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Opinión

Una obra maestra de la propaganda

El presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, en el Congreso de los Diputados

Lo relevante, lo verdaderamente relevante de la mañana, es que el presidente del Gobierno vuelve a hincar la rodilla y se verá cara a cara (si no cambia de opinión, claro) con el presidente de la parte sediciosa de Cataluña, Quim Torra, para desatascar el “conflicto político catalán”. Un rato incómodo, un mal trago, todo un marrón para Pedro Sánchez.

Es el regreso a Pedralbes, del que renegó el entonces candidato socialista hace sólo dos meses, constatado tras una llamada de siete minutos escasos que de inmediato hizo saltar los urgentes de los medios. Era la noticia de la mañana. Un desgaste en términos de imagen para el recién nacido Gobierno de Sánchez y, para muchos analistas y votantes, un escándalo urdido por ERC como peaje de la investidura. Pero la máquina de propaganda funciona, vaya si funciona: había balas en la recámara para diluir la noticia del encuentro ‘bilateral’ entre presidentes. Y salió la artillería.

Media hora después de conocerse la próxima cita entre presidentes para la resolución del "conflicto político", y cuando se había comunicado días antes que no habría mayores novedades hasta la próximas semana respecto a la formación de Gobierno, Moncloa confirmaba los ministros que representarán a Podemos en el nuevo Ejecutivo. Ninguna noticia, sólo la mera constatación, pues los nombres, cargos y propósitos ya habían sido filtrados convenientemente por Podemos a sus afines.

Sin tiempo para paladear las novedades, llegó una nueva traca. Habrá una nueva vicepresidencia, hasta cuatro, en el nuevo gobierno. Fiesta en los medios partidarios por el momento histórico

Allí acudimos los medios prestos a abrir ediciones y notificar la buena nueva. Aquí en Vozpópuli nos hemos cuestionado por qué se asumen funciones que corresponden al Rey, como el nombramiento de ministros, y por qué el nuevo Gobierno se salta a la torera artículos certeros de la Constitución, como el 62. Y nos preguntamos, por ejemplo, qué competencias asumirá el ministerio de Trabajo ya adjudicado a Yolanda Díaz, que no es lo mismo dejar la Seguridad Social en manos de Podemos que en otras áreas correspondientes. Y si hay bronca interna en el recién nacido proyecto político a propósito de esas competencias.

Sin tiempo para paladear las novedades, llegó una nueva traca. Habrá una nueva vicepresidencia, hasta cuatro, en el nuevo gobierno. Fiesta en los medios partidarios por el momento histórico: tres vicepresidentas por primera vez en la historia de España. Perfecto. Cómo poner reparos. Pero los medios críticos estamos obligados a preguntarnos cómo se paga la fiesta, a quién le pedirán la pasta de tanto ministerio y tanto cargo por (re)colocar, cómo se habrá tomado Pablo Iglesias quedar diluido en un Gobierno que como siga así acabará con más vicepresidencias que ministerios o si será la emergente Teresa Ribera quien tome el control de ese “área estratégica” para equipararse políticamente con Carmen Calvo y Nadia Calviño. Y que consecuencias habrá en el seno del Consejo de Ministros.

Preguntas que hay que hacer y que están más allá de la máquina de propaganda. Hay muchas más, tantas como tiempo para formularlas. Pero volvamos a lo importante. Como y cuándo será esa reunión con el denominado por Sánchez como "Le Pen catalán", qué se va a poner sobre la mesa para resolver el "conflicto catalán", con la soberanía de quién se va a traficar, qué pasará inmediatamente después… Ese es el tema político de fondo del día. Lo demás, cuestiones formales para distraer a quien se deje distraer. Así funciona la buena propaganda. Y lo de hoy ha sido una obra maestra. Enhorabuena.

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