Opinión

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Opinar no es un delito. Ofender no es un delito. Odiar no es un delito. Burlarse de alguien no es un delito

  • Karla Sofía Gascón, objetivo de una campaña feroz

Si faltara alguna prueba de la guerra desatada contra la libertad de expresión por las fuerzas izquierdowokistas, véase el caso de la artista trans (antes era hombre y ahora es mujer), nominada a los Oscar. Nominada por su actuación, no por sus opiniones. Aunque hay quien considera que se le nominó por trans; todo hay que decirlo. Karla Sofía Gascón, tenía ganado el Oscar, según pensaban los entendidos. Pero. Alguien escarbó en sus mensajes en X, y en ellos, la actriz opinaba sobre diferentes temas, a veces con mucho juicio, como por ejemplo cuando se refería al Islam. Se debería agradecer a cualquiera que denuncie el Islam, una religión misógina, homófoba, antidemocrática, oscurantista e incivilizada. Sin embargo, la calificaron de  islamófoba. Que para el wokismo es como ser asesino en serie. Son tan burros, o tan canallas (o ambas cosas) que no comprenden que cuando llamas islamófobo a alguien lo estás elogiando. Ser islamófobo es una forma de rectitud moral.

Karla vertía sus opiniones en X. Con su nombre, sin ocultarse tras un seudónimo, cosa encomiable, por cierto, en estos tiempos tan cobardes e hipócritas.  Opiniones. Pura y simple libertad de expresión. Pero. Las fuerzas izquierdowokistas se le han echado encima y la han convertido en un dos por tres en una especie de nazi alebrestado. En una apestada a la que Nexflix ha cancelado, y a la que boicotean en galas y actos relacionados con la promoción de la película.

Ya lo decía el oportunista y lacrimógeno poeta Neruda (¡Odas a Stalin!): "Nunca hay que pelearse con la izquierda". Si se quiere prosperar en la vida, sobre todo si eres escritor o artista; y en los casos más enconados, si aspiras a conservar la vida, no te pelees con la izquierda

En consecuencia, no sólo es muy improbable que la actriz, catapultada a la fama por los mismos que hoy la censuran y cancelan, gane la estatuilla, sospecho que además le costará volver a trabajar como actriz. La cacería es cruenta, la izquierda siempre ha sido implacable con sus enemigos (mucho más que la derecha, sólo hay que contar los muertos) así que el panorama es poco prometedor para Karla Sofía Gascón. La izquierda no se contenta con discrepar o señalarte como a un gusano que merece ser aplastado, también quiere quitarte la comida de la boca, matarte de hambre. Ya lo decía el siempre oportunista y lacrimógeno poeta Neruda (¡Odas a Stalin!): "Nunca hay que pelearse con la izquierda". Si se quiere prosperar en la vida, sobre todo si eres escritor o artista; y en los casos más enconados, si aspiras a conservar la vida, no te pelees con la izquierda.

Es insólito, aunque comprensible dada la sempiterna burricie de los llamados pueblos, que se lleve al poder a la izquierda, si se tiene el menor aprecio por la libertad individual y por la libertad de expresión en particular. La izquierda es enemiga de la libertad individual (que es la única que existe), necesita sofocarla hasta que desaparezca en la hedionda sopa colectivista, para mantenerse en el Poder. Y a pesar de ello, la siguen votando millones de españoles y de europeos. Es falso que la inteligencia y el sentido común conduzcan el mundo, lo conduce la imbecilidad, el fanatismo religioso, la mediocridad, la codicia, la frivolidad, la cobardía, el culogordismo y la corrupción.    

Legislar sobre sentimientos es contrario a la libertad de ser y de expresarse. De ahí que el famoso e infame Delito de odio en España sea una forma grosera de censura, un gesto totalitario. Niños, no odien, es malo, pero delaten y persigan a los “odiadores”

Tengo un amigo en Miami, abogado eminente, especialista en casos de libertad de expresión. Hablábamos sobre el tema cuando yo vivía en esa ciudad. Hace poco pensé en él leyendo a la prensa exigir al genial Musk un aparato de “moderación” (léase censura) en X. Cito el editorial de un diario español: es “imprescindible que el nuevo propietario cumpla con su compromiso de establecer en la red social un sistema de moderación de contenidos que evite, entre otros peligros, la difusión de mensajes de odio”; (…)“sería deseable que los gobiernos propiciaran la existencia de órganos de autorregulación en las empresas con mayor influencia para detectar y expulsar de las redes a quienes actúan con comportamientos que en muchas ocasiones son delictivos”. Detectar y expulsar. Es decir, anhelan y exigen un aparato de censura gubernamental. Pero. La censura gubernamental es impropia de los países libres. En ellos, se puede demandar al Estado por no respetar o violar la libertad de expresión de un ciudadano o una empresa, pero eso es todo. En temas de libertad de expresión es antidemocrático y autoritario regular a las empresas privadas y en consecuencia a los individuos. Legislar sobre sentimientos es contrario a la libertad de ser y de expresarse. De ahí que el famoso e infame 'delito de odio' en España sea una forma grosera de censura, un gesto totalitario. Niños, no odien, es malo, pero delaten y persigan a los “odiadores”; y no se preocupen que Papá Estado los protegerá. Pero lo cierto es que todos tenemos derecho a odiar a quién nos venga en gana, y a decirlo libremente.

Cualquier regulación de la libertad de expresión (y por tanto de difusión) a una empresa privada es censura. Cualquier intento de castigar a un ciudadano por sus opiniones, es censura. Si se calumnia, para eso está la Ley. La Ley, en democracia, sólo tiene derecho a castigar delitos. Opinar no es un delito. Ofender no es un delito. Odiar no es un deliro. Burlarse de alguien no es un delito. La libertad de expresión es la base fundamental de la libertad individual y de la Libertad. Cualquier regulación a una empresa privada por parte del Estado, con el objetivo de que censuren las opiniones de los ciudadanos que la utilizan para difundir sus opiniones, es censura.

Qué pena que la democracia española que comenzó como un noble proyecto libertario haya dado paso a un Estado Entrometido, Hiperregulado, Censor, Ideologizado y Confiscatorio.

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