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Opinión

Paciencia y TV3

TV3

Los que pagamos esa máquina de propaganda separatista que es TV3 estamos de enhorabuena. El Parlamento Europeo mantendrá abierta la investigación sobre su presunta falta de pluralidad.

Y de neutralidad y de veracidad. Así se ha pronunciado la comisión de la cámara europea y así lo han aprobado los eurodiputados del PP, PSOE y Ciudadanos. Se lo debemos al bueno de Sergio Santamaría, ex diputado popular al Parlament y flagelo de la máquina propagandística nacional separatista. Es tristísimo que tengan que repetirse una y mil veces evidencias como que, tanto TV3 o Catalunya Ràdio, así como todos – decimos bien, todos – los medios de la Generalitat actúan al servicio del independentismo. Tan triste como que un director general de la televisión catalana reprobado por la cámara llamado Vicent Sanchís se chulee en sede parlamentaria de una diputada diciéndole “Puede usted esperar sentada si espera que presente mi dimisión””. No verán esto en ninguna portada ni de La Vanguardia ni de El Periódico de manera destacada, y eso que que ambos se califican de centro y de izquierda, respectivamente.

El problema no es que los medios públicos estén secuestrados por la secta del lazo, lo realmente grave es que todos los demás también lo estén

El problema no es que los medios públicos estén secuestrados por la secta del lazo, lo realmente grave es que todos los demás también lo estén. Que en la televisión fundada por Pujol y Prenafeta nadie chiste, se entiende por la pasta que se llevan al mes sus trabajadores – sueldos proporcionalmente muy por encima de las televisiones públicas de Europa – y por la mordaza que CCOO y UGT mantienen secularmente en el terreno de los medios de comunicación. Del Colegio de Periodistas ni les hablo, porque, o ha estado en manos de paniaguados pseudoizquierdosos, o de convergentes sin tapujos o de conspicuos separatistas. Su decana actual trabaja en Cataluña Radio, para qué ir más lejos.

La comisión se propone pedir explicaciones a Torra y a Sánchez, trasladando la investigación a la misma Comisión europea y a la de Cultura debido a la enjundia y al escándalo que supone el asunto. Pueden ahorrarse el trabajo. Sánchez tiene a la camarada Mateo al frente de RTVE, dando órdenes para que no se trate mal en los informativos a los separatistas. ¿Qué creen que les dirá el doctorcito socialista? Pues lo mismo que Torra o que el tal Sanchis, que se sienten y se armen de paciencia porque aquí, la independencia y el rigor no están ni se les espera.

Me he pasado toda mi vida profesional escuchando a directivos zafios, prohijados de algún político, inútiles de solemnidad y tan obtusos como rijosos decir con voz solemne que los medios públicos en España debían aspirar a ser como la BBC. Sería mejor decir el Coño de la Bernarda. Entre enchufados, amantes, ex amantes, compañeros de partido que tienen una productora, orates y demás ralea, no hay televisión pública en todo el territorio nacional que se salve de la quema. Y aunque uno, rabelesiano de convicción, crea que todo llega a quien puede esperar, el problema de los medios públicos es tan elefantiásico, tan colosalmente costoso, que va a ser difícil arreglarlo sin pegarle un buen tajo.

Ya no son los millones que invertimos de nuestros impuestos para que nos aleccionen estos o aquellos, es, encima, lo mal que lo hacen

Ya no son los millones que invertimos de nuestros impuestos para que nos aleccionen estos o aquellos, es, encima, lo mal que lo hacen. Son zafios, intelectualmente planos, carentes de toda genialidad. Porque, miren, “El Triunfo de la Voluntad”, film propagandístico realizado por Leni Riefenstahl para los nazis acerca del congreso anual que celebraban en Nuremberg, es odioso y abominable por la ideología que destila, lógicamente, pero desde el punto de vista artístico es una obra maestra. Allí había maldad pura, concentrada, pero también genialidad. En los medios de propaganda actuales ni siquiera se encuentra esa chispa, aunque sea mínima, demostrativa de que, tras los burdos eslóganes, existe siquiera un átomo de materia gris.

Soy un gran escéptico acerca del futuro de todas esas televisiones creadas al amor de localismos caciquiles, porque nacieron podridas y nada bueno puede sacarse de ahí. Un compañero de profesión me dijo un día “La diferencia entre los traficante de armas y algunos productores de televisión es que lo segundo es legal y da más beneficios si te lo montas bien”. Trabajaba para diversas cadenas autonómicas, claro. Consecuentemente, lo mejor sería cerrarlas todas con el consecuente ahorro para nuestros bolsillos. También creo que, al menos en el caso catalán, no lo verán mis ojos. Existe demasiado compadreo, demasiada cobardía entre nuestros políticos y en mi sector para acometer empresa semejante. Nos queda la paciencia, qué le vamos a hacer, y encomendarnos a las instituciones europeas, aunque sea yo también escéptico al respecto, porque si han de sernos de utilidad como lo han sido con el caso Puigdemont, estamos apañados.

Mientras no nos hacen justicia, contentémonos con la virtud de la divina paciencia, insisto, buscando consuelo en los versos de León Felipe que dicen “Aguardad vuestro turno con paciencia y con fe, que hay más estrellas que hombres y hay alas para todos”.

Y un programa millonario del que chupar todos, añadimos nosotros prosaica, pero ciertamente.

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