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Opinión

Renovación del PSOE... al amanecer

Sánchez, en el escaño en 2015, junto al entonces portavoz socialista Antonio Hernando.

Hace no tanto tiempo era lugar común entre los dirigentes de los partidos bromear de forma macabra sobre su depuración con un "me van a renovar al amanecer", en alusión al fusilamiento en las tapias de los cementerios. El comentario ha vuelto esta semana a los pasillos de un PSOE del que van a desaparecer nada menos que un 70% de los diputados, senadores y europarlamentarios, si hacemos caso a los mentideros socialistas; ya veremos en qué queda.

No es que Pedro Sánchez no haga prisioneros, es que se los encontró a puñaos, en el argot de Alfonso Guerra, críticos todos del sanchismo cuando ganó en 2017 a la entonces todopoderosa Susana Díaz las primarias por la Secretaría General. Y les retiró la palabra, poniendo en puestos clave a sus afines en la larga guerra interna de los socialistas.

Me explico: a los presidentes de comisión que el mismo había elegido en el Congreso antes de su defenestración, caso del expresidente castellano-manchego, José María Barreda (Defensa), o de la exportavoz del grupo Soraya Rodríguez (relaciones con la UE), les mantuvo porque no podía hacer otra cosa sin que el PP hiciera sangre -había que votar- con el enfrentamiento.

La mayor renovación se va a producir entre los 84 diputados del Grupo Socialista en el Congreso, en otro tiempo bastión del 'susanismo'

A otros diputados, algunos muy suyos, les envió al anonimato para castigar su alejamiento en favor de Díaz: caso de Antonio HernandoPatxi López César Luena; y a otros que nunca estuvieron con él, Ángeles ÁlvarezIgnacio Urquizu, también les envió al ostracismo. No digamos a los dirigentes andaluces del susanismo, Antonio Pradas o Miguel Ángel Heredia.

Con Juan Luis Gordo y Micaela Navarro, los dos diputados en la Mesa del Congreso, no pudo hacer nada -aunque lo intentó- y han estado dos años en la hornacina parlamentaria enfrente del Hemiciclo de Plenos porque les salvó la campana de una votación con la que el PP hubiera hecho sangre también.

En cuanto a Patxi López, el exlehendakari y expresidente del Congreso por obra y gracia de Sánchez, que luego se enfrentó a él en las primarias... Mala señal que ya se especule con que la ministra Isabel Celaá va a desplazarle del número uno por Vizcaya, su provincia, para enviarle a Álava, a quitarle el puesto a Javier Lasarte.

En Europa no va a dejar títere con cabeza. Salen Valenciano, López Aguilar, Jáuregui, Guerrero... Entre los ilustres, solo resiste José Blanco

Se avecina duro pulso porque defenestrar a López no va a ser tarea fácil salvo que se deje. El rumor lo sitúa en Bruselas de europarlamentario para evitar líos, aunque él dice no saber nada. Sitio no le va a faltar. Con decir que la exvicesecretaria general, Elena Valenciano, no repite. Se van junto a ella Enrique Guerrero, otrora incombustible fontanero en La Moncloa con Felipe González y José Luis Rodríguez Zapatero, el veterano Ramón Jáuregui, y el ex ministro Juan Fernando López Aguilar; no así el también exvicesecretario general del PSOE, José Blanco, que ha recompuesto relaciones con Sánchez y parece aguantar la criba.

En definitiva, que Pedro Sánchez va a dar la vuelta a los grupos parlamentarios como un calcetín de la mano de sus fieles portavoces parlamentarios, la vicesecretaria general, Adriana Lastra (Congreso), Ander Gil (Senado), e Iratxe García (Parlamento Europeo).

El asunto no pasará a mayores si logra superar de nuevo la cota de los cien diputados en las elecciones del 28 de abril, y romper la mayoría absoluta del PP en la Cámara Alta; pero, como no sea así, y su estancia en La Moncloa se vea en entredicho, los cuchillos volverán a volar en Ferraz y aledaños. Demasiado Walking Dead alive para un partido centenario. 

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