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Opinión

Cenizas tras los aplausos

Manuel Castells, el ministro de Podemos que más aplaudía a Pedro Sánchez
Varios ministros aplauden a Pedro Sánchez.

Los dos montajes de la claque, primero ministerial y luego parlamentaria, que el equipo de comunicación de Pedro Sánchez le han preparado para presentar su regreso del reciente Consejo Europeo como el de un gran triunfo no cabe duda de que han sido muy efectistas. Sin embargo, al igual que hay serias dudas de que escribiera en su día la tesis doctoral que le elevó al máximo rango académico, tampoco está claro que esta vez el supuesto campeón de la justa celebrada en Bruselas sepa lo que ha firmado. Luis Garicano ha difundido una foto en Twitter en la que se ve a Sánchez sentado a una mesa con Merkel, Macron, Costa y Conte. Todos tiene ante sí hojas con notas menos nuestro Presidente, que mira al vacío sin un solo papel en que apoyarse. Una imagen de lo más elocuente. ¿Para qué necesita disponer de contenidos que discutir quién es pura superficie? La posición de 'escucha activa' significa eso: cómo no tengo nada que decir, me callo y poso, que ya se preocupará Iván Redondo de vender el resultado, sea cual sea, como un rotundo éxito.

Desde una perspectiva comunitaria, el acuerdo para la recuperación económica cerrado por los Veintisiete incluye elementos preocupantes y veremos cómo se lo toma el Parlamento. En primer lugar, incluye significativos recortes en programas europeos como transición climática e investigación, cuya tasa de retorno es muy superior a la que puedan tener los proyectos nacionales sustentados por el instrumento extraordinario pactado. En segundo, desvincula por completo el presupuesto del cumplimiento de los Tratados en lo que se refiere a imperio de la ley, libertades fundamentales y calidad democrática. En otras palabras, que Viktor Orban se ha salido con la suya y parece que Merkel le ha prometido que Hungría va a quedar libre del procedimiento que tiene abierto en virtud del artículo siete. Y en tercero, los famosos “cheques” compensatorios que reciben los contribuyentes netos han sido notablemente incrementados. Así, el holandés ha pasado de 1570 millones de euros a 1920 y el austríaco se ha doblado hasta los 565 millones. Si no querías caldo, dos tazas.

Condicionalidad severa

Si se recuerda que la propuesta inicial de Sánchez, que coincidía curiosamente con la lanzada por George Soros, era de un billón y medio de euros en deuda perpetua y la cosa ha quedado en 750.000 millones, 390.000 en transferencias directas y 360.000 en créditos, todo ello sujeto a una severa condicionalidad, la ovación al gran líder invicto podría haber sido algo matizada.

Los Estados Miembros “frugales”, de racionalidad fría, austera honradez y tradición luterana, no han conseguido su propósito de tener poder de veto sobre las ayudas a los meridionales, proclives al dispendio y laxamente católicos, porque la humillación hubiera sido excesiva y todo tiene un límite, pero sí han logrado implantar un mecanismo que se le parece bastante. Cualquier país puede solicitar que un desembolso sea discutido por el Consejo y que mientras dura su examen el pago quede paralizado. No es difícil imaginar las consecuencias de semejante posibilidad en manos de Holanda, Austria, Suecia, Dinamarca y Finlandia.

La socialdemocracia europea septentrional está formada por gente sensata a la que la simple presencia de Pablo Iglesias en la sala del Consejo les produce erisipela

Lo que los exultantes ministros y ministras del PSOE y de UP jaleaban jadeantes de júbilo en La Moncloa era el final de los Presupuestos del Estado que han negociado y con ello de su programa de Gobierno completo. Si Pablo Iglesias cree que Sánchez puede volver a la Rue de la Loi a por el dinero del plan de recuperación que corresponde a España con la derogación de la reforma laboral del PP, la indexación de las pensiones al IPC, las nóminas públicas infladas, el IVA reducido que disfrutamos y una subida confiscatoria de imposición directa bajo el brazo y que semejante gavilla de dislates será recibida con el mismo alborozo que desbordó la bancada socialista-podemita en el hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo, va listo.

La socialdemocracia europea septentrional está formada por gente sensata a la que la simple presencia de Pablo Iglesias en la sala del Consejo les produce erisipela. Un individuo que está al servicio de dos de los dos mayores enemigos de Europa, la narcodictadura venezolana y la teocracia iraní, y que colabora con entusiasmo con ambos en la destrucción de España, no es el compañero ideal para relacionarse amistosamente con los Gobiernos de Berlín, Amsterdam, Copenhage, Estocolmo, Viena y Helsinki y Sánchez pronto se dará cuenta cuando empiece a concretar los términos de aplicación del acuerdo para la recuperación. Se las promete muy felices con los 70.000 millones que nos han correspondido en transferencias y los 60.000 en créditos, pero en Bruselas le están esperando y ya puede empezar a pensar en cambiar de aliados si quiere tocar caliente. Tras los aplausos que le han llenado la cabeza de pájaros, viene la realidad que se la cubrirá de cenizas.

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