Opinión

La rectitud curvilínea de Pedro Sánchez

Pedro Sánchez en un mitin
Pedro Sánchez en un mitin

Desde la entrevista radiofónica que Carlos Alsina hiciera al candidato Pedro Sánchez el lunes 19 de junio en su programa Más de uno de Onda Cero, iniciada con la pregunta de “¿por qué nos ha mentido tanto?” estamos a vueltas con la cuestión y más ahora que acaba de ser designado candidato a la investidura. Entonces el interpelado negó la mayor y quiso desactivar las mentiras reduciéndolas a meros cambios de opinión. Gentes del entorno monclovita aseguran haber oído decir a Pedro Sánchez aquello de “si te dijera la verdad mentiría”. En todo caso, coincidimos con Peter Esterházy quien, en su libro Armonía celestial, sostiene que “es harto difícil mentir sin conocer la verdad”. Por eso, las afirmaciones de quienes carecen del conocimiento previo de la verdad, dejan de ser computables como mentiras. Es decir, que a los efectos que aquí estamos analizando mentir requiere el propósito deliberado de apartarse de la verdad por quien conociéndola se propone llevar a cabo una maquinación desestabilizadora.

Basta observar que los políticos en persecución del poder que se desplaza describen la misma trayectoria que un perro buscando reunirse con su amo, suponiendo que éste siguiera un camino recto a velocidad constante

En nuestra vecina Francia el presidente, Emmanuel Macron, anunció una ley que tendrá por objetivo acabar con la desinformación, especialmente durante los periodos electorales, con el fin de impedir su injerencia en el devenir de la democracia francesa. Pero la primera cuestión reside en saber a quién, a qué autoridad o agencia, se confiará la capacidad de declarar que una news es falsa, a quién se dotará del poder de bloquear su difusión, qué grado de permisividad o desmemoria permite que la sociedad acepte y convalide las mentiras, cómo afecta el uso de la mentira a la reputación de las cabeceras de los medios informativos, en un momento en que el receptor de la información está cambiando para otorgar mayor prestigio a quien recomienda la noticia que al medio en el que se hace pública, acabar con la impunidad de la divulgación de informaciones malintencionadas, prevenir a la ciudadanía contra la manipulación comunicativa, averiguar quién paga el uso fraudulento de la mentira, si deben ejercer algún control los gobiernos respecto al fenómeno de la desinformación y cómo actuar cuando son los propios medios informativos -teóricos garantes de la democracia- los responsables de amplificar la desinformación, después de haber desertado de sus deberes en la defensa del rigor y la verificación.

Volviendo a Pedro Sánchez y abriendo el plano, se advierte que la rectitud de los líderes políticos es curvilínea. Es el caso, por ejemplo, de la actitud de Pedro Sánchez acerca de la amnistía a los implicados en el proces. Para entenderlo basta observar que los políticos en persecución del poder que se desplaza describen la misma trayectoria que un perro buscando reunirse con su amo, suponiendo que éste siguiera un camino recto a velocidad constante. Porque la suma de las rectitudes infinitesimales del perro (o del político) en persecución de su amo (o del poder) compone una curva caracterizada por la propiedad de su tangente de estar constantemente dirigida hacia el punto ocupado en cada momento por el amo (o el poder) que se desplaza. De ahí la dificultad del empeño, que señalaba Isaak Bábel, de explicar “la curva misteriosa de la línea recta de Lenin” y de tantos otros líderes políticos. Otro día presentaremos su ecuación. Vale.