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Opinión

Análisis de medios

Los pinchazos en las discotecas y la espiral de locura de la sociedad mediática

Los medios han destruido la tranquilidad y alejado a los ciudadanos de cualquier atisbo de paz interior

Los pinchazos en las discotecas y la espiral de locura de la sociedad mediática
Fotografía de archivo del interior de una discoteca en España

Escribió la directora de cine feminista Leticia Dolera el siguiente mensaje en Twitter: “Nos drogan como a vacas que van a llevar al matadero, quizás porque en el fondo creen que estar con ellos es algo bastante similar”. Con estas veinticinco palabras quiso expresar su opinión sobre las denuncias que decenas de mujeres han presentado por haber sentido pinchazos en discotecas de toda España.

Unas horas después de que escribiera esto, la Consejería de Igualdad de la Comunidad Valenciana anunciaba el establecimiento de un “punto morado” en el festival de música Arenal Sound. Esa zona servirá de refugio para las mujeres que sufran agresiones sexistas y jeringuillazos.

El Ministerio de Irene Montero firmó un convenio hace unos días para establecer estos espacios en los locales de ocio. Lo hizo ante el aumento -dicen- de los ataques de “sumisión química” que se ha detectado. De momento, como exponía El Confidencial este martes en un completo reportaje, los informes toxicológicos que se han realizado a las afectadas ofrecen en su inmensísima mayoría resultados negativos. En otros países europeos ocurre igual.

La 'era del miedo'

La mente reacciona de una forma singular cuando descubre un riesgo. En ese momento, comienza a percibir como peligroso algo que hasta entonces consideraba inocuo; y eso complica la existencia del individuo. Cuanto más sensación de inseguridad, más ansioso e inestable estará. Más miedo tendrá. Es evidente.

Los tiranos aplican el terror mediante prácticas autoritarias e irracionales para cumplir con sus objetivos y afianzarse al poder. Por eso, en este momento en el que los estados de pánico cada vez son más habituales, quizás habría que preguntarse si las democracias en las que confiamos no se habrán transformado en formas de gobierno que persiguen un aumento de su capacidad de dominación sobre los ciudadanos. El miedo paraliza y condiciona la vida de quien lo sufre. Es muy fácil dominar a los impedidos.

¿Jeringuillazos en las discotecas? Más allá de que sean ciertas o no las denuncias (que cada cual piense bien o mal, según le salga), lo cierto es que ya se han producido tres consecuencias evidentes a este respecto: la primera es que las chicas jóvenes se divierten un poco menos cuando salen por la noche, dado que han sido atemorizadas. La segunda es que las feministas de todo pelaje han encontrado un nuevo elemento para hacer su ruido desmedido y desubicado (es perfecto el ejemplo de Dolera). Y el tercero es que los medios han encontrado una buena excusa para ganar audiencia y dinero a partir de otra nueva presunta tragedia contemporánea.

El cáncer mediático

Así lo hicieron también el pasado noviembre, cuando el Gobierno de Austria quiso amedrentar a su población con un anuncio en el que advertía de la posibilidad de que se produjera un gran apagón en Europa. La prensa, lejos de señalar la actitud excesiva de esa institución y poner el foco en los objetivos que podría perseguir, se lanzó a anunciar el Apocalipsis energético y el fin de la civilización. Tal es así que hubo personas en España que llenaron sus trasteros de cerillas y latas de atún por lo que pudiera pasar.

Poco después, Netflix estrenó una película que relataba los momentos previos a la caída de un meteorito en el planeta y cientos de diarios digitales y televisiones de todo el mundo comenzaron a hablar de bólidos que se acercaban de forma peligrosa a la Tierra y podrían matarnos. A las pocas semanas, estalló la guerra en Ucrania y se nos avisó de la posibilidad de que España se quedara sin grano para alimentar al ganado y sin aceite de girasol para las cocinas.

Al poco, mientras los mapas del tiempo se teñían de rojo y negro por la hecatombe climática que sufrimos, se mostraban imágenes del secretario general de la ONU mientras se refería al riesgo de que un malentendido derive en un ataque nuclear de consecuencias dramáticas. Entre tanto, en las discotecas pinchan a las jóvenes, los gérmenes de nuevo cuño pueden provocar nuestra extinción y los expertos televisivos afirman que este será el último verano que vivamos en condiciones de bienestar, ante la catástrofe económica y bélica que se avecina.

Todo puede ser verdad… pero todo puede quedar en poco, en menos… o en nada. Desde hace un tiempo, nos preparamos cada día para un cataclismo, como si viviéramos en la trinchera y esperáramos el ataque y la posterior cura de las heridas... y del estrés post-traumático. Los medios han destruido la tranquilidad y alejado a los ciudadanos de cualquier atisbo de paz interior.

Hace unos años, se tildaba de “mermado” a quien creía las teorías de que se inyectaba SIDA en una conocida discoteca de Madrid; y a quien se creía a Paco Rabanne y sus predicciones sobre el fin del mundo. Actualmente, esas patochadas circulan en gran cantidad debido a la irresponsabilidad de esos elementos tan cancerígenos que afectan a la sociedad, que son los medios irresponsables, que son la gran mayoría. O todos. Cuando un partido o líder de opinión decide lucrarse con uno de esos bulos (llámese feminista o llámese conspiranoico), la hoguera de la paranoia colectiva se aviva.

Los 400 golpes

Cabría preguntarse por los efectos a largo plazo que toda esta chifladura mediática generará en nuestras mentes. Quizás al ciudadano contemporáneo le ocurra como al protagonista de Los 400 golpes, de Truffaut. Éste era un buen chaval, con sentimientos nobles, que se desvía del camino de lo correcto ante la levedad de los pilares sobre los que un crío suele apoyarse: la familia, el colegio y los amigos. Eso le transforma en un ratero impulsivo e imprevisible. No sucede a la primera... pero hay un día en el que recibe el golpe número cuatrocientos y pierde el norte.

