qué no te callas?”. Ahora eso sería imposible, claro. Tiene la diplomacia momentos para manifestar contundencia, así como otros en los que toca el guante de terciopelo, pero ambos procedimientos han de seguir una línea de pensamiento y el espíritu de defensa de los intereses nacionales. Y, si todo eso fallaba, ahí estaba Juan Carlos I, que igual convencía a su hermano Hasán de que no persiguiera con sus patrulleras a los pescadores españoles que mandaba callar a un sanguinario dictadorzuelo de opereta, que bromeaba con Reagan, con Clinton o quien tocara, porque siempre lo hacía para allanar obstáculos, para conseguir complicidades que, en ocasiones, los políticos no pueden obtener.

Por esas razones, y alguna otra que no debo decir, echo en falta el papel del rey en esta crisis. Porque si Sánchez cree que podrá amansar las aguas a base de entregarle millones a Mohammed VI o conseguirá revertir la política exterior de los EEUU que ha hecho ya de Marruecos su socio principal en la zona, a base de políticas de género vacías y demagógicas, se equivoca. En lo que respecta al país vecino, que creo conocer un poco, no hay nada que desprecie más el árabe que la cobardía. Y Sánchez lo es. Mucho. Por lo que atañe a Washington, tienen memoria de elefante y no nos perdonan que Zapatero se quedase sentadito al paso de la bandera norteamericana, ni los coqueteos con narco dictaduras sudamericanas del mismo ZP, ni mucho menos la presencia de comunistas en el gobierno. Recuerden ustedes cuando en Italia se quiso hace muchísimos años introducir a un comunista en el gobierno. Error que el país hermano pagó carísimo. Aquí vamos por el mismo camino, vean si no el olímpico desprecio norteamericano que se ha demostrado cuando Biden no ha telefoneado a Sánchez tras acceder a la presidencia. Eso antes hubiera sido inimaginable.

Lo lógico sería otorgarle al rey Felipe el rol que desempeñaba su padre, porque es una baza que nos permitiría asegurar la estabilidad geopolítica en una zona de por sí conflictiva"

Lo lógico sería otorgarle al rey Felipe el rol que desempeñaba su padre, porque es una baza que nos permitiría asegurar –y a Europa, ya que estamos– la estabilidad geopolítica en una zona de por sí conflictiva, así como no romper una relación económica fructífera. ¿O es que el Gobierno ignora, por citar un ejemplo entre miles, que la mayoría de nuestras empresas de alimentación tienen en Marruecos a su principal proveedor?

Sí, echo en falta al rey. A Don Juan Carlos y a Don Felipe.

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