Opinión

La palabra Ñ: el racismo en Cataluña

Es hora de que en Cataluña el independentismo empiece a reflexionar sobre las palabras que emplea para referirse al otro

La palabra Ñ: el racismo en Cataluña
La presentadora Cristina Puig. Europa Press

Hace unos días, en el transcurso de la última emisión del programa de contenido político de TV3, FAQS, su presentadora, Cristina Puig, le hizo, en ese tonito entre jocoso e hiriente marca de la casa, la siguiente pregunta al invitado Javier Sardá:

- "A ver si sabes respondernos, este espacio, ¿es un programa ñordo o independentista?"

La cara de Sardá en ese momento era un poema. Incapaz de, como hubiera debido, levantarse e irse en ese mismo momento, trató de ganar tiempo repreguntando, como si no lo supiera de sobra, a la xenófoba que tenía enfrente.

 - "¿Qué significa ñordo?"

- "Español, contestó Puig, con voz de tontita fingida. Ahora se les llama así".

Hasta ahí llegó mi capacidad de asimilar insultos y debo  confesarles a ustedes que no pude ver la continuación de semejante vergüenza racista y apagué la emisión. Porque ñordo, señora Puig, apreciados lectores, no significa español, sino una cosa muy diferente. Según el diccionariocastellano.org, el significado de la palabra ñordo es, cita literal: "Excremento de algunos animales como el  ganado vacuno, caballos, burros, etc. Cagada de vaca. Heces de animales, especialmente animales grandes como el ganado vacuno y los caballos".

Y esa es la palabra que el independentismo racista usa de forma habitual para referirse a todos los que a diferencia de ellos, consideran que ser catalanes es su manera de ser españoles. Habla mucho de la enfermedad moral de esta gente el hecho de que se atrevan a decir semejante término en voz alta en un programa de máxima audiencia como si no pasara nada, como si fuera normal llamar excremento a una parte de la población, como si los aludidos tuvieran que tragar con semejante humillación con la cabeza baja y sin levantarse inmediatamente pegando una patada al sillón.

Y esa es la palabra que el independentismo racista usa de forma habitual para referirse a todos los que a diferencia de ellos, consideran que ser catalanes es su manera de ser españoles

Claro que esta es la región en la que un partido legal, Junts per Catalunya, consideró que la persona más adecuada para ser nombrado President de la Generalitat era Quim Torra, autor de tales y  tan vergonzosos artículos racistas en prensa, que en cualquier país civilizado hubieran sido causa de cancelación social  de su autor para cualquier faceta de la vida pública. Pero aquí no ocurre eso, no.

El supremacismo estructural es tan fuerte que una presentadora puede ser xenófoba a las claras ante un interlocutor que se queda helado y luego se ríe como pidiendo perdón por existir, mientras la audiencia en sus casas se regodea o se siente humillada según su pertenencia al sector independentista o al sector excremento, sin más matices ni más paños calientes.

Ñordo es un insulto, una humillación, un maltrato verbal y un término racista. Las personas que la usan para referirse a otras son xenófobas e infames, y nadie en la vida normal debería permitir que semejante palabro se pronunciara en voz alta en su presencia, porque contamina y ensucia el espacio en el que se le tolera. En Estados Unidos, hay palabras que ya no pueden decirse por su racismo congénito y porque humillan a seres humanos por el color de su piel. Son viejas denominaciones que se usaron en otros tiempos y que afortunadamente han quedado atrás. Una de ellas es de naturaleza tan maligna que su solo uso determina el fin de la carrera profesional y vital del que la emite sin que dicho castigo tenga vuelta, y es bueno que así sea. Tal  es su poder simbólico de lo peor del racismo que los hablantes se refieren a ella por su primera letra: la palabra N.

Es hora de que en Cataluña el independentismo empiece a reflexionar sobre las palabras que emplea para referirse al otro. Que empiece a avergonzarse de su supremacismo automático, que aprenda a considerar a los adversarios como personas y no como excrementos o bestias, tal y como nos definió Torra. Tal y como nos calificó una presentadora de televisión en su programa de máxima audiencia. Es hora también de no pasarles ni una y levantarnos de todas las mesas en que se nos que humille y se nos insulte por el propio hecho de existir. Sin contemporizaciones ni risitas. Porque maldita la gracia que tiene ser considerado una hez en tu propia cara. Así que, contestando a su pregunta, señora Cristina Puig, no sé si su programa es ñordo o independentista, pero si sé lo que es. Un programa de un racismo sin fisuras. Y ahora, si quiere que sigamos con la conversación, pida perdón y trátenos como lo que somos: seres humanos. Y lávese la boca: cuando se usa la palabra Ñ se le llena a una de su significado.

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