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Opinión

Podemos y la Ley de hierro de la oligarquía

Los revolucionarios de hoy son los reaccionarios de mañana

Pablo Iglesias junto al cofundador de Podemos, Juan Carlos Monedero.

Este verano ha tenido lugar la cuarta Asamblea Ciudadana Estatal de Podemos, en la que por primera vez se elegía a un secretario general diferente a Pablo Iglesias, aunque aupado, o aupada en este caso, por él. Este encuentro ha tenido lugar en medio del clima de desánimo que dejó el resultado de las elecciones madrileñas y la posterior marcha del líder, pero también producto de la falta de democracia interna que algunos críticos llevan tiempo señalando. Esta se materializaría en cuestiones como la pérdida de poder de los Círculos o la falta de candidatura alternativa a Ione Belarra, candidata del aparato, a la Secretaría General que permitiese escenificar un mínimo de división y debate interno.

No obstante, estos problemas no afectan únicamente al partido morado. Como apuntaba Robert Michels, uno de los teóricos de las élites y las oligarquías más importante del siglo XX, en todas las organizaciones, y sobre todo en los partidos políticos, se produce una tendencia paulatina a la oligarquía. Esto es lo que el autor bautizó en 1911 como la Ley de hierro de la oligarquía.

En toda organización, ya sea de partido político, de gremio profesional, u otra asociación de ese tipo, se manifiesta la tendencia aristocrática con toda claridad. El mecanismo de la organización, al conferirle solidez de estructura, induce algunos cambios importantes en la masa organizada, e invierte completamente la posición respectiva de los conductores y los conducidos. Como consecuencia de la organización, todos los partidos o gremios profesionales llegan a dividirse en una minoría de directivos y una mayoría de dirigidos." (Michels, 1911)

Para que la organización sea eficiente se necesita un liderazgo fuerte. Esto casi siempre va en detrimento de la democracia interna

Señalaba el sociólogo alemán que, a medida que la organización aumenta su dimensión, también lo hacen sus tareas administrativas, que se especializan progresivamente. Se deben tomar decisiones cada vez más complejas y de una forma cada vez más rápida, por lo que no se puede perder el tiempo consultando constantemente a las bases. Es precisamente este el problema que padecen organizaciones de carácter asambleario como las CUP en Cataluña y como se intentó hacer con Podemos. En un momento dado, se produce una dicotomía entre eficiencia y democracia interna. Para que la organización sea eficiente se necesita un liderazgo fuerte. Esto casi siempre va en detrimento de la democracia interna.

La progresiva complejidad de las organizaciones motiva la aparición de especialistas. Estos líderes profesionales gozan de una superioridad técnica sobre la que fundamentan su poder y su capacidad de liderazgo. Se produce un fenómeno bautizado por Michels como "la indispensabilidad técnica del liderazgo". Si bien en un principio los líderes surgen espontáneamente y sus funciones son accesorias y no están remuneradas, como sucedió con la elección de Iglesias como imagen del partido con la voluntad de aprovechar su impacto mediático para conseguir más votos, pronto se profesionalizan y se hacen imprescindibles. La profesionalización es, por un lado, una de las garantías de la continuidad de la dirección política y de la estabilidad institucional. Sin embargo, debe ir ligada a ciertas cotas de rotación que permiten una renovación paulatina y sostenida en el tiempo de la élite dirigente. 

Creerse indispensables

En Podemos eran conscientes, o por lo menos así lo parecía, de que los cuadros dirigentes de los partidos políticos tienen una tendencia a creerse indispensables y confundir sus intereses personales con los del partido. En estos casos tienden a evitar todo tipo de democracia interna real que pueda relevarles de su poder para tomar decisiones. Iglesias, Monedero o Errejón decían haber llegado a la política para luchar contra el modo de hacer política de los partidos tradicionales, caracterizado por un elevado nivel de oligarquización. Sin embargo, no está tan claro que consiguieran evitarlo.

Fundaron un partido que se intentaría blindar contra los efectos de la Ley de hierro de la oligarquía, a través de mecanismos tales como la limitación salarial (inicialmente no superior a tres veces el salario mínimo, salvo en situaciones de dependencia o con personas a cargo), la limitación de mandatos (inicialmente no superior a 8 años prorrogables a 12 en casos excepcionales) o la limitación para el ejercicio de más de una función pública o cargo interno en Podemos, “salvo aquellas vinculadas a su condición de cargo institucional u orgánico o responsabilidades locales sin retribución” (Podemos, 2017).

El intento fallido de la limitación salarial

Estos requisitos estuvieron presentes por lo menos hasta el Documento Ético de 2017, pero fueron sufriendo modificaciones. En el Documento Ético de 2020 ya se rechazaba el SMI como marco de referencia para la limitación salarial, referencia que ni siquiera se menciona en su actualización para 2021. En su lugar, se apunta a "la limitación salarial que se establezca con carácter general para cada nivel de representación", sin concretar más. La única concreción a este respecto se encuentra en el artículo 74 de su actual documento organizativo, en el que se establece la utilización de “un sistema de porcentajes sobre el total del ingreso neto basado en las responsabilidades y en la exposición pública. Con este sistema desaparecen tanto la vinculación al SMI como las excepcionalidades en materia de dietas, personas a cargo, etcétera, recogidas en la anterior etapa. Consideramos que este método se adecúa a la realidad organizativa de Podemos” (Podemos, 2021).

El Documento Ético de 2020 también añadió una salvedad a la prorrogabilidad de los mandatos de los cargos internos hasta los 12 años, apelando para una siguiente prórroga a la consulta de los inscritos. Y sobre la limitación para el ejercicio de más de una función pública no hace falta comentar nada, pues mientras la mayoría de los ministros elegidos por Pedro Sánchez para formar parte del Gobierno de coalición renunciaron al acta de diputado, no ha sucedido así con los designados por Iglesias, contraviniendo así lo establecido en su código ético.

Asegurar el relevo

Estos no son los únicos signos de oligarquización que muestra el partido. El endurecimiento de los requisitos para la presentación de candidaturas que se ha producido desde la pasada Asamblea, pasando de la necesidad de presentar 150 avales a 500, además de tener que ser apoyados por un espacio colegiado, una coordinadora autonómica o un consejo ciudadano autonómico y al menos tres círculos activos, es una clara maniobra para asegurar el relevo señalado por el líder saliente, la candidata del aparato.

Podemos parece haber caído en la trampa que el sociólogo alemán avanzó: "Los revolucionarios de hoy se transforman en los reaccionarios de mañana" (Michels, 1911). Ahora veremos si la tendencia apuntada en este artículo es definitiva o puede revertirse.

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