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Opinión

En las postrimerías de la Transición

El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en la sesión de investidura
El líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, en la sesión de investidura EFE

Vivimos días desesperados en los que los españoles que se mantienen fieles a la unidad nacional y al sistema político, institucional y jurídico alumbrado tras el final biológico del régimen autoritario, buscan soluciones de emergencia que eviten su derrumbe definitivo. La última propuesta de algunos diputados del PP y de determinados antiguos dirigentes ha sido la de la abstención de su grupo parlamentario en una eventual investidura de Sánchez con el fin de librar a la Nación del chantaje separatista. Esta sería una maniobra en el límite, algo así como los esfuerzos ímprobos de una unidad del Samur para reanimar a un moribundo. Sin embargo, semejante operación equivaldría a ceder ante una doble extorsión, la de los golpistas catalanes y la del propio candidato, dispuesto desaprensivamente a poner España a subasta con tal de mantenerse en La Moncloa. Es bien sabido que la aceptación de las condiciones de secuestradores profesionales tiene como consecuencia que repetirán su crimen en el futuro animados por el buen resultado de su repugnante delito.

Una solución razonable al presente desastre hubiera sido en su momento la configuración de un gobierno de coalición de los dos grandes partidos sobre la base de un programa pactado y un reparto de carteras acorde con el resultado electoral que afrontase los principales problemas económicos, sociales y orgánicos que padece España presidido por una figura de prestigio apartidista asimismo seleccionada y aceptada por ambos.

El actual diálogo de sordos entre las dos fuerzas más votadas nos mantiene en un impasse que amenaza con desembocar en el cumplimiento de las exigencias draconianas de los independentistas

Ni el PP ni el PSOE contemplaron esta salida porque en ellos predomina el interés corporativo de sus siglas por encima del superior interés general. Cuando Feijóo le presentó a Sánchez la fórmula de un gobierno de duración limitada, sabía que sería rechazada porque no ofrecía ninguna ventaja para su oponente. El actual diálogo de sordos entre las dos fuerzas más votadas el pasado 23 de julio nos mantiene en un impasse que amenaza con desembocar irremisiblemente en el cumplimiento de las exigencias draconianas de los independentistas, es decir, en la liquidación de la España indivisa de ciudadanos libres e iguales amparados por la Constitución vigente. Atónitos frente a la magnitud de la catástrofe que se avecina e incrédulos ante la posibilidad real de que se produzca, millones de nuestros compatriotas miran al Rey, a la Unión Europea, al poder judicial o al santo o a la Virgen de su advocación predilecta en busca del remedio de sus males. Por desgracia, ninguna de estas instancias terrenales o sobrenaturales tiene la llave que desatasque nuestro oscuro porvenir.

Hay una esperanza, sin embargo, que reside paradójicamente en el comportamiento de las formaciones secesionistas. Pese a que la amnistía ya está pactada y su redacción definitiva se halla en estos momentos pendiente de su pulimiento técnico por parte de juristas de reconocido desprestigio al servicio del Gobierno y que la cuestión financiera no es obstáculo para Sánchez porque pagará como en los célebres versos de Quevedo el sufrido contribuyente castellano, queda el espinoso asunto de la autodeterminación, bocado de difícil digestión incluso para un estómago licantrópico como el del presidente en funciones. Los golpistas indultados o a la espera de ser amnistiados, conscientes de su inmensa influencia, están subiendo progresivamente la puja y ahora afirman que el pacto sobre el referéndum soberanista deberá estar cerrado, firmado y sellado antes de la investidura. Este planteamiento maximalista le pone las cosas difíciles a su a la vez aliado y víctima, agobiado por estos perentorios plazos, los movimientos subterráneos en su organización, la presión de la oposición y la creciente inquietud en la calle.

La proximidad de los comicios autonómicos provoca que ERC y el prófugo de Waterloo estén manteniendo una carrera suicida, a lo Fast and Furious a ver quién es más nacionalista

Existe, además, una dinámica electoral específicamente catalana que se acopla y superpone a la general española. La proximidad de los comicios autonómicos provoca que ERC y el prófugo de Waterloo estén manteniendo una carrera suicida, a lo Fast and Furious a ver quién es más nacionalista y esta imparable velocidad hacia el abismo puede llevarnos a la repetición de elecciones legislativas. Si se diese tal circunstancia y los españoles fuéramos convocados de nuevo a las urnas en plazo breve, es de esperar que el Partido Popular sustituya a sus estrategas de comunicación y a sus expertos en campañas electorales por equipos competentes que sepan lo que se traen entre manos. Las lecciones extraídas del cúmulo de pifias cometidas entre el 28 de mayo y el 23 de julio pasados se supone que habrán sido aprendidas.

