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Opinión

La responsabilidad de Isabel Díaz Ayuso

Isabel Díaz Ayuso.

La recién proclamada nueva presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, tiene una gran responsabilidad. Por un lado, es -con permiso de Juanma Moreno y Alberto Núñez Feijoo- el cargo institucional más relevante que tiene el Partido Popular en el panorama resultante del último ciclo electoral. Lo es, además, como una apuesta decidida de Pablo Casado y también de su mentor, José María Aznar. Tendrá por lo tanto muchos ojos encima para aplicar las políticas liberales que le exigen sus electores. Deberá, además, adornarlas con el barniz propio de un equipo que en Génova pretenden que suene a nuevo y que se afana en apartarse de las sombras de corrupción que enterraron al Gobierno de Mariano Rajoy y que a punto estuvieron de hundir definitivamente a la organización conservadora.

Tendrá muchos ojos encima para aplicar las políticas liberales que le exigen sus electores

No lo va a tener fácil. Por un lado, ha empezado con mal pie. Su negación del papel ejercido durante las época de Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes ha demostrado una bisoñez política impropia de una líder llamada a comandar una de las comunidades más importante de España. Díaz Ayuso formó parte, con un puesto de cierta responsabilidad, de aquel partido y de uno de los gobiernos que están bajo la lupa de la justicia por sus desmanes en Púnica y Gúrtel. Por lo tanto, cuando alguien ha sido parlamentaria desde 2011, con Aguirre como presidenta, y viceconsejera de Presidencia y Justicia, con Cifuentes, no puede decir que su “nexo con ellas es como cualquier afiliado del PP". Es un error político intentar poner distancia con lo que una ha sido porque denota, que no demuestra, que algo se quiere ocultar.

Pero además, hay declaraciones en sede judicial que la sitúan como “interlocutora” entre una de las empresas implicadas en Púnica y el Partido Popular de Esperanza Aguirre. Si fue o no fue responsable de algo, si era o no conocedora de la trama es algo que le corresponde determinar a la Justicia. Pero, desde luego, es informativamente reseñable que el nombre de la  nueva presidenta de Madrid aparezca como “interlocutora” en la declaración de uno de los testigos -obligados a decir la verdad- de la trama Púnica.

Su negación del papel ejercido durante las época de Esperanza Aguirre y Cristina Cifuentes ha demostrado una bisoñez política impropia

Tampoco le van a ayudar sus relaciones con Avalmadrid. La política popular está siendo cuestionada por las llamadas y el intercambio de correos que hizo para aclarar un polémico aval que obtuvo de la empresa pública una empresa de su padre.

¿Campaña contra Díaz Ayuso?

No corresponde a los medios juzgar ni dictar sentencias. Ese papel, que sí se han arrogado algunas cabeceras, no es competencia de Vozpópuli. El debate y el eje de  nuestras informaciones está en las responsabilidades políticas de Ayuso por no decir la verdad. Solo hacemos causa de nuestro lema: El valor de ser libres y fiables. Siguiendo esa máxima, no miramos el carnet de nadie. Simplemente investigamos, contrastamos e informamos. 

Ayuso no dice la verdad cuando asegura que era "una militante más"

En el caso de Ayuso, lo que se sustancia no son sus responsabilidades en Púnica: no hay datos que muestren capacidad de decisión, que supiera quién eran los De Pedro o que se enriqueciera. Pero Ayuso no dice la verdad cuando asegura que era "una militante más". La nueva presidenta de Madrid ‘no pasaba por allí’. Estaba en el corazón de aquel PP con un cargo de cierta responsabilidad: una "interlocución" para mejorar la imagen de Aguirre, Granados y González. Que, en caso de que la Justicia demuestre que es así, no es poca cosa.

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