En la sociedad que cada vez está más pegada a la pantalla que a la realidad (la sociedad que fue confinada y amedrentada con los virus), es bastante sencillo que se produzca este fenómeno. Sus conclusiones sobre la vida (como las del niño de Truffaut) le vienen dadas desde ese monitor; y ahí campa a sus anchas la irresponsabilidad mediática, bien moldeada por quienes tienen interés en manipular, desde el ámbito de la política o el de la economía. O el que sea.

Ese hombre lúcido, de estupenda prosa, que es Yuval Noah Harari expone en 21 lecciones para el siglo XXI una evidencia, y es que el liberalismo aceptó la idea de que los individuos son autónomos y por eso tienen derecho a opinar con su voto sobre quiénes están más capacitados para gobernarlos. Los defensores de esta ideología consideraron que este sistema imperfecto era mucho mejor que el absolutismo o el de las teocracias. Ahora bien, eso implicó la aceptación de que el voto de Einstein valdría igual que el de un analfabeto. Y dado que las mentes geniales son la aguja en el pajar, se asumió que las emociones, la ignorancia y la irracionalidad tendrían un papel relevante en el resultado de las elecciones. Por eso, simplemente se buscó encauzar esos sentimientos hacia fines más o menos nobles.

El populismo y las tiranías se abren paso en estos sistemas exacerbando esos sentimientos. Y de un tiempo a esta parte, parece que hay una especial querencia por generar miedo en los ciudadanos. El sentimiento que enraíza en el instinto de supervivencia. El más fuerte y el que tan bien gestionan quienes ansían poder. Así que no hay día en el que no se active el 'DEFCON 1 mediático' por agresiones homófobas, pinchazos, apagones energéticos, guerras nucleares y emergencias climáticas.

Resulta imposible crear un escudo contra eso porque la sociedad mediática llega a los individuos en forma de torrente incontenible. Pero, quizás, para deshinchar la burbuja, haya que preguntarse: ¿cuánto de esto me puede afectar a mí y cuánto de mi libertad de movimiento y pensamiento he tenido que ceder en favor de leyes que son innecesarias o que han sido aprobadas a partir de un alarmismo pueril o injustificado?

Quizás estemos ya en un terreno tan tenebroso que seamos incapaces de ver la luz. Quizás ya es demasiado tarde para huir de esta deriva y ya hayamos recibido el golpe número cuatrocientos. Pero si hay decenas de pinchazos sin que se hayan encontrado barbitúricos en los análisis… y si no nos ha matado un meteorito…, lo mismo hay que preguntarse si hemos perdido el juicio al atribuir verosimilitud a todos los testimonios o, peor, a las propagandistas-populistas que quieren tener su minuto de gloria a costa de los sucesos que les ocurren a otras.

Ya no se pueden votar ni publicar comentarios en este artículo.

  • F
    Fran2

    El 30 de octubre de 1938 se inició la retransmisión del que, casi un siglo más tarde, sigue siendo considerado uno de los momentos más grandes de la historia de la radio, la guerra de los mundos, la invasión de marte que aterrorizó a américa, 80 años más tarde todavía se considera como una de las mayores y más grandes "fake news" de la historia de la radio.

    Es cierto, que a nivel climatológico estamos atravesando unas olas de calor y otras eventualidades atmosféricas preocupantes. Pero ¿esto es un ciclo geológico? ¿El apocalipsis?

    La vida humana es tan corta comparada con los ciclos geológicos. Es menos que comparar una mota de agua con los océanos.

    Es el miedo que nos quieren inculcar para controlarnos en nuestro devenir social (no soy un paranoico), ya se vivió con el COVID.

    Habrá muchos intentos, tendremos que estar alerta y aun así nos la colarán, el miedo colectivo corre geométricamente con efecto mariposa.

  • 0
    00_andurinha

    "...eso implicó la aceptación de que el voto de Einstein valdría igual que el de un iletrado".
    Con eso ya contábamos y así venía sucediendo durante muchos años, sin tener que sufrir exceso de sobresaltos.
    Lo novedoso es que los medios de comunicación hagáis entrevistas y transforméis en ensayistas a los iletrados y no a los "einstein" de la sociedad; que las tertulias de radio y televisión sean la fuente de conocimiento de la población.
    Con todo esto y algo más, los ciudadanos reciben con mucha anticipación esos 400 golpes definitivos que los dejarán intelectualmente lisiados de por vida.

    P.D. He tenido que usar la palabra "iletrado" porque la que figura en el texto original no la admite el gestor del foro. Una muestra más de cómo estamos...

  • R
    Ritor

    Lo ha clavado como siempre sr.Arranz, por favor pasaselo a su compañera, la que quiere crear unos juicios de Nuremberg para los piromanos.

  • Y
    Yorick

    ¿Violencia machista, canción del verano, ambas cosas...?

    En cualquier caso, solo nos queda rezar.

    Georgie Dann, que estás en los cielos...

    El pinchacito
    El pinchacito
    El pinchacito
    El pinchacito

    Yo siento un pinchacito
    Allá donde la nalga
    Me deja el coco frito
    Me vuelve el seso agua

    El pinchacito
    El pinchacito
    El pinchacito
    El pinchacito

    Bailar en el verano
    Es cosita arriesgada
    Que llega el pinchaculos
    Y te hace burundanga

    El pinchacito
    El pinchacito
    El pinchacito
    El pinchacito