Nos encontramos en las postrimerías del sistema político diseñado en la Transición y plasmado en la arquitectura institucional erigida en 1978. Muchos trabajan aviesamente por su muerte, otros hemos invertido años en hacer su juicio, si nos resignamos pasivamente a su declive definitivo se abrirán bajo nuestros pies las puertas del infierno, si reaccionamos con vigor, patriotismo y coraje para fortalecerlo, mejorarlo y prestarle un impulso renovado, podremos alzarnos a la gloria.

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  • K
    k. k.

    Ya no hay nada que hacer, está liquidado. Y muchos lo sabemos desde el 23J.
    Feijóo ha vendido una quimera. Se habló de socialistas que se saldrían del redil. Se habló de una mayoría simple con socialistas absteniéndose. Se habla ahora del rey, del ejército, de que los separatistas no llegarán a acuerdos, de que Sánchez no tragará con la autoderminación.

    ¿Cuándo abriremos los ojos, señores?

    Los peperos se fue a la playa en lugar de ir a votar. Feijóo les vendió la moto de la gran victoria. Y nos ha hundido a todos.
    Aún tengo que soportar que todos los medios de derechas lo coronen como el gran orador, el que sólo ha perdido la investidura pero ha ganado el discurso... ¡Ja!

    Señores, España ya ha desaparecido. No habrá más elecciones o las amañarán todavía más. No habrá Feijóo. La ruina económica que nos espera va a ser colosal. Las empresas abandonarán el país y quedarán los paniaguados.
    Sánchez ha corrompido todas las instituciones.

    Mis amigo venezolanos me decían a menudo: "tened cuidado, así empezamos nosotros. Cada día nos hacían algo, y pensábamos, bueno, no se atreverán a ir más lejos. Al final nos hemos quedado sin país".
    Pues eso, ni gloria ni nada.

  • V
    Variopinto

    Hace apenas un mes, el Sr Vidal Quadras recogia en su columna de opinión cierto anuncio publicado en aquellos días: " el PP busca “estrategas de primer nivel”. La prueba de que los necesita es que se hiciese público que los está buscando. Las torpezas del actual equipo dirigente del primer partido del país en escaños en el Congreso y en votos en las pasadas elecciones generales empieza a ser preocupante". Hoy, el Sr.Vidal Quadra insiste en esa idea, pero quizá las circunstancias son distintas.

    La mala noticia podría ser que, a día de hoy, no se ha demostrado que los haya encontrado. Aunque, quizá solo con que el propio Sr. Feijoo cumpla con lo que anuncio en público entonces: aquelis de que iba a cambiar su equipo directo si su investidura resultaba fallida (como así ha resultado), es suficiente.

    Porwiw la buena noticia es que, al contrario de lo que se preveía entonces, en esta investidura fallida se ha demostrado que no los ha necesitado. Y tampoco todo lo que se preveía entonces (" es crucial y debe ser redactada (esa investidura) por manos avisadas y expertas (...) Su contenido ha de ser concorde con la gravedad de la situación que atraviesa España, un país entregado a sus peores enemigos por un forajido de la política, y ha de ofrecer a los españoles un diagnóstico sereno, pero inmisericorde, del desastre que representa Sánchez y su séquito de íncubos y súcubos totalitarios, sectarios y liberticidas. Esta descripción certera de nuestros males ha de ir acompañada de la presentación de un proyecto ambicioso, realista y atractivo para una España de éxito").

    La incomparecencia de Antonio en esta investidura, también la de la socia de su coalicion feminista, las exigencias antiguas de sus socios y el empeoramiento económico en ciernes puede habernos colocado en las puertas de unas elecciones. Veremos.

  • L
    Luzmasluz

    El siglo XX fue muy importante para todo el mundo y también para España... La parte más importante tuvo relatores - para España - que tergiversaron gravísimamente las cosas. Alguno sí, se ciñó a los hechos, pero la mayor parte hizo un relato interesado, que es el que mayormente se ha impuesto. España está en un camino muy parecido al que recorría en los últimos años de la República 1936 - 1939. Hay grandes probabilidades de que acabe como entonces. ¿Quién, o qué, lo va a parar?. La sociedad, no, desde luego, porque no es que vuele demasiado bajo: se arrastra... La Constitución del 78 y su capítulo VIII es el punto de unión entre el antes y el ahora...

