Opinión

¿Qué hace un Cuerpo como tú en un Gobierno como ese?

EI ministro de Economía viaja a Estados Unidos a intentar neutralizar los nefastos efectos del absurdo viaje a China de su jefe

  • Cuerpo, la antítesis de Sánchez -


De repente está en todas partes. Hemos pasado de tener una idea algo vaga sobre el ministro de Economía, Comercio y Empresa Carlos Cuerpo, a ver cómo todos los periódicos se ponen de acuerdo en dedicarle piezas y perfiles. Atosigados como estábamos por los manoteos histriónicos, el verbo grosero y la falta de competencia de María Jesús Montero, no le habíamos dado a este hombre el protagonismo que merece. Natural de Villanueva de La Serena, nieto de minero e hijo de profesores de secundaria que emigraron a Suiza, es el ejemplo perfecto de esfuerzo y superación. Tras licenciarse a los 23 años en Economía por la Universidad de Extremadura dió el primer salto y cursó un máster de Economía en la London School of Economics. Llegar a la LSE no es fácil en ningún caso, ni siquiera si el que lo pretende ha cursado su carrera en las mejores universidades y con los mejores contactos sociales y profesionales. Hacerlo desde Badajoz a pelo, con solo tu talento y tu esfuerzo como aval, es doblemente difícil.

No contento con ello, Carlos Cuerpo decidió preparar además una de las oposiciones más difíciles y enrarecidas de acceso al más alto funcionariado. Una oposición que casi nadie se plantea y que es algo así como el Patek Phillippe de las oposiciones frente al Rolex de Abogacía del Estado, Notarías o Registros. A los  28 años Carlos Cuerpo ya era Técnico comercial del Estado. Y a partir de aquí empiezan a sucederse los altos cargos que tradicionalmente ocupan estos altos funcionarios de enorme capacitación técnica y probada inteligencia. De hecho, siendo Técnico Comercial sobran las menciones a los másteres e incluso al doctorado de economía que debió sacarse por deporte de la misma forma que ahora corre medias maratones.

Cuerpo es como el reverso luminoso de Sánchez. Guapo como él, pero sin el punto de chulazo que espanta a las mujeres a las que más querría gustar el presidente. Casi diez años más joven y con un doctorado, pero de verdad

A Carlos Cuerpo la derecha meritocrática lo respeta porque su currrículum es incontestable, al nivel de aquellos ministros de la UCD de recordada memoria y muy por encima de su jefe y de gran parte de sus compañeros. Ahí está, por ejemplo, 'la propia' Pilar Alegría (diría ella) titular de Educación, diplomada en magisterio, no tuvo ganas ni empeño suficente para alcanzar una titulación superior. O 'el propio' Patxi López, que jamás pasó de primero de carrera y tantos otros individuos con carguillo que dedican su vida a ganar en los pasillos lo que no han conseguido trabajando.
Carlos Cuerpo es como el reverso luminoso de Sánchez. Guapo como él, pero sin el punto de chulazo que espanta a las mujeres a las que más querría gustar el presidente. Casi diez años más joven y con un doctorado, pero de verdad. Incluso tiene también un hermano como él, que a diferencia de David Sánchez no ha necesitado que nadie lo coloque. Es cirujano de corazón en la Paz de Madrid. Carlos Cuerpo es, además, persona educada y de trato correcto, capaz de entenderse con la oposición. De las maneras de Sánchez no tengo que contarles nada. Todos las sufrimos a diario.  En todos los conceptos en los que es factible la comparación entre el presidente del Gobierno y su ministro de Economía sale ganando Carlos Cuerpo, lo que no sé en qué forma puede beneficiar su futuro político. No es Pedro Sánchez persona que acepte fácilmente que nadie le haga sombra.

Un partido socialista recuperado de la corrupción sanchista podría tenerlo como líder, llegando a acuerdos con la oposición en los asuntos fundamentales mientras cose las heridas de la grieta creada por la polarización y el sectarismo

De momento, y mientras le compense mantenerlo, lo usa como bálsamo para las heridas que él mismo abre. Cuerpo negocia con el PP el pacto arancelario y Cuerpo viaja a Estados Unidos a intentar neutralizar los nefastos efectos del absurdo viaje a China de su jefe, consiguiendo comunicar sus posiciones sin desquiciar al votante de centro-derecha y sin poner en ridículo, con la idiocia de otros de sus compañeros, al Gobierno de España. Parece un ministro socialista de los de antes, de esos que ahora casi votaríamos si tuviéramos la posibilidad de hacerlo. Lo único que no se entiende es que hace un chico como él en un gabinete como ese. Y cómo teniendo una carrera de verdad esperándole fuera del avispero sigue aguantando ahí dentro.

En el mejor de los mundos, un partido socialista recuperado de la corrupción sanchista podría tenerlo como líder, llegando a acuerdos con la oposición en los asuntos fundamentales mientras cose las heridas de la grieta creada por la polarización y el sectarismo de Sánchez. Mientras tanto, bueno será que sea él el encargado de hablar con Estados Unidos. Ya era hora de volver a tener en el PSOE un ministro adulto que sabe de lo que habla.

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