Opinión

Pam, o descubrir el sexo a los 33 años

Nos ameniza con unas turras sobre sexo como actividad lúdico-festiva que no alcanzan el nivel de las charlas de las adolescentes del 2000

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La secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género, Ángela Rodríguez Pam EFE

Quedó atrás el 8 de marzo y algunos se siguen preguntando si realmente todos somos fruto del espermatozoide más espabilado que estaba por ahí o es una trola que nos han colado los científicos. Puede ser que nos hayamos cargado la selección natural gracias a los bancos de esperma y la fecundación in vitro. Si no tienes descendencia deja que la vida siga su curso o adopta un niño si le quieres darle una vida mejor. Pero deja los experimentos con desconocidos.

La biología se encuentra en una posición complicada para explicar casos en los que se concentra demasiada tontería. Está claro que vivimos en una "época de descontento" en la que la reivindicación de derechos es insistente y cito a voleo: derecho a la salud, a la cultura, a la felicidad, al amor, a la contracepción, al aborto... El fenómeno no es muevo. Lo inédito es su universalidad y la forma ideológica y sistemática bajo la que se presenta. Lo dijo el filósofo Gustave Thibon a finales de la década de los 70 del pasado siglo. Es decir, que todavía quedan hoy quienes viven en una época pasada de moda y nos lo venden como de gran actualidad. Al francés solo le faltó nombrar la ley de bienestar el animal.

El mejor exponente nacional de esta situación se llama Ángela Rodríguez, alias 'Pam'. Es la actual secretaria de Estado de Igualdad y contra la Violencia de Género. Y como dato relevante indica que es bisexual en sus perfiles en redes sociales. Como si alguien fuese a preocuparse, escandalizarse o a decir: "Fíjate, Maripili, que hay personas bi, gays, y heteros. En 2023. Flipando estoy".

Nada se le resiste y puede luchar por sus sueños, porque es de la comarca leonesa de Ponferrada, tierra del Bierzo y de mujeres recias

Resulta que antes de entrar en el Gobierno, fue diputada en el Congreso. Venía de asesorar políticamente en el Ayuntamiento de Parla, que, como diría un amigo es "la administración más arruinada de la región junto con una universidad". Nada se le resiste y puede luchar por sus sueños, porque es de Pontevedra, tierra de esforzadas y admirables mujeres.

Esta joven de 33 años va del charco al polvo y así nos va. Desde su punto de vista, existe una campaña contra «la gordofobia» y «es tarea de las feministas decir que nuestros cuerpos están bien». No sabe ni lo que dice. Porque ataca a los que somos una s, xs o xxs porque abultamos poco. Justo cuando la antigua talla 44 ahora se llama 42; la 36, 34, y la 34, no hay y encima te miran mal cuando vas de compras. Hay gordos, gordas y gordes que señalan que son más felices que los tirillas. Y «viéndola a ella, dice mi vecina que es gorda, no entiendo cómo se ha criado en tierra de buen vino, cecina y embutidos para estar tan amargada».

A sus 33 años, nos habla de que en España hay que empezar a hablar de educación sexual. ¡Bienvenida, Pam! En los años 60 ya se hablaba de "la educación sexual de los chavales» abiertamente en publicaciones de abolengo y que son cierta categoría. Pam es como 'Teo cuando va al parque, al zoo o encuentra algo. Ha descubierto el sexo y debe estar bloqueada. Por este motivo le hemos pagado con nuestros impuestos un vídeo didáctico en que apenas queda algo de espacio para la imaginación para que la chica entienda cómo va el juego".

Me pregunto si Pam se ha criado en una cueva o si ha visto en el campo aparearse a no sé, dos conejos. O si alguien le ha explicado algo más allá de lo de la cigüeña

Los polvos y los lodos, Pam, el espermatozoide más inteligente que hizo posible que una secretaria de Estado defienda que los violadores y delincuentes sexuales salgan a la calle a la vez que lucha por la mujer. Un sinsentido. Y mientras, nos ameniza con unas turras sobre sexo como actividad lúdico-festiva que no alcanzan el nivel de las charlas de las adolescentes del 2000 alrededor de la Superpop o la Bravo que leíamos en el patio del colegio. Ese mismo al que fue Victoria Martín de la Cova, y que sí, no había tíos, pero estamos más espabiladas que esta señorita de Pontevedra.

Cabe preguntarse si Pam se ha criado en una cueva o si ha visto en el campo aparearse a no sé, dos conejos. O si alguien le ha explicado algo más allá de lo de la cigüeña. Digo yo. No es normal está obsesión que tiene. Y ya veremos cuando se entere que esto de la liberación de la mujer incluye también el saber freír uno o dos huevos.