  • T
    Talleyrand

    Es bastante descorazonador, sobre todo para los que tenemos unos años, comprobar como España se vuelve a perder por ella misma.
    Como tras una transicion ejemplar, que transmitia el poder de una dictadura que habia conseguido colocar al pais como la 12 potencia economica del mundo lo nietos de aquella generacion y algunos de sus hijos lo tiran todo por la borda y vuelven a los pecados capitales del siglo XIX:
    Cainismo y cantonalismo.
    Todo ello bendecido por una clase política absolutamente corrupta, que es el problema de fondo.
    O sea, el robo del 3%, los ERES, los escandalos del pp en Valencia, los convolutos y lo que no sabemos... todo perdonado y santificado como bueno.
    Los españoles deberian hacer una revolucion de las de verdad, acabar con toda esta mafia y luego dictar una amnistia general para autoperdonarse.
    Es lo que hay.

    • J
      JoseAntonioRuizAragonMunoz

      Perdona, pero con Franco España no llegó a ser la 12 potencia económica, sino la novena, ahora la 16 y bajando. Y si pongo mil comparativas, todas son muy favorables a Franco.

  • W
    Wesly

    Análisis correcto.

    Pero hemos comprobado fehacientemente que el sistema "que nos hemos dado" permite que un oportunista malvado pueda ganar elecciones a base de mentir, manipular, dividir y fanatizar al personal, y, desde el poder, pueda colocar a sus peones más sectarios y obedientes en las principales instituciones del Estado, Gobierno, Parlamento, Fiscalía y Poder Judicial incluidos, evidenciando así su vocación totalitaria, pueda conceder subsidios y subvenciones a cambio de votos, pueda satisfacer sus ansias enfermizas de poder cediendo al chantaje mafioso de delincuentes condenados en firme o huidos de la justicia, pueda endeudarnos hasta las cejas y pueda llevarnos a la ruina económica y moral, sin tener que responder ante la justicia de sus actos.

    Defender un sistema que permite todo esto es complicado.

    La realidad es que este sistema necesita una muy amplia reparación, y cuanto antes se adopte mejor, antes podremos revertir la degeneración acelerada que padecemos.

  • G
    Gabriel65

    Mucha gente alaba la transición y la constitución del 78 como si fuesen el no va más de la perfección. Efectivamente tuvimos una transición pacífica (más o menos, no olvidemos los años de hierro de ETA) pero la constitución deja mucho que desear. En mi opinión "de aquellos barros tenemos estos lodos".
    La constitución del 78 dio a los nacionalistas un poder y capacidad de influencia que ni soñaban, no dejó cerrada la configuración de España, no garantizó la separación del poder judicial y del político y configuró un sistema de partidos que los han convertido en auténticos clanes mafiosos. Todo esto son consecuencias que se podían prever y que si no se corrigieron fue porque en ese momento los padres de la constitución no quisieron (no eran tontos, ni mucho menos). Así que no tengo ningún interés en conservar eso, sino en corregirlo.

    • A
      Alexander

      El dicho correcto es "de aquellos polvos estos lodos".

  • V
    vallecas

    Me produce mucha tristeza cuando la "Aguirre" y otros promueven la abstención del PP. Con todo lo que tenemos encima y no han aprendido nada. El problema es Sánchez y no los separatistas.......
    Exagerando "Prefiero a Puigdemont de Presidente del Gobierno de España que a Sánchez"" "Puigdemont cambiaría España, Sánchez la va a destruir"
    Yerra usted, D. Alejo cuando dice que PP y PSOE anteponen sus siglas al interés general.
    El PSOE no tiene de eso, tiene interés personal, el de Sánchez.

  • J
    Josevica

    Como casi siempre, un artículo muy acertado. Es importante destacar, y usted lo ha hecho en varias ocasiones, que PP y PSOE nos han llevado con casi igual responsabilidad, a este deterioro. El PP de Feijóo es parte del problema. Y en última instancia la ciudadanía que vota a ambas organizaciones. Sin olvidar al diseño político efectuado en la transición, un Estado de partidos y no una democracia liberal. No soy optimista en cuanto al futuro político de España.

    • A
      Alexander

      ¿En qué país occidental existe "una democracia sin partidos políticos?.

    • B
      Botiflash

      Cambie "Estado de partidos" por "Partitocracia" y seguro que alguno lo entiende por fin...