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Opinión

Pedro Aviones

Los asesores de Sánchez no encuentran ya excusas para intentar tapar el uso abusivo del Falcon para asistir a los actos de partido

Pedro Avione
Pedro Sánchez sigue batiendo récords de viajes en el Falcon a actos de partido. Europa Press

¿Hacía falta anunciar que hoy se reuniría con los presidentes autonómicos, a dos días de la Nochebuena desde Barcelona? Naturalmente que no, pero es que los asesores de Sánchez no encuentran ya excusas para intentar tapar el uso abusivo del Falcon para asistir a los actos de partido, ósea partidistas. Este presidente es la viva estampa de la desfachatez a la que si unimos la negligencia de sus políticas que ya apenas pueden disimularse con la permanente propaganda, provoca de todo menos confianza.

La última encuesta de GAD 3, la empresa demoscópica más fiable de la mano de Narciso Michavila, es verdad que frena, aunque no demasiado, el crecimiento de un PP empeñado en hacerse el harakiri con la tensión estúpida entre Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso con la inestimable colaboración de García Egea. Aún así a día de hoy la suma de las derechas ganaría holgadamente a la banda de rojos de salón y separatistas con vocación de vampiros agarrados a la yugular de unos presupuestos que pagamos entre todos para que Pedro Aviones pueda seguir disfrutando de unos privilegios que no le corresponden. Como el uso de aviones y helicópteros para uso estrictamente oficial y no para ir a la boda de un cuñado o a clausurar en mes y medio siete congresos regionales del partido que ha convertido en propiedad
privada.

Aquí casi nadie levanta la voz para pedir explicaciones a este Gobierno que ha incorporado la impunidad y la desvergüenza a su práctica política

Ahora que los Hidalgo se están viniendo abajo tras haber creado un auténtico imperio turístico, seguro que a don José, el patriarca, no le importa traspasarle el mote al presidente que en apenas algo más de tres años en la poltrona ya ha batido todos los récords de sus antecesores en el uso y disfrute particular de un bien público cuya puesta a punto cuesta un potosí, además de contaminar lo suyo en esos viajes cortos e injustificados. Aquí casi nadie levanta la voz para pedir explicaciones a este Gobierno que ha incorporado la impunidad y la desvergüenza a su práctica política. Y aunque alguien la levante da igual. Este es el Gobierno del no sabe, no contesta. El Gobierno que se pasa el control parlamentario por donde amargan los pepinos, donde algunos de sus miembros, incluso el de más arriba, son cuando menos sospechosos de favorecer amiguetes y familiares porque las leyes no se han hecho ni para ellos ni para sus compinches parlamentarios.

Ya se sabe que criticar al Gobierno y sus políticas en algo de fachas, término tan viejo como endesuso en España, pero que sigue calando en una parte de la sociedad

Como el dinero público no es de nadie como afirmó la desaparecida Carmen Calvo, no hay que dar explicaciones de los presuntos despilfarros, y a veces nada presuntos, del primero al último de los miembros de esta Administración dispuesta a freirnos a impuestos mientras ellos usan los bienes y el dinero públicos con un desahogo escalofriante. Ya se sabe que criticar al Gobierno y sus políticas en algo de fachas, término tan viejo como en desuso en España, pero que sigue calando en una parte de la sociedad muy sensible a la propaganda y poco aficionada a analizar los hechos. Lo que sí existe es un comunismo que apesta a naftalina compuesto por un personal cuya falta de cultura, igual que de principios, se hace patente un día sí y otro también. Lo vamos a ver cuando haya que distribuir el dinero de Europa para reflotar una economía machacada por la pandemia y por la falta de preparación de quienes la dirigen. Incluida la poupè Calviño